Crónica Literaria

EN TORNO AL PREMIO NACIONAL DE LITERATURA

Jorge Arturo Flores

 

No es novedad que cada vez que se nombra al ganador del Premio Nacional de Literatura en Chile surjan de inmediato las críticas más acerbas y los ataques destemplados. Generalmente, y es lógico, los dardos provienen de los candidatos que se quedaron en la vera del camino. Es muy humano. Pero también llegan de los escritores que opinan y que generalmente tienen sus preferencias.

Este año le tocó al poeta Raúl Zurita.

Las críticas abundaron, desde las políticas, porque no puede faltar el aporte político, hasta las literarias. Todas coincidiendo en que el premio no estaba, precisamente, bien otorgado. Se arguyó que el premio fue dado por favor político, dada la trayectoria de Raúl Zurita en una repartición pública y su presencia en el comando presidencia del Presidente Lagos. Además, por supuesto, de haber leído sus Poemas Militantes en un acto cultural frente a la primera autoridad de Chile. Enrique Lafourcade lo trató de "adulador". Muchos le negaron su trayectoria literaria, reduciéndola solamente a dos libros: Anteparaíso y Purgatorio, añadiendo que fue su cima y que ahora iba cuesta abajo o ya no estaba a esa altura. Y premiar a alguien por dos libros solamente...

También hubo, hay que decirlo, los que aplaudieron.

¿Quiénes postulaban?. En poesía los más destacados eran Efraín Barquero, Delia Domínguez, Rosa Cruchaga y José Miguel Ibáñez. En prosa, Enrique Lafourcade y Volodia Teitelbom. A nuestro juicio, si nos remitiéramos al propósito primigenio del Premio, esto es, galardonar la trayectoria de un escritor, sin duda alguna que Efraín Barquero era el llamado a colocarse el laurel sobre su cabeza. Es un escritor que prefiere el bajo perfil, como otro olvidado, Jorge Teillier, y su poesía es contundente y prolífica en el tiempo.

Sin embargo, estas cosas siempre han ocurrido.

Por lo demás, ya se sabe, en materia de jurados y premios, la cuestión por lo general se espesa.

En crónicas publicadas con anterioridad, hemos reflexionado sobre el máximo laurel que otorga el Estado Chileno a los escritores. Además de nombrar las omisiones flagrantes (Vicente Huidobro, María Luisa Bombal, Luis Durand, Alberto Romero, etc), también indicábamos los premios que no nos parecían (Zady Zañartu, Enrique Campos, Rodolfo Oroz, Samuel Lillo, Fco. Encina, Arturo Aldunate, etc.), en éste ultimo caso, aduciendo, ante todo, razones de índole literaria y proyección en el tiempo, sin desconocer que en algunos de esos nombramientos hubo lo mismo que se critica a Raúl Zurita: pago de favores políticos.. También reflexionábamos, y es el tema de hoy, sobre la formación del jurado.

No nos parece, simplemente.

No puede ser que para darle un premio a un escritor, el jurado esté compuesto por...dos rectores de universidades y un Ministro de Educación ¿Qué tienen qué hacer ellos ahí?. Eso no tiene ninguna lógica ni es justo. Los escritores eligen a los escritores. A sus pares. Es de Perogrullo.

Nadie, parece, se ha puesto a pensar en este detalle. Detalle importante, sin duda, porque en el Premio a Zurita (2000), existían sólo dos escritores contra 3 representantes del Estado. Dirimió El Estado. ¿Qué saben ellos de literatura o méritos. Sus funciones son otras, otros sus intereses. Pastelero a tus pasteles. Cada oveja con su pareja. Porque tampoco, creemos, les agradaría a los arquitectos, médicos, profesores o de cualquier profesión que los escritores, por poner un ejemplo, les eligieran un Premio Nacional de Ciencias, o Educación, o Artes, o Arquitectura, etc., por decir algo, por poner un ejemplo. "Nada que ver" como se dice en expresión popular.

Entonces, el Estado debe modificar la ley y hacer comparecer a los escritores para elegir a sus pares.

Lo actual no suena bien, por decir algo suave.