Me acuerdo de Omar Lara.
Roberto Rivera Vicencio.
He notado que raramente alguien se acuerda de Omar Lara (así muchos) y lo deja por escrito, el gran poeta de Concepción, Rumania y el mundo. Por qué nadie se acuerda de Omar Lara, me pregunto mientras vuelvo a leer "Fuego de Mayo"
Me Escriben
Me escriben de
Portocaliu:
Soyda, mi amigo, casi
Mi hermano; Soyda, ya no está.
La última vez que lo vieron, me cuentan,
era en la tarde, a la hora en que Soyda
solía sentarse frente a la mar,
de cara al horizonte rojizo, cuando el aire
empezaba a hacerse frío y en la playa solitaria
aparecían esas huellas caprichosas y misteriosas
que él se empeñaba en descifrar.
Es como si se diera por descontado entre el público y los escritores,
conocerlo sí, saber que existe, bueno y allá está, en Concepción.
Una suerte de rara omisión con que Chile sepulta a sabiendas en vivo
a sus poetas, de los que tanto se enorgullece a la hora definitiva de la verdad...mal
fútbol, tenistas caprichosos, divas finalmente alcanzables, economistas
fantaseosos, libremercado financiado por el Estado...ningún mérito
propio, excepto la poesía, sola y a pulso, los premios nóveles,
Gabriela Mistral que por algo jamás quiso volver a Chile (A los dos meses
me estarían diciendo "la Gabi" comentaba) y la casa de Neruda
que hay que visitar, ah Huidobro y Pablo de Rokha, que cuando tuvo un recorrido
de micros que llevaba su nombre, les pusieron números. ¿Era necesario
ponerle números a los recorridos de micros? Por eso me acuerdo ahora
de Omar Lara, por acordarme, por lo buen poeta que es y lo merece :
En el futuro, Madre
En el futuro,
madre,
yo estaré en medio de la mar
como si me esperaran
todos los peces invisibles y mudos
por debajo de olas y corrientes.
Yo nadaré
desnudo una vez más
con tu rostro marcándome las brazas
con tus menores gestos y demás
Yo estoy
Madre
mirándome en ti misma.
Este nadar en
ti ya lo sabía
pero repito tanto y tanto gesto
en las más submarinas y espasmódicas
tormentas del venir y del viniendo.
Yo tiro de esta
soga y tú
la guardas
en tu mano más suave de palmera
de colihue
de sauce
de junquillo.
Nado
Madre
en la nada
nado
y nada.
Este olvido voluntario tiene una lógica que rige, así como para
Omar Lara, para muchos. Primero, el olvidado debe tener talento; comprobado
eso, se comienza a omitir la mención de sus obras y si alguien lo nombra,
se le hace callar descalificando, o se excluye suave e indoloro de toda mención
pública. Ahora, si la víctima ama la poesía más
que fotos en los diarios, más fácil aún. Felices los que
se conciertan sin concertarse, sin hablarlo, sin ponerse de acuerdo siquiera,
para formar el vacío en torno de la obra y la figura. Por eso me acuerdo
de Omar Lara, porque no quisiera concertarme de manera tácita sin haberme
concertado.
Por lo Menos
Si el aire nos
juntara
si el aliento de dos
fingiera un ser
aparte
nuevo
extraño,
si por lo menos una huella hubiera
de un fuego que apagándose
se consume a sí mismo...
Sin duda Omar Lara no lo necesita, su poesía no necesita tampoco de estas
palabras, pero quería acordarme de él, recordármelo a mi
mismo, así como tantos otros que dan vida a la poesía chilena...Mauricio
Barrientos por ejemplo, Víctor Hugo Díaz, el poeta Horacio Ahumada
que jamás ha publicado un libro, etc. etc. etc. Fernando Alegría
que seguramente morirá sin recibir el Premio Nacional de Literatura,
no ahora, sino hace muchos años, pese a ser tal vez el más notable
cuentista chileno, pese a "La maratón del palomo" "A veces
peleaba con su sombra" a "Caballo de Copas"...Claudio Giaconi.
Ese silencio concertado que cae como bruma.