CASAS Y OYARZÚN: DOS NARRADORES DE LA PATAGONIA

Por Ramón Díaz Eterovic.

Jaime Casas (Coyhaique, 1949) ha desarrollado una silenciosa y algo silenciada labor literaria, que lo proyecta como uno de los narradores más interesantes en el actual panorama de la literatura chilena. Ha publicado los libros “A su imagen y semejanza”, “El maquillador de cadáveres” y “La noche de Acevedo”. Su novela “Un esqueleto bien templado” (Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura) acaba de ser publicada por la editorial LOM y cuenta la historia de Manuel Tran-Beltrán, el hijo bastardo de un latifundista y de una mapuche violada, que a temprana edad deja su hogar a orillas del Lago Lanalhue y viaja hacia Santiago en lo que constituye en una suerte de viaje de formación que lo lleva a adentrarse en la vida marginal del Barrio Franklin, y compartir sus experiencias con personajes tan singulares como el perro Corinto, el anciano Robert Mitchum y la gorda y fogosa Mondelo. La historia transcurre en los inicios de los años, pero los días del gobierno de la Unidad Popular son apenas un decorado de fondo frente al cual Tran-Beltrán vive la violenta formación que lo lleva a enfrentarse con reyezuelos del hampa y construirse un destino a golpes. La novela de Jaime Casas es un texto atractivo, con buenos personajes secundarios y un protagonista que por momento hace pensar en dos grandes personajes marginales de nuestra literatura: Aniceto Hevia y El Ñato Eloy.

Por su parte, Pavel Oyarzún (Punta Arenas, 1963), que hasta ahora se había destacado principalmente como autor de los poemarios “La Cacería” e “In Memoriam”, publicó su primera novela “El paso del diablo”, situada en la Patagonia, al inicio de la segunda década del siglo pasado. Es un relato de corte histórico que rescata la figura de Antonio Soto Canalejo, “El gallego Soto”, líder de la gran huelga que el año 1921 puso de pie a los peones de las estancias patagónicas y que culminó con la matanza de más de mil obreros, a manos de los militares encabezados por el teniente coronel Varela. La historia de la gran huelga del año 1921 fue magistralmente narrada en el ensayo histórico “La Patagonia Rebelde” del escritor argentino Osvaldo Bayer, y lo que hace Pavel Oyarzún es tomar un fragmento de esa historia –la huida de Soto hacia el territorio chileno después de perder el apoyo de los obreros para enfrentar a los militares- y construye con él un relato que se sigue al ritmo del nervioso galopar de los obreros anarquistas que huyen de la despiadada represión militar. “El paso del Diablo” tiene la virtud de iluminar un capítulo significativo de las luchas obreras en la Patagonia, y además es un texto logrado, bien urdido en todos y cada uno de sus breves pero intensos capítulos.