Crónica Literaria 

Isabel Allende: Inés del Ama Mía 

Por Jorge Arturo Flores

La novela de la escritora chilena Isabel Allende (la escritora latinoamericana más leída en el mundo), publicada en el año 2006, se inserta en el género de las aventuras de una mujer española que terminó sus días en Chile. Pero no solamente de aventuras se trata el texto, muy en la onda de la autora, sino también hay detrás de ella un acucioso trabajo de investigación(cuatro años), con lo que la novela, si bien posee la ficción necesaria, está estructuradasobre basamentos sólidos, como son los antecedentes históricos.

Isabel Allende ha buceado con éxito en diferentes campos de la narrativa: desde la autobiografía hasta la política, pasando por la ficción y las aventuras juveniles, sin despreciar la cuentística, el realismo mágico y los temas relacionados con la cocina yla problemática femenina.

Sus personajes femeniles se caracterizan por la fuerza y entereza con que afrontan la vida cotidiana y las dibuja luchadoras, fuertes, creativas, en su eterna lucha contra la discriminación masculina.

En ese sentido nunca ha cambiado su lucha.

Inés del Alma Mía

Es la historia de Inés de Suárez,(en el libro lo nombran Inés Suárez, a secas), conviviente de Pedro de Valdivia en Chile, a partir de los recuerdos que ella realiza en su vejez y ad portas de la muerte. La narración está estructurada sobre la base de unalarga carta de Inés Suárez dirigida a Isabel, la hija de Rodrigo de Quiroga, que en el fondo es una generosa reflexión. El libro está dividido en 6 partes (Europa, América, Viaje a Chile, Santiago de la Nueva Extremadura, Los Años Trágicos, La Guerra de Chile), precedidos de dibujos originales de La Araucana de Alonso de Ercilla. Recrea su vida miserable en España, el matrimonio terminado en fracaso, la permanente lucha por huir del hogar, (su abuelo la quería en el convento o que lo cuidara hasta el final de sus días); las vicisitudes corridas en el interminable viaje a América en busca del marido y las no menos penosas peripecias en el suelo descubierto por Colon.

El resto de su existencia transcurre en nuestro país, primero como conviviente de Pedro de Valdivia y finalmente como cónyuge de Rodrigo de Quiroga. No tuvo hijos y recibió como propia a Isabel, la hija de don Rodrigo de Quiroga.

Interesante resulta la descripción de los tormentos sufridos por la expedición de Valdivia por el desierto chileno, haciéndonos recordar un poco lo ocurrido con las tropas chilenas durante la Guerra del Pacifico. También son atractivas las descripciones que anteceden a la fundación de Santiago, los resquemores y rencillas de los españoles entre sí, el ansia frenética por conseguir oro, la bestialidad de sus costumbres, las ansias de poder, etc.

Reflejo, sin duda, de un rasgo ancestral del ser humano y que la civilización no ha podido, después de 20 siglos, pulir.

El relato por momentos corre a parejas con la crónica y solamente algunos diálogos nos vuelven a la realidad de la novela.

Acertados los dibujos de las personas: trazos rápidos, nerviosos, sin enrevesamientos, prestos a fijar la idea y no entorpecer el camino. Llama la atención el enfoque erótico de la autora en ciertos pasajes del texto. Ciertamente de erótico hay una buena proporción, pero lo que más resalta, y ahí existe un merito, es la caracterización de los impulsos sexuales de los soldados, de hombres que pasaron gran tiempo sin mujeres o que copularon con las indígenas, dando comienzo a una nueva raza.

La muestra de esos impulsos no beneficia, por cierto, a la civilización cristiana, en este caso, a los españoles y frailes, sino más bien lo contrario. Hay mucho de animalidad en sus actuaciones, como reflejo de la época. Pero ello sirve también para retratar la verdadera calaña de quienes descubrieron y conquistaron la tierra americana, porque no tan sóloviolaciones hay en su bitácora, sinoasesinatos por doquier, rapiña, asolamientos dealdeas y alimentos.

Muestras de aguda crueldad que actualmente se ha develado, abriendo las puertas sobre un espectáculo que no deja dudas sobrelas injusticias y barbaries que cometieron los “civilizados” españoles juntos a los no menos“instruidos” frailes cristianos.

Pero no las tuvieron todas consigo los conquistadores.

En el capitulo Los Años Trágicos hay una muestra fehaciente de las pellejerías que les tocó vivir. Realmente fueron tiempos trágicos. En ese sentido, la pluma de Isabel Allende capta acertadamente la atmósfera de aquellas vivencias y relata con acierto los momentos bélicos y grises de la etapa. Nos hizo recordar las penurias de los españoles en Puerto de Hambre de Reinaldo Lomboy, aunque aquel es superior en el detalle de los padecimientos.

La epopeya de Lautaro y la muerte de Pedro de Valdivia constituyen el meollo del capitulo La Guerra de Chile. Junto con Los Años Trágicos, es el relato que más cautiva por su emoción y suspenso. Si bien la ficción vuela alto, no hay dudas que el relato muestra con atino las acciones bélicas en que se vio envuelto tanto el gobernador español como Lautaro, el niño que llegó pequeño a Santiago, se convirtió en caballerizo de Valdivia, todo lo observó, grabándolo y después, a los 18 años, se fue donde los suyos, provocando la insurrección indígena. Las victorias sobre los invasores se debieron a su talento, a su creatividad y a lo que aprendió con los españoles.

La muerte de Valdivia está contada de acuerdo a lo que se dijo, aunque hay mucho mito.

El final de libro tiene que ver con la impronta literaria de Isabel Allende.

Una de las características principales en el estilo de la escritora chilena era la inclusión del humor y la ironía, situación que siempre destacamos, aunque mucho tememos que ello era una de las causas del malestar de sus pares nacionales: el humor, a veces, es sinónimo de superficialidad. Esta vez la encontramos más comedida en este tema, pero a ratos aflora, impenitente.

Detalle para los lingüistas: la expresión mapuche no tiene plural según este libro. Por consiguiente no debiera pronunciarse ni escribirse “mapuches”. El “che” no admite la pluralidad.

La gran virtud de Isabel Allende

Sin duda alguna Isabel Allende posee una destreza narrativa notable y ello se manifiesta en que, en la mayoría de sus libros, aprisiona con rapidez la atención del lector y lo hace recorrer ansioso las paginas hasta el final, tal es el magnetismo que acciona grandemente.

Ese es un don. Y artístico para mejor conocimiento.

En otras palabras, la narradora chilena de mayor renombre en nuestra historia literaria, entretiene y sabe cazar la atención del lector. Y eso se agradece. El lector común, el lector que adquiere un libro para pasar un buen rato, no el académico ni el que busca conocimiento ni el crítico literario, desea que la narración lo aprisione, lo hagallorar, conmover, emocionar, reír, pensar.

Eso lo realiza muy bien Isabel Allende y de ahí su éxito.

Claro está, a los académicos de la lengua, encorsetados, serios, herméticos, erguidos en sus sitiales conservadores, no les puede agradar la pluma fresca, juvenil, alegre y humorística de Isabel Allende.

Ellos prefieren carnes más sólidas y grasosas.

Ahora, los puristas de la lengua, esos que se fijan en las reglas, en la cuidadosa adjetivación y no aceptan irreverencias, los libros de la autora les caen como coz en el estomago y no ocultan su desdén.

Pero también hay lectores, comunes y silvestres, que no les agrada la escritora. Como en todas las cosas. Les aburre su estilo, no encajan en su ficción, les pareceun simple best seller, de inmediato acuden al nombre de Gabriel García Márquezo la califican como una escritura con imaginación patológica. La tristeza por el bien ajeno es lo que más resalta.

Felizmente son los menos.

Los más, que suman millones y agotan sus entregas, disfrutan con sus tramas, con sus textos, con los temas que ella engarza con facilidad, simpleza y donosura.

He allí su mayor virtud: entretener.

Sin embargo, la entretención no es fácil. Puede parecerlo, pero no es así. Hay que labrar la piedra. Porque no se puede conformar solamente con la forma, descuidando el fondo. Ambas cosas deben ir a parejas.

La novela Inés del Alma Mía encuentra estas virtudes: tiene un fondo histórico, irredarguible, y está redactado en un estilo llano, simple, asequible a todos, sin caer en la ramplonería ni en lo chabacano.

La novela histórica

Este género tiene algunos representantes en Chile. Sobresale nítidamente Jorge Inostrosa, el mejor de todos (Adiós Al Séptimo de Línea, Se las echó el Buin, Los Húsares Trágicos, Bolívar, etc.). También habría que nombrar a Magdalena Petit, que editó varios textos teniendo a figuras de la patria como personajes. Por ahírecordamos el Huacho Riquelme de Fernando Santivan y O`Higgins de Jaime Eyzaguirre. Asimismo destellanlos Diego Portales de Inostrosa, Petit y del historiador Francisco Encina. Abundan los Carrera, O’Higgins, Manuel Rodríguez, Balmaceda, etc. Hay más, pero la memoria es frágil.

Hoy debe incorporarse la autora que nos preocupa.

La recreación histórica que efectúa Isabel Allende de la vida y hechos de Inés de Suárez debiera bastar para que este libro pudiese ser considerado como libro auxiliar en la enseñanza chilena. El éxito sería seguro, porque a través de sus líneas camina la historia de Perú y la de Chile en sus primeros balbuceos, con la gran ventaja comparativa que está redactada en un estilo ágil, sobrio, dinámico, no exento de ironía y buen humor.

Eso sin duda ayudará a crear interés en los educandos, tanto en la historia como en la literatura.

La investigación realizada por al autora (más de cuatro años), le permite caminar por senderos sólidos, con enfierradointelectual, donde la ficción es suficiente yayuda a mantener el interés sobre la temática.

Debe ser una de las novelas más sólidas de Isabel Allende.