Crónica Literaria

LOS 15 AÑOS DE LA REVISTA DE LIBROS

Jorge Arturo Flores

 

En Chile las revistas literarias no duran lo necesario como para quedar en el recuerdo. Generalmente pierden la vida a los pocos años. Hay por ahí muchos ejemplos de interesantes iniciativas que no prosperaron. Es por eso que hoy conviene celebrar en grande los 15 años de la Revista de Libros que edita semanalmente, sí, ¡semanalmente! el diario El Mercurio de Santiago de Chile. Algunos, “buscando el cuesco a la breva”, como decimos en nuestro país, expresarán eso no es mérito. Con ese aporte, cualquier medio perdura.
Si, es meritorio. Porque en Chile la empresa privada no se caracteriza precisamente por apoyar la cultura, a pesar de estar inmersa en el mundo de la sociedad de mercado y pese, también, a que existen algunas leyes que favorecen cualquier tipo de iniciativa cultural. La empresa privada en general (deben haber algunas excepciones) no se arriesga a mantener por largo tiempo actividades de esta índole.
Recordemos: la cultura no vende.

Por ello es enaltecedor lo que hace El Mercurio. Sostener por largo tiempo una revista de libros es digna de aplauso, cual fuere su acento ideológico.
Hojeando el semanario objeto de esta reflexión, observamos puntos altos, aparte de su perdurabilidad. Hay inquietud por el formato y la diagramación. Se nota que el paso del tiempo también les preocupa y cada cierto tiempo hay un maquillaje externo. Por otra parte, los comentarios de libros, la mayoría, resultan decorosos. Hay críticos nuevos, que no siempre son sagaces, y, en general, la revista literaria ayuda, en alguna manera, a mantener informado al lector de este país. Al lector, por supuesto, que le interesa la literatura o los libros que van naciendo.
Pero no todo es miel sobre hojuelas.

Todo esto va, por supuesto, por los caminos del subjetivismo más avanzado.
Si un extranjero leyera la revista indicada, con toda seguridad se haría la siguiente pregunta ¿No hay desarrollo literario en Chile?, ¿Existe poca producción de libros?, ¿Dónde están los escritores de este país.
Ese es uno de sus defectos claros.
No es ciertamente “nacionalista” en su contexto. Es más bien “extranjerizante”. No abundan los comentos en torno a los libros chilenos o sobre la tarea de los escritores. Prima la visión sobre lo que proviene del exterior. Para comprobarlo, basta coger cualquier ejemplar. Al principio, recordamos, era más chilena en sus temas, pero, posteriormente, derivó en una corriente extranjera y se preocupó más de lo que ocurre fuera de nuestras fronteras.
Es por eso que los intelectuales de otras naciones alaban tanto nuestro conocimiento sobre las letras de varios países.
Es una arista.

La otra corre por el lado de los comentaristas, vulgo críticos literarios.
Con excepción de Camilo Marks y Hernán Poblete, el resto no escribe bien. Razonan, es cierto, presenta sus tesis, trata de analizar con profundidad los textos, se muestran “objetivos” en sus decires, buscan cierta trascendentalidad. Pero no escriben bien.
Es curiosa esta actitud para quien gusta del placer de leer. Al que anda en la miel, expresan, algo se le pega en los pies. Con algunos no corre ese aserto. Alguien decía que el que escribe bien, piensa bien. Pero esas cosas, con toda seguridad, le deben sonar a “ñoñería” a nuestros comentaristas jóvenes de la Revista en referencia.
Respetable posición.

También habría que reflexionar sobre los reportajes, las entrevistas y ciertas crónicas. Si bien es cierto coadyuvan a matizar los comentarios sobre textos, también lo es que no tienen mucho que hacer en estos campos. Si es una revista de libros, solamente debiera hablar de libros y analizarlos. Sucede lo mismo con el título de otro suplemento de El Mercurio, Artes y Letras, que de Arte tiene muy poco y de letras casi nada.
Al parece los títulos no concuerdan con el contenido.

Hubo un tiempo en que la Revista de Libros competía fieramente con el suplemento de la extinguida La Epoca, que también comenzó con aires nacionales y poco a poco se abanderizó con la literatura de otras naciones. La diferencia estribaba en que sus comentos eran más profundos... Hoy permanece sola, sin competidores al frente. No obstante ello, ha tenido el mérito de persistir, primero, en el tiempo, y segundo, amparar cierta calidad en sus contenidos.
Por ello, no cabe escatimar elogios para su labor y apagar las consabidas 15 velas de aniversario.