Notas para situar la literatura chilena en Canadá

Jorge Etcheverry


En enero de este año se llevó a cabo en Ottawa el primer congreso de la literatura chilena en Canadá. Si bien el contexto y la producción de esta literatura han variado bastante desde sus inicios, a mediados de los setenta ¡del siglo pasado!, en general sus coordenadas básicas siguen siendo las mismas: se trata de una literatura escrita prácticamente y en su mayor parte en español, cuyo eje principal temático, lingüístico, estilístico y de situación en el contexto sigue siendo la oposición "Aquí y allá". Es decir, existe un grado variable pero siempre presente de referencia hacia un ámbito distinto y en algún sentido opuesto (hemisféricamente) a aquel en que los textos se producen-es decir, hacia Chile y Latinoamérica--, hacia un espacio no tan sólo presente como tema, sino que también es 'otro' en términos temporales, ya que con frecuencia la dirección de la vista hacia ese otro lugar implica también la orientación hacia otro tiempo, un tiempo de génesis y de crisis, de alguna manera fundacional y que en casos extremos se convierte en un 'illo tempore'. Un tiempo mítico.

Esta orientación hacia el otro espacio implica elementos políticos, que lejos de ser residuales, son constitutivos de esta producción que después de todo se originó en su mayor parte de un exilio de izquierda. Esta literatura comporta además elementos culturales y más específicamente literarios que tienen escasa presencia en el medio cultural canadiense: los autores manifiestan un diverso grado de adhesión, explícita y en la mayoría de los casos implícita, a prácticas culturales latinoamericanas ismistas, como el surrealismo, el creacionismo, el vanguardismo en general, y a otros elementos más recientes como la antipoesía. Esta presencia puede o no ser reconocida por los mismos autores, lo que dependerá de su formación y lecturas, pero forman parte de un 'acerbo' cultural y literario trasplantado, a su vez la versión latinoamericana o chilena de la tradición original por lo general europea.

Otro componente básico de esta producción es que tanto su carácter 'étnico' (que en este ámbito quiere decir la adscripción étnica a una raza no blanca en términos anglosajones), como su idioma de escritura, el español, la relegan a una situación marginal respecto a la literatura de la así llamada 'corriente principal', siendo éste un fenómeno presente en otras literaturas similares, o quizás en todas las literaturas de trasplantados, y que en el caso de Canadá constituye una característica estructural del sistema, que se proyecta más allá de su posible 'corrección' mediante una cierta política editorial 'de arriba'. Cuando han existido, estas políticas se han limitado casi específicamente a becas de creación o investigación personales o al financiamiento puntual de ediciones, lo que no ha mejorado la distribución a la sociedad en general, ni ha creado un mercado ni ha garantizado la supervivencia comercial de las pequeñas empresas editoriales chilenas, en un medio en que una gran parte de la actividad editorial literaria y erudita existe exclusivamente gracias a las subvenciones.

En ocasiones, libros de autores chilenos en el país son objeto de artículos, notas, publicación o presentaciones académicas, no tan sólo en Canadá, pero la distribución de sus libros es mínima o inexistente. En este sentido, existe un desfase que en ciertos casos favorece a los autores que producen en Canadá no tan sólo chilenos, sino latinoamericanos en general. La edición de un libro de poemas de un autor canadiense 'per se' que no sea bien conocido, puede tener a la larga menos resonancia que la obra de un autor latino residente en las mismas circunstancias. Es posible que este último se inscriba dentro del marco de la literatura latinoamericana o chilena producida en el país, ya que se insertará, si su obra tiene algún mérito, dentro de un circuito naciente de vehículos de promoción y expresión, que pasa por eventos, series de lectura, revistas y la ocasional incursión en el discurso académico, que a nivel de los estudios hispánicos está comenzando a tener un interés puntual en la literatura latinoamericana 'made in Canada', con algunos especialistas y todo.

Los más optimistas entre nosotros pensamos que se está asistiendo a los gérmenes de una literatura en español con un creciente grado de autonomía respecto a las literaturas hegemónicas anglófona y francófona. El movimiento en esta dirección parece tener una dinámica propia y eso a pesar de los anhelos perfectamente comprensibles de un gran número de los autores mismos, cuyo mayor deseo sería el incorporarse como autores reconocidos a la corriente cultural principal (mainstream). Este deseo no aparece necesariamente ligado a las diferencias que ofrece el abanico ideológico presente entre los autores chilenos, sino que puede que tenga que ver con la ansiedad identitaria y el movimiento hacia la incorporación social a la 'corriente principal' que son propios de las comunidades inmigrantes en un país anfitrión y que se ve acentuados por el específico juego de integración/exclusión de esta sociedad desarrollada de libre mercado. Por otro lado pareciera que la elaboración de una cultura literaria latinoamericana específica y con un perfil propio, cuyo núcleo siguen siendo los escritores chilenos, es un fenómeno que se inscribe en la dinámica de transformación de la sociedad canadiense en una sociedad multiétnica y plurilinguística y en el crecimiento cuantitativo y cualitativo del aporte cultural y social hispánico.

Como ejemplo, y para empezar por casa, es decir por Ottawa, y refiriéndonos a las actividades que tienen a chilenos como gestores o protagonistas importantes, se podría decir que la serie de lecturas más 'popular' de la ciudad es el Taller Cultural El Dorado, serie mensual de lectura que también se ve frecuentada por autores canadienses anglófonos, francófonos y de otras lenguas y que tiene varios años de existencia. Hay otra serie que funciona en el lado francés de la ciudad. Esta capital federal es además la sede operativa del sitio web poético 'radical' poetas.com, orientado hacia la poesía/denuncia, que recientemente lanzó un primer libro de poemas, estirando un pseudópodo desde la publicación de poesía y el compromiso político virtual a la edición impresa. En esta ciudad se publica además la revista Alter Vox, que editará próximamente un número especial con los textos leídos en el Primer congreso de la literatura chilena en Canadá a que nos referíamos antes, y aquí acaba de publicarse la antología más completa hasta ahora de poesía hispanoamericana en Canadá.

Podrían además mencionarse diversas instancias que vehiculizan esta literatura naciente: en Montreal existe el Taller Sur, agrupación que también reúne el compromiso político y la literatura y cuyo radio de acción se extiende de Canadá a la América Latina. El Grupo Convergencia, que reúne a autores chilenos, canadienses y quebequenses en una serie de lecturas que representa de ese modo a esa extraordinaria urbe multicultural. En Toronto tenemos a las Jornadas de Celebración Cultural del Idioma Español, que reúnen todos los años a autores y académicos de América latina e hispanocanadienses y cuya envergadura ha ido aumentando año a año, y al festival Ritmo y Color, efectuado en Harbourfront, que cuenta con una asistencia masiva y abarca la gastronomía, el folclore, la música, las artes plásticas, el teatro y da un espacio la literatura hispanocanadiense. Además, y lo que es importante para la continuidad literaria con nuevas voces, en la misma ciudad de Toronto se efectúan periódicamente talleres con autores aspirantes y el año pasado se llevó a cabo en el marco del festival mencionado, una mesa redonda sobre posibilidades y medios de publicación. Por último, en la Universidad de Calgary se dicta un seminario de postgrado sobre literatura del exilio que incluye en su bibliografía a varios autores chileno-canadienses. Y aquí no se mencionan las actividades en otros centros importantes de la cultura hispánica, como por ejemplo Vancouver.

Todavía quisiera referirme brevemente a tres aspectos interesantes:

La presencia chilena predominante en la literatura de habla española en Canadá se debe a la circunstancia histórica del exilio postgolpe, que 'importó' al país no sólo a organizaciones solidarias, sino a un buen número de escritores, que iniciaron una política cultural, literaria y editorial orientada hacia la solidaridad y la denuncia del régimen de Pinochet, y que a la vez aglutinó por esta misma organicidad a otros autores latinoamericanos, gran parte de ellos también exilados. Lo que no significaba ni mucho menos la preponderancia de la literatura 'comprometida' ni menos panfletaria. De hecho, los autores chilenos que obtuvieron reconocimiento inicial en el medio canadiense, podían calificarse todos como 'vanguardistas' de una manera u otra.

No es posible pensar en una integración cultural total de la comunidad latinoamericana (y por ende chilena) a este país manteniendo un perfil definido, debido al problema no resuelto de la identidad canadiense, por la relación conflictiva entre las culturas anglo y francófona, la presencia de masivas comunidades inmigrantes, y la relación siempre ambivalente y problemática con Estados Unidos, que como un país vecino ejerce una influencia económica y cultural sobre Canadá que creo que no tiene parangón con ninguna otra situación entre países contiguos en el hemisferio. En general, la literatura y cultura latinoamericana/chilena en Canadá, que podría en un futuro no muy lejano llegar a perfilarse como la tercera en el país luego de la inglesa y francesa, tiene globalmente un sello 'izquierdista', dentro de su expresión multifacética.

Por último, no he querido establecer nomenclaturas ni jerarquías, prefiriendo concentrarme en esbozar los elementos principales de la literatura chilena en Canadá y su contexto. O una cosa o la otra. Vaya sin embargo mi reconocimiento a todos los autores, artistas, cineastas, dramaturgos, activistas culturales, periodistas, editores y críticos chilenos que laboran en este país.