EL CAMINO TRANSREAL DE LA POESIA DE BADILLA

por Felipe Arredondo V (*)

La poesía de Sergio Badilla está definitivamente en medio de los lenguajes poéticos más singulares de habla hispana en el siglo XXI. La obra de Badilla, sobretodo a partir de la instauración de su corriente transrealista, tributa una interlocución desemejante con la poesía de las generaciones actuales y precedentes, al constituir un inédito camino para enfrentar las circunstancias de la materialidad y las dimensiones virtuales del ser y los objetos.

Sus obras iniciales, La Morada del Signo, Reverberaciones de Piedras Acuáticas, pertenecen a una época de traslados y rupturas políticas, sociales y afectivas en la vida del poeta. En este ámbito es posible distinguir un lenguaje hermético, y temáticas metafísicas, estructurados más a partir de la imagen y el ritmo que desde la continuidad de la palabra y la vinculación o desarticulación del mito.

Posteriormente viene una época de quiebres experimentales que comenzará a ser palpable ya, desde su libro Cantonírico donde hay esbozos de una disposición lírica más cercana a la manifestación de la alegoría ciudadana de Pentti Saarikoski y Lars Gustavsson , entreverada con determinados textos experimentales influidos, ahora, por Juan Luis Martínez, su viejo amigo de Viña del Mar.

A partir de Terrenalis las remisiones a la fábula, al mito y personajes históricos, son abiertamente claras y allí se podría hablar de una influencia textural, à la Parra. y en el estilo y temáticas a Cisneros, Kavafis y Gonzalo Rojas.

Sus dos libros más recientes: La Saga Nórdica y La Mirada Temerosa del Bastardo, se posesionan de un idioma lírico, donde se comienza a perfilar el transrealismo, con acentuado tono de reconstrucción de una lógica poética, que rompa con los linderos de la poesía formalista, la surrealista, la antipoesía y la ambigüedad y confusión que genera la mezcolanza de estilos, producto de un decandentismo posmodernizante.

En sus textos posteriores: Poemas Transreales y otros Evangelios, Los Cuadernos de un Viejo Amante y Poemas Ascéticos y Letales, Badilla ya ha depurado las peculiaridades de su transrealismo y ,allí, entonces ,sus poemas tendrán de manera diáfana, alusiones a ese decálogo, de catorce puntos, que esboza esta tendencia innovadora en la poesía del siglo XXI:

1) La realidad es apariencia o está sujeta a una multiplicidad de contextos que se cruzan, se entrelazan, se relatitivizan o son producto de la mente y por eso el uso de planos superpuestos, pluridimensionales y yuxtapuestos en las texturas poéticas. La mente es más grande o superior que el universo. La muerte física es sólo un cambio de la materia.

2) La utilización del tiempo lírico es asincrónico, ácrono, ucrónico o usa abiertamente paracronismos.

3) La alternativa del espacio artificial y los tópicos urbanos como principio de inspiración, como cartabón y como decorado adaptado al proceso del suceso poético.

4) Utilización de un lenguaje casi profético, iluminado, donde el autor o el yo lírico se entremezclan. La chamanización del discurso poético, es decir el hablante lírico es un cabalista o un arúspice al que se supone dotado de facultades sobrenaturales.

5) La reacomodación de la épica. Lo epopéyico descansa en la manifestación dinámica de factores autónomos y narcisistas. El narcisismo es un soporte de autovalencia en la sociedad desvinculada, en la sociedad postindustrial.

6) Apropiación de la leyenda popular, inminentemente urbana y la tradición culturales en la que el poeta ejerce su argumentación o discurso lírico.

7) Acercamiento a la estructura narrativa de los textos poéticos, en algunos casos, cuando la temática se acerca más a fábula.

8) Utilización de la concepción y organización del laberinto borgiano.

9) La histocompatibilidad ( de tejido, contexto, entorno y de compatibilidad: que posee capacidad o disposición para articularse o presentarse en un mismo espacio o sujeto) lo que implica que una parte de nosotros reconoce como propio o familiar, a otra dimensión o estado, y le asigna un carácter de familiar, que implicará, por un lado, lo vivido como propio y, por otro, aspectos del entorno que "son parte de nosotros mismos" objetos, situaciones, visiones, alucinaciones implantadas en distintos momentos, y objetos que han sido proyectados en la mente o en la simple figuración.

10) Utilización del concepto de indemnidad o de inmunidad, al inmiscuirse en situaciones parasubjetivas y paralógicas (razonamientos falsos o virtuales).

11) Incluye el razonamiento místico./ Que incluye misterio o razón oculta/.

12) Incorporación de la mitología, clásica, oriental, o de los pueblos originarios de América como elemento organizador de contextos o dimensiones.

13) Mixtura de lenguajes, tanto místicos, como urbano. Al mismo tiempo inclusión de vocablos de otras lenguas por ejemplo: latin, yámana, mapudungun, inglés o expresiones imaginarias.

14) Desrealización" de la ordenación logicista y racional del concepto de realidad material, ante la puesta en escena de los nuevos medios digitales que han trastocado los parámetros de representación, entramado y significación de la literatura, dando lugar a la emergencia de lo imaginario y lo virtual.

Sin embargo, las lenguajes en la poesía de Sergio Badilla son diversos, se fusionan y diseminan en el contenido lírico para establecer una armazón estética cimentada y definida. Estas locuciones, en ocasiones impuestas, urden referencias con los clásicos griegos, latinos, mesopotámicos y de los pueblos originarios de Hispanoamérica y de algunos poetas como Robert Lowell (los deseos y las sirenas), W. B. Yeats (el advenimiento y la soledad),Kontandinos Kavafis (la superficie del cuerpo), TS Elliot (la tierra baldía).

* Investigador at Department of Foreign Languages and Literature at Southern Illinois University.