Entre Anaqueles

 EL LIBRO 

Por Mario Gilberto González R.

Con especial cariño a:
Flory Cabrera de Borja y
Enrique Polonsky Célcer.

 A la memoria de
María Albertina Gálvez García y
Olguita Hernández de Alvarado

Mi vida se ha desenvuelto entre estantes y anaqueles de librerías, bibliotecas, hemerotecas y archivos. Los he tenido como grandes edificios poblados de sabiduría, en una gran ciudad del talento -entresilencio ytranquilidad-y dondesus calles y avenidas son el tiempo y el espacio.

¿Qué es el libro? Físicamente es posible describirlo como una pieza fascinante salida de la mano artesanal del hombre, que en hojas de papelimpreso, conserva para la posteridad el pensamiento humano. Están bien definidas las partes que lo componen y la función que cada una desempeña. Cortes, planos, nervos, tejuelo, guardas, hojas en forma de cuadernillos, anteportada, contraportada, portada, colofón, pastas y cubierta. Hay pastas que se han convertido en obras de arte. En cuanto a su contenido, si hay un poquito de dificultad por la diversidad de opiniones que existen. Y adquieren mayor valor si las ilustraciones son de un artista consagrado. Para su fácil localización y consulta en las bibliotecas, se clasifican por su contenido o materia. Se agrupan en diez grandes grupos: Diccionarios yenciclopedias; Filosofía; Religión; Ciencias Sociales; Lingüística; Ciencias Puras; Ciencias Aplicadas; Arte; Literatura; e Historia, Geografía y Biografía.

En la Biblioteca Pública de Toledo, España,se encuentra el Codex miscellaneaus del siglo XIque se refiere a lo que es el libro. La paleografía es de Francisco Santiago Colmenas del siglo XVI.


¿QUÉ ES EL LIBRO?“El libro, dice el Codex miscellaneaus es, lumbre del corazón; espejo del cuerpo; confusión de vicios; corona de prudentes; diadema de sabios; honra dedoctores; vaso lleno de sabiduría; compañero de viaje; criado fiel; huerto lleno de frutos; revelador de arcanos; aclarador de oscuridades. Preguntado responde y mandado anda deprisa, llamado acude presto, y obedece con facilidad. ” Es una síntesis maravillosa que condensa su valioso contenido. Y a la vez, una apología excepcional.

El libro es también “…un aliado incondicional de sabiduría, un consejero constante, un orientador permanente, una riqueza de conocimientos y experiencias. Es un maestro…” en la respuesta del Lic. Douglas Borja a mi pregunta de ¿qué valor tiene para usted un libro?

Para el poeta nicaragüense Rubén Darío, “El libro es fuerza, es aliento, es antorcha del pensamiento y manantial de amor.”

Esta reflexión es de don Manuel Aguilar en su libro Experiencia Editorial –t. 1 p. 1007- “He considerado al libro en abstracto, como a un personaje. Y personaje multiforme, proteíco, amado y odiado, combatido y enaltecido, al que se le maldice o se le sigue, capaz de quitar el sueño, por causas muy dispares entre sí, a los rectores de los estados. Desde hace quinientos años, inevitable y magno personaje en la escena del mundo, y antes de este período, también poderoso, actuante, pero ágil y ubicuo. No se le puede desglosar de la historia humana, a partir del instante sublime en que el hombre, por la gracia suprema, dispuso de un lenguaje para entenderse él mismo y para comunicar con sus semejantes.”

. Los libros son los excelentes amigos que nos enseñan sin egoísmo, ni gritos, ni señalamientos de incomprensión. Tienen la suficiente paciencia para esperar que entendamos su contenido por difícil que parezca. Hay libros que ayudan a los libros, como los diccionarios y las enciclopedias. Los diccionarios aclaran el significado y alcance de las palabras y las enciclopedias ensanchan el conocimiento.

En los libros se refugian los sueños para no morir de frío” les dice a sus alumnos el profesor Gregorio en la película La Lengua de las Mariposas. Para Borges “El libro encierra el tiempo disecado y conservado mágicamente.”

Para el editor don Manuel Aguilar –en su libro que ya mencionamos t. II, pág, 927- nos dice que “Hay libros que no pierden frescura y lozanía, aunque sólo salgan a los escaparates en fechas y o estaciones determinadas.”. Es por lo tanto, imperdonable que un profesional que avale con títulos universitarios el desempeño de su cargo -como director de una biblioteca-, se atreva a calificar a los libros en viejos y modernos. Es un daño irreparable de lesa cultura. En una biblioteca sólo hay libros antiguos y modernos. Lo viejo es inservible. Lo antiguo es valioso. Muchos libros valiosos se han perdido de las bibliotecas porque sus directores los han calificado de “viejos”. Y algo más, el que se atreve de calificarlos de“viejos”, no lee, no estudia ni investiga.

Carlos Ruiz Zafón en su libro “La Sombra del Viento” cuando nos habla del Cementerio de los Libros Olvidados, dice que “…pocas cosas marcan tanto a un lector, como el primer libro que realmente se abre camino hasta el corazón…”Si en el otoño de la vida, deseamosvolver a releerlo, que desencanto será que se nos diga en una biblioteca que, por ser un “libro viejo” se ha hecho desaparecer.

Ese llanto en el silencio de la noche de la incultura, se puede precisar junto al poeta que nos dice que“Un libro cerrado es un corazón que llora y abierto, un corazón que ríe.”

Joan Bestard Comas en su libro “Otras Reflexiones Cristianas” nos recomienda que nos “mantengamos cerca de algún libro”. Hace suya la observación irónica de Umberto Eco: “El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee.” Y Bestard Comas dice que “Un buen libro, clásico o moderno, es siempre una síntesis de sabiduría y puede serpara cada uno de nosotros una rica fuente de cultura.” Después de lamentar que España tiene un bajo nivel de lectura, señala que “Un pueblo que no lee carece de horizontes y corre el peligro de repetir los errores del pasado.” Recomienda que “Cuida tu formación permanente,que es el precio de tu subsistencia como persona y como creyente, y mantente siempre cerca de algún libro. Léelo pausadamente y con interés, y tu riqueza cultural,humana y espiritual irá en aumento, descubriendo nuevas perspectivas.” Y termina su artículo con esta apología: “El libro, el buen libro, como suele decirse, es como un buen amigo que nunca falla. Ahí lo tienes, siempre a tu lado. Dispuesto a echarte una mano sin condiciones y sin pasarte factura.No desperdicies la ocasión de leerlo.Saldrás siempre beneficiado."”(vol. 2, 142)

Otro elogio para el libro es del bibliófilo hondureño don Rafael Heliodoro Valle. Lo conocí en la ciudad de México y su casa la tenía convertida en una inmensa biblioteca donde no había sitio que no fuera para un libro y paraese entonces ya no lo .había.. Suya es la ORACION AL LIBRO. “Danos Señor, el libro de cada día. Danos el libro que todos puedan leer, el que sea para todos como el sol y todos entiendan como el agua. El que nos alumbre en este largo camino que se llama vida, queremos luz. El que nos levante de esta tierra que nos arrastramos. Queremos alas.”

Venecia es conocida como la Ciudad del Libro. En elCinquecento llegaron a funcionar más de ciento cincuenta imprentas y librerías. La de Aldo Manuzio –inventor delos caracteres inclinados hacia la derecha y que se conocen como “itálicos o aldinos”, se distinguió por la calidad de sus impresos. Fue talque el diablillo del “pirata de libros” apareció desde entonces. El impresor florentino Iacopo Giunta, lo plagió toscamente y le dio nacimiento a la competencia desleal. Entonces, los libros alcanzaban precios muy altos que pocos se permitían el lujo de comprarlos. Se fijaban con cadenas en los estantes de las bibliotecas y para castigar a quienes se los robaban, los papas lanzaron excomuniones.

Quiero revivir con estos mensajes la noble y humanista misión del bibliotecario. El que urga entre anaquel y anaquel y entre página y página de libros, revistas, periódicos y documentos, el tesoro intelectual que encierran para compartirlo con los lectores y con quienes quieren aprender algo nuevo. El bibliotecario que realmente vive con pasión y entrega su noble misión, siempre encuentra sorpresas agradables. Su misión tiene similitud con la del pastor: sencilla, tranquila, apacible, revestida de paciencia y de un inmenso amor a las ovejas que cuida con ternura. Las conoce a cada una y las apacienta en los mejores pastos. Así estima el bibliotecario a los libros en los anaqueles y ama a la biblioteca que los contiene. Abre con delicadeza un libro para que en nada lastime su encuadernación y le duele cuando alguien lo hace bruscamente y crujen sus hojas dolorosamente. Su misión tiene alas y con las alas su espíritu vuela hacia espacios infinitos.La misión del bibliotecario esdesentrañar la vida intelectual para conversar de nuevo con los autores y no permitir,que el conocimiento –de siglos y del presente- en libros, periódicos y documentos manuscritos,reposen en las bibliotecas, archivos y hemerotecas,cubiertos de gruesa capa de polvo. Le duele en el alma contemplar bibliotecas abandonadas, por desidia, desinterés, indiferencia e incultura de quienes deben de mantenerlas en servicio activo Y más aun si el cortinaje son las telas de araña y los usuarios la polilla, los ratoncitos y las cucarachas. ¡Qué dolor más grande para un bibliotecario de verdad!.

La función del bibliotecario no es simplemente la de ser cuidador de libros. ¡Que va! El bibliotecario de vocación es el que conoce dónde se encuentra un libro y más aun –hasta donde le es posible- el contenido para ofrecerlo a los usuarios en generosa ofrenda. Es elque se deleita conversando con los autores sin importar su opinión y su sentir, pero nutriéndose cada día de sus ideas y reflexiones.

El usuario también se duele, cuando se le niega la consulta o no se le permite obtener copiade un contenido para estudio,exposición o divulgación. Qué diferente cuando entre los servicios de una biblioteca, de una hemeroteca o de un archivo, encuentra “que pueden obtenerse fotocopias o fotografías de documentos …” o cuando leemos en El Mundo del 19 de abril del 05 –por ejemplo- que el Director del Museo Nacional de Arte de Cataluña, dice que “queremos fidelizar al público que nos visita y darle todo aquello que le haga agradable su visita y ofrecerle también la posibilidad de tener su propia pinacoteca…” pues le ofrece al visitante una copia digital de las obras que deseen. Y lo que más duele es comprobar que el bibliotecario o archivero que niega proporcionar una copia de un contenido o documento, -como ya lo hemos dicho y lo repetimos- no lee, no estudia no investiga pero si obstaculiza el aprendizaje y la investigación. Su labor se restringe a ser un simple cuidador de libros y ser un impedimento insalvable en el avance cultural y educativo. ¿De qué sirven los libros encerrados en una vitrina con doble llave, detrás del escritorio del Director? ¿Los lee el Director? ¿Los leen los profesores? ¿Los leen los estudiantes? Me temo que NO. Sólo se lucen como fachada de falsa ilustración. Y entre todos los No que se imponen, sólo falta un rotulito que diga: “Prohibido consultar los libros, el periódico y el documento?. Con ese actuar si se pierde la labor humanista del bibliotecario y se reduce a un simple cuidador y a veces mal cuidador porque permite que los bichos hagan de las suyas.

Hecho este paréntesis doloroso para el estudioso, para el investigador y para el que ama los libros, sigamos con la apología del libro.

Otra oración al libro es la siguiente de Gastón Figueira

"¡Oh libro, amigo mío
que ennobleces mi camino:
guíame por la vida
eres mi buen hermano!

Colma esta inagotable
Sed de saber.
De tu fuente de luz
dame a beber.

Hazme como tu, claro,
Generoso, profundo,
Abierto al infinito
Llamamiento del mundo.

De la vida el misterio
Tu me harás conocer.
De la ignorancia, sálvame.
El saber es poder.

¡Ah, guarda entre tus páginas,
con humano fervor,
mis horas de alegría,
mis horas de dolor!.

Guíame por la vida,
Sé mi hermano.
¡Oh libro, hermoso libro,
que ennobleces mi mano!

El poeta Luis Cernuda nos regala esta reflexión: “Más un libro debe ser cosa viva y su lectura revelación maravillada tras de la cual quien leyóluego ya no es el mismo o lo es más de cómo antes lo era... “

Diversos autores se han ocupado de reseñar el valor de los libros. Son de un valor inestimable es la respuesta inmediata. Para muchos –aun-elvalor de un libro depende de su formato.Y los compran por metro para rellenar el espacio que queda al remodelar la sala e impresionar a sus visitas de ser personas “cultas.” con unos lomos fileteados en oro y que jamás se consultan. El valor de un libro está en su contenido.Mark Twain en las Aventuras de Tom Sawyer le da su toque especial y con cáustica gracia nos dice que .“Un libro encuadernado en piel es excelente para afilar la navaja; un libro pequeño, conciso, sirve estupendamente para sostener la pata más corta de una mesita; un libro grueso como un diccionario, es un magnífico proyectil para lanzárselo a los gatos; y, un atlas de hojas grandes tiene el papel más adecuado para ajustar las ventanas.”

Y para usted ¿qué valor tiene un libro...?