Tercer Encuentro de Escritores.
Roberto Rivera Vicencio.
El diálogo entre público y escritor, conforma un patrimonio difícil
de evaluar, pero que incide en una cosmovisión, una óptica y un
modo de ver, de verse y meditar.
El país posible y el imposible, también es fruto de esta relación.
ENTRE LOS DÍAS 18 Y 21 DE OCTUBRE PASADO, SE EFECTUÓ EN LAS SALAS AMÉRICA Y ERCILLA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL, EL TERCER ENCUENTRO DE ESCRITORES POR EL FOMENTO DEL LIBRO Y LECTURA, ORGANIZADO POR LA CORPORACIÓN LETRAS DE CHILE.
Terminados los discursos oficiales, de inmediato se dio inicio a la primera
ronda de lecturas donde la argentina Graciela Cabal, especialista en literatura
juvenil e infantil, cautivó a la audiencia en una suerte de vocalización
de sus textos, inimaginable en nuestro país; a su momento Rafael Ramírez
Heredia, narrador mexicano ganador del concurso Juan Rulfo con el inolvidable
Rayito Macoi perdía el aliento para no sobrepasar los diez
minutos de lectura de rigor; por Chile los poetas Manuel Silva y Gonzalo Millán
nos sorprendían renovándose, ya no más lobos y corderos,
ni apocalipsis cotidianos, y la escritora Carolina Rivas dejaba la impresión
de leer un cuento impecable. En tanto José Angel Cuevas nos interrogaba,
nos sigue interrogando con aquel verso: Y a los alcohólicos de
Chile...¿Quién los vengará?
Tal vez la pregunta más fundamental de aquella noche, que nos pasea por
estos últimos treinta o cuarenta años de Chile, por el dolor y
el desaliento...
El espíritu del Tercer Encuentro de Escritores había prendido con poesía, como ocurre normalmente cuando son los propios artistas los que organizan y el anfitrión es la Biblioteca; aunque el horario de trabajo impidió que muchos interesados llegaran; pero no cabe otra posibilidad ante presupuestos que obligan a un programa corto y compacto, y una sociedad a la que le causaría mucha risa y sorna que una secretaria o un obrero textil por ejemplo, pidieran permiso por unas horas para asistir a un encuentro de escritores. Así funciona nuestra patria, doble, dobles discursos, al tiempo que hace un homenaje a Neruda, al que por supuesto, tampoco puede asistir el obrero textil ni la secretaria.
En la primera
mesa sobre Nuevas Tendencias Literarias, Patricia Espinosa se aventuró
desde una perspectiva más bien ideológica a categorizar y separar
aguas entre escritores, así literaturas cuasi de vanguardia perdían
sus límites y contornos para hermanarse con textos clásicos; Gonzalo
Celorio de México ponía en tanto la mesura académica junto
a Ramiro Rivas y Milton Aguilar, pero sin agregar mucho. El público hervía,
molesto, entusiasmado, qué tiene que ver la llamada Nueva Narrativa
con nuevas tendencias literarias, se preguntaban, ¿Tiene sentido experimentar
y proponer nuevas formas narrativas en un mundo que cada vez lee menos? Diamela
Eltit hubiera postulado un texto escrito desde los márgenes, sociales
se entiende. Nadie incursionó en ese sentido.
Las lecturas cumplían también la función de distender el
ambiente, Eugenia Echeverría sacó risas con su Galanario,
Martín Faunes leyó un cuento helado como autopsia, esa era precisamente
su gracia, en tanto Hagel, Rojas Gómez y ambos Rivas, Ramiro y Francisco
nos entretuvieron de buena gana.
Las lecturas se extendieron durante las tardes a la Universidades de Chile y Santiago con gran asistencia de estudiantes en las sedes centrales para escuchar a Ramón Díaz Eterovic, Guido Eytel y Pavel Oyarzún que venían de Temuco y Punta Arenas, y a Diego Muñoz, que se hizo un espacio dentro de la organización del evento para leer en la U. de Santiago. Curiosamente la menor cantidad de público la aportó nada menos que la Escuela de Literatura de la U. de Chile, en la cual Rafael Ramírez Heredia magistralmente, y ya que estamos en familia como dijo, inventó sobre la marcha un cuento que fue aplaudido durante varios minutos.
Internet y Literatura en cómodo horario a las 18,30 congregó tal cantidad de público que debió abrirse de par en par las puertas, todos quería saber que sería del libro, del objeto libro a futuro con la llegada de Internet, si cambiarían también las temáticas y estructuras de la literatura, si dejarían de existir a futuro las bibliotecas personales para trasladarse dentro del computador...Mempo Giardinelli el notable escritor argentino autor de El Santo Oficio de la Memoria, dio tranquilidad a todos, al menos en ese momento, no - dijo - el libro no dejará de existir, e Internet será otro medio de difusión. Internet en resumen, no era una amenaza, si no una herramienta que recién se comenzaba a usar. El escritor Ernesto Langer que mantiene esta página www.escritores.cl desde hace algunos años, comentaba en los pasillos que nadie de los allí presentes en la mesa - Alberto Fuguet, Faunes, Guido Eytel, Rene Prieto y el mismo Giardinelli- sospecha siquiera la potencialidad de Internet para la literatura. La polémica sigue abierta y así lo hizo saber en su WEB.
Por lo general
en estos eventos las escritoras se quejan que los escritores las marginan, lo
cual tenía hace unos años su ingrediente de verdad. Ahora ni Pía
Barros ni Ana María del Río, comprometidas de antemano, se presentaron
a su turno leer. Podría entenderse como una protesta concertada, pero
no, no llegaron nada más, sin justificación y así Pablo
Azócar pudo extenderse casi impunemente a cuenta de su tiempo y si no
es por el poeta Mario García de la ciudad de Castro y el notable narrador
mexicano Gonzalo Celorio, esa noche de jueves el evento inexorablemente languidece.
El público pidió sinceramente piedad de Azócar y Azócar
no la tuvo.
El momento más bajo del encuentro, que también debe tenerlo y
porqué no, porque ese día hubo que reemplazar al moderador que
tampoco llegó, aunque éste tenía una muy buena excusa,
el escritor Luis Tamayo, se encontraba en esos momentos recibiendo el premio
del concurso de Cuentos del Banco Santiago. Así cualquiera no llega.
El viernes 20
de octubre, último día del Tercer Encuentro, dos mesas redondas
brillantes hicieron olvidar cualquier tropiezo anterior, Experiencia en
la Difusión Literaria, que contó con la presencia de José
Osorio un incansable difusor de iniciativas culturales a través de la
radio, el inquieto Jaime Pinos de la Revista La Calabaza del Diablo, Paulo Slachevsky
de LOM Editores, Ernesto Langer de esta WEB antes mencionada, Pedro Pablo Guerrero
de El Mercurio y el escritor y teórico Luis Cabrera Delgado
de Cuba. Todos brillantes en sus ponencias, generaron tal estímulo en
el público que la mesa no se podía cerrar. Luis Cabrera abrió
con una intervención centrada el acto lúdico de la lectura como
formación permanente en el menor, Osorio desde el éter, Slachevsky
editando a contrapelo con el libre mercado, etc. etc. Entre el público
profesores de regiones opinando y solicitando su inclusión en futuras
iniciativas, alumnos que se habían informado sobre libros y autores a
través Internet. Luego, ya anocheciendo la mesa sobre Estado, Sociedad
y Políticas Culturales donde Gregory Cohen, leyendo sobre los postulados
sobre cultura de los últimos gobiernos, se mostraba en absoluto acuerdo,
pero demostraba que ninguno de ellos se cumplía al menos a cabalidad
y que no dejaban de ser palabras, palabras, buenas intenciones y más
palabras. Bernardo Subercaseaux extendía la responsabilidad en la ausencia
de resultados en políticas culturales a todo el espectro social, a una
clase dominante más que austera, avara y torpe, que no asumía
su rol dirigente...El ambiente dentro del público quedaba cargado de
interrogantes y preguntas :
¿Por qué deben existir políticas culturales en una sociedad
como la chilena?
El libre mercado en la cultura, en la edición de libros por ejemplo,
sin duda preferenciará lo que más vende, pero: ¿Qué
pasa con las obras reconocidas como de calidad y que no venden? ¿Significa
que efectivamente no son de calidad?
¿Qué relación existe entre la Feria del Libro y los escritores?
¿Este evento representa a los escritores o es sólo un evento de
corte comercial? ¿Este evento acerca a la sociedad chilena a la lectura
y al libro, a una apreciación estética y de buen gusto?
Durante la mañana,
destacan los textos de Rolando Rojo, Sergio Parra y la siempre brillante Lilian
Elphick.
Finalmente el cierre con una lectura a cargo de Mempo Giardinelli y otro Giardinelli
que desde EE.UU. sueña con la Patagonia que vio en los ojos del soldado
alemán que moría por su mano, Poli Délano cada vez más
profundo y asentado acercándose al Premio Nacional, los poetas Juan Cameron
y Esteban Navarro haciendo su lugar en tradición poética de Chile,
Sonia González la narradora fina, impecable, Graciela Cabal a la que
el público exige que esté allí, cuando ya el escritor Diego
Muñoz Valenzuela, que preside Letras de Chile, despide este tercer encuentro
para que exista un cuarto, pronto, tal vez el año que viene.