(Antología de escritores chilenos residentes en el extranjero)

Etcheverry Jorge

Jorge Etcheverry Arcaya: santiaguino, es un ex miembro del Grupo América y la Escuela de Santiago, agrupaciones de fines de los sesenta. Llegó a Canadá en 1975 es doctor en literatura y traductor, ex miembro del comité editor de Ediciones Cordillera y editor de Split/Quotation-La cita trunca. Ha publicado los siguientes libros: The Escape Artist/El evacionista, Ottawa, Canadá, 1981; La Calle, Santiago de Chile, 1986; De chácharas y largavistas, novela, Ottawa, 1993; Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Ottawa, 1993; Tánger, Santiago de Chile, 1990, versión inglesa en Ottawa, 1997; A vuelo de pájaro, antología personal, Ottawa, 1998. Tiene publicaciones de prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México y Cuba; "Artista logrado, él se consagra también a la producción de cuadros y dibujos a lápiz y tinta. Desde 1983 sus creaciones, poesía y arte visual aparecen a menudo en inglés por su alias y alter ego Patrick Phillmore, cuya poesía Etcheverry describe como "Una suerte de antipoesía en Inglés" Hugh Hazelton, Ellipse 58, p. 70, 1997.
Es colaborador permanente de escritores.cl

De Textbook
(libro mayormente inédito)


1
En el Renacimiento
el hombre descubrió el cuerpo y la naturaleza
El ideal de vida era humanista
que trataba de juntar las armas y las letras
Se descubrió el Nuevo Mundo
(No están muy claros los motivos de Colón)
Descartes dijo: cogito ergo sum
y Liebnitz inventó
el cálculo infinitesimal

2

El hombre antiguo produjo grandes culturas
Sumeria (ahí estaba el paraíso)
Entre otras la egipcia y la romana

Champoleón descifro los jeroglíficos
A los cretenses y etruscos
no se les da el lugar que se merece

3
En una cosa estamos de acuerdo:
Parece que somos mestizos
La conquista de América
fue un hecho muy importante
para el Hombre Americano
Desde entonces no ha podido levantar cabeza

4
Los Aztecas habían desarrollado la astronomía
y las matemáticas
en un alto grado
Los incas no se quedaban atrás
Poseían vastos sistemas hidráulicos
(Hacían maravillas con el agua)
También poseían los cordones parlantes
Se discute si eran una forma de escritura
Parece que no
Veneraban al sol
Habían intuido un Dios espiritual
(Eso lo dice Garcilaso
que era parte interesada)
Pero a la hora de los quiubos
Los españoles les sacaron la cresta
Los altivos araucanos
lucharon por siglos
contra los conquistadores

5
El hombre primitivo
no gozaba del lenguaje escrito
La palabra primitivo tiene malas connotaciones
se prefiere decir que fueron ágrafos
Sin embargo (se afirma)
enterraba a sus muertos
Lo que parece indicar
que tenía noción de la otra vida


De CUADERNO DE BITÁCORA
(libro mayormente inédito)


I
Me parece haber seguido un camino brusco y accidentado, sobre todo en lo referente a las actividades que me ha tocado realizar. No es raro en este medio, en estas sociedades tecnocráticas, en que todas las relaciones humanas se desprenden como la ropa interior de las parejas antes del amor, paulatinamente, para dejar al fin al individuo, hombre o mujer, absolutamente listo para lanzarse de cabeza al mercado de trabajo lo más pronto posible.
En la tierra en que he nacido, rodeado de mujeres altas y cimbreantes, con rasgos polinésicos, y que ostentan la mancha mongólica en la base de la espina dorsal, en un territorio que es como una lonja de pasto cortada cuidadosamente por la pala del jardinero, aprendí a exprimir mis propios excrementos, como todos los niños hacen. Más adelante descuartizaba insectos o bien los quemaba con ayuda de la lupa de mi abuelo materno. Junté cajetillas de cigarrillos y jugué al trompo y a las bolitas. En la adolescencia comencé a leer y a masturbarme. Cuando recorro el sector céntrico de estas ciudades boreales todos mis cabellos están erizados como antenas, prontas a captar las ondas del entrecruzamiento activo-vengo de la clase media-de las diferentes instancias de la emulación en la tarea a realizar, ya sea en las entrañas de una bodega que sólo funciona con luz artificial y donde un amigo mío cosecha hongos. O en las oficinas, que antes limpié todas las tardes, con botellas de whisky en algún anaquel.
Entre las relaciones que frecuento hay secretarias de bellas piernas largas y voces roncas, profesoras de inglés, siempre a la espera de la nueva oleada de inmigrantes varones. Hijas de directores de escuela, que por tradición suelen estudiar en la universidad y en los momentos de reflexión en que se preparan para las tareas del día, encerradas en el baño haciéndose la toilette, se sumen en la indecisión entre el deseo de casarse con un intelectual o con un hombre de negocios. Como variados saltamontes se dirigen hacia las tareas del día los miembros de esta raza de piernas largas.

II

Cuando ya no observaba tanto y no vivía tan rápido, es decir cuando comencé a acercarme a la madurez, súbitos cambios rasgaron el cadáver geográfico de mis antiguos territorios. Que no son míos. Es una manera de hablar. Más exactamente, fui expulsado de los mismos de una manera que no podría recordar y mucho menos hablar. Iba todo el tiempo a la Biblioteca Pública. Vivía en el centro, donde la comida, el trago, las estampillas y la locomoción estaban a la mano. Yo, el mismo que en años pasados acarreó una porción importante de su propio peso sobre los hombros a través de los terrenos más accidentados, los pantanos más pestíferos. Allí fue (no en los pantanos, en la Biblioteca), que un libro cayó en mis manos de la manera más casual. Cuando hacía que trabajaba en una recopilación detallada de ciertos títulos y temas que me interesaban sobremanera, seguía cada movimiento de una niña que trabajaba allí y que arreglaba, trepada en una escalera portátil de tijera, el desorden que dejaban los estudiantes secundarios que con el pretexto de hacer tareas, usaban la Biblioteca como un campo para su concupiscencia furtiva y marginal. En este hemisferio, gracias a sus ingresos y su número creciente, los muy jóvenes me han expulsado de las tabernas que antes frecuentaba. Pero ése es otro capítulo. Andaba con anteojos negros por detrás de los que miraba a esa niña y sus piernas, allá arriba, cuando el título en letras rojas de un volumen encuadernado en negro asaltó mi imaginación, haciendo que eruptara en mi cabeza una marejada de pasados estudios en otros Templos del Saber, como un volcán que diezmara una islas densamente pobladas. "Dependencia y desarrollo" , por un autor con un nombre ustedes no podrían pronunciar, cuya fama se disolvió hace algunos años, y cuya misma existencia es negada por algunos. Acostumbraba a decir que si bien el Centro se mueve lentamente, la Periferia se mueve muy rápido. Desde entonces, he tratado de imprimir a los movimientos de mi vida cotidiana un ritmo frenético hace mucho desaparecido, lo que es muy duro para mi estado físico actual. Lo soporto en silencio. En busca de un vínculo con mi vida pasada y llevado por un espíritu de deber moral, eso es lo menos que puedo hacer.

III

Porque en realidad es triste la situación de los exilados, toda esa gente que ha perdido sus raíces, que no tiene el derecho a vivir en su patria, desarraigados, expulsados de su dulce patria natal
-Ya sea en la ya moribunda Europa, donde sobrellevan variados modos de existencia, pero ya asimilados como las larvas en las lonjas verdes del mejor queso, en ese continente que desarrolló una tan importante civilización y cultura. Todos debemos volver la cara hacia Europa, enarbolando como bandera una expresión del más profundo respeto. Los exilados españoles y griegos recorrieron los alucinantes y sin embargo calmos paisajes naturales de nuestra América Morena, rodeados del cariñoso afecto de nuestros hermanos de raza, tan hospitalarios. Como industriosas abejas, los provenientes de la Europa del Este y los alemanes aunaban esfuerzos cada uno por su lado, junto a árabes y judíos, hermanados en el noble afán de conseguir un bienestar económico, un pasar, que legarle a los hijos. Una curtiembre, una industria textil. Los más furibundos anarquistas de inconfundible perfil vasco y boina fueron enterrando las banderas negras como una armada de murciélagos claudicantes.
Tomando en cuenta la impaciencia de los naturales, tan atraídos por las novedades, su desorganización alegre y esa concepción de mundo que se abría como una ambigua flor invisible cuyos pétalos fueran los lóbulos del cerebro del continente. "Pasémoslo bien total nos vamos a morir de todas maneras", dice el vulgo en sus remoliendas y farras. Chile, un joven gañán sanguíneo y fornido, que duerme largas siestas, que come demasiada carne, como decía Vicuña Mackenna. Los indígenas, que, similarmente a los de la parte Norte del continente, según Sergio, atesoran su cultura resentida a espaldas del conquistador colono. "En esta tierra de salvajes hemos de construir un nuevo hogar", decían los conquistadores. En México y en otros países florecieron las empresas de exilados. Chile no es un país para eso. Esta morosa historia viene a cuenta si consideramos el motivo de esta disertación. Las vicisitudes del personaje se derivan en gran parte, sino totalmente, de sus antecedentes genéticos y sociales, de su condición de trasplantado, de una biografía que se entrecruza como la prole de dos pájaros, uno negro y otro blanco.

IV

Esta démarche, como dicen los franceses, puede ser considerada como una empresa moderna. No sólo a nivel de aeroplanos y rascacielos, la búsqueda inalcanzable por parte de los científicos del Rayo de la Muerte, cuyo secreto se dice que poseían los nazis. En muy cierto que en los estudios situados en Norteamérica, en Soho, Montréal viejo, las Rocky Mountains, los pintores producen una pintura fatigantemente abstracta, mientras el sol entra a raudales por los enormes ventanales. Todo artista que se precie debe habitar una gran casa atiborrada de todo tipo de objetos artísticos y culturales. Cuando se es famoso se pueden conceder entrevistas en esas casas. Así los periodistas tienen algo más de qué ocuparse, especialmente los reporteros gráficos. Porque a la postre-qué lata-todos los hombres somos iguales.
Es la post modernidad lo que hace a los jóvenes vestir de un modo tan llamativo mientras ejecutan la parábola de una violencia que en secreto detestan. La combinación del hit y de la imagen dejaría con la boca abierta a Bretón o al Marqués de Sade. Si hubiera habido videos, Rimbaud hubiera contado con un entretenimiento mucho mejor que mirar postales y hojear catálogos de florerías.

V

Parece que ya no tenemos la energía ni las ganas de arrugar todo esto como un kleenex, o como quien apaga un pucho. Mientras se tararea una música o se escucha, mientras se mira a la gente que entra y sale del café, para ver si viene algún conocido.
Porque no tenemos la necesidad de hacerlo y por eso mismo es que tenemos los medios de hacerlo, como el Roberto que se pasa el día en cama en Montreal mirando la tele, fumando, tomándose un traguito. Y yo le decía el otro día que leyera alguna cosa sobre la explotación en nuestros países y él decía "Esto lo sabe todo el mundo". Los hay que se levantan o se mueren. No nosotros, que somos como los saltamontes que siempre podemos pegar un salto (hacia otra tierra, hacia adentro). Siempre nos queda el olor del sexo, las delicadezas enervantes del afecto, que alumbran la oscuridad de la mente como luciérnagas de fuego. Hagamos un esfuerzo. Mira. Hagamos algo que sea. Ya no volveré a tocar temas trascendentales. Ya no hay asuntos trascendentales. Todo lo que aparece en los libros depende del editor y de lo que se dice en las aulas. Del presupuesto de la universidad. He traicionado tu confianza, parece, con esta última afirmación. Mejor terminemos antes de pasar adelante. Volvamos cada uno a nuestra posición inicial.

 

Si usted quiere participar en esta antología lea aquí

Sitio desarrollado por escritores.cl