ENTORNO A LA LITERATURA CHILENA ACTUAL

por Jorge Arturo Flores

 

 

A la voz relativamente joven de Gonzalo Contreras se ha unido la experimentada (no vamos a decir cronológica, por respeto) de Ignacio Valente, el último de los críticos literarios chilenos, jubilado, aunque, a veces, cuando el tema lo amerita, vuelve al ruedo.

 Ambos tienen una visión preocupante de la literatura chilena actual, analizando su real estatura, tanto interna como a nivel extranjero, poniendo en duda la calidad de los libros editados, como asimismo, objetando los rankings de libros. Sus plumas apuntan hacia la paradoja que en Chile hoy se editan muchos libros, tanto o más que en tiempos anteriores, sin embargo, se observa una escasez notoria de lectores, lo cual no se ajusta a ninguna lógica. Entonces buscan explicaciones.

 Por un lado salta la calidad de los textos. En estas materias, Ignacio Valente, no se muerde la lengua y sus dardos apuntan a la mediocridad de ellos. Mucho libro, mucho escritor, mucha crítica condescendiente, pero escaso brillo.

Gonzalo Contreras arremete contra los rankings y los best sellers además, por supuesto, de mostrarse excéptico con la existencia de la Generación Nueva o Generación X.

Ambos aciertan.

Las letras chilenas están viviendo una intensa actividad editorial, lo cual agrada y sorprende, porque no estamos en tiempos para publicar tanto. Se suceden los lanzamientos de libros. Pero no abunda, sin embargo, la crítica literaria. Esta terminó con el abandono de Ignacio Valente. Entonces, el panorama se mediocratiza al no tener fanales que alumbren el camino de la curiosidad.

Por otro lado, efectivamente hay muchos libros, pero el chileno no lee. Se arguyen razones: la televisión, el precio, la carencia de tiempo, etc. No obstante, se olvida que los textos, aparte de su dificil acceso comercial (siempre ha sido así), también se han convertido en ejemplares de dificil comprensión para la época actual, es decir, no se han amoldado a los tiempos y el lector simplemente se aburre...Algo no anda bien. No interesar al lector es pecado mortal. Y es lo que han hechos ciertos autores, nuevos y viejos. Piensan en sí mismos, lo cual no está bien, por emplear un término suave.

La poesía, lo hemos dicho, tiene muchos cultores. Pero nadie la lee. Curioso.

Faltan críticos literarios, abominable raza, (recurrente guiño de los escritores heridos), pero necesaria para enlazar los intereses de autores y lectores. En su ausencia, arremeten el marketing, la publicidad, el sacrosanto mercado, a quienes, evidentemente, les interesa muy poco la calidad, prefiriendo la cantidad, porque ello supone mayor ingreso económico. De ahí a los best sellers media un paso.

A meses del nuevo milenio, existe una transición en nuestras letras y todo hace pensar que en los próximos años surgirán los escritores de talento que necesita el país.

Mientras tanto, aguardemos...