Escritor sin Condiciones.

por Roberto Rivera V.

 

Hace algunos años, además de escribir o “componer” al escritor se le exigía - una amplia parte del público le exigía - ser “comprometido” lo cual significaba, asumir una postura política de izquierda bastante sui generis y una literatura acorde, inmersa en la coyuntura y las luchas sociales y de clase que el movimiento desarrollaba. Quien no cumplía con esas condiciones era excluido automáticamente de sus lecturas y preferencias. Muchos recordarán la purga efectuada contra Nicanor Parra por allá por los 70: “Soy una isla bloqueada por Cuba” dijo, y a Jorge Luis Borges, que sin lectura previa, fue excluido y denostado por un amplio grupo de fanáticos e ignorantes. Valga decir que, pese a ello, a escondidas y no tanto, los menos ciegos abrevaron en sus páginas, en la eternidad del instante, ese hombre que somos todos “y la ciudad, ahora, es como un plano, - como sigue diciendo - de mis humillaciones y fracasos; desde esa puerta he visto los ocasos y ante ese mármol he aguardo en vano. Aquí el incierto ayer y el hoy distinto, me han deparado los comunes casos. De toda suerte humana; aquí mis pasos, urden su incalculable laberinto. Aquí la tarde cenicienta espera, el fruto que le debe la mañana; aquí mi sombra en la no menos vana, sombra final que se perderá, ligera. No nos une el amor sino el espanto; será por eso que la quiero tanto” el Buenos Aires de Borges, de todos, la magia inquietante de su lectura de la que brota completa la condición humana, desde la nostalgia al mito y a la invención del mundo, la traición, todas las traiciones y todos los heroísmos, excluido por el tosco dictamen de ser “descomprometido” Mas, podría alguien siquiera atreverse a llamarlo descomprometido después de leer cualquiera de sus libros. Ahí radicaba el peligro, en su lectura. Había que evitarla de antemano y para eso servía el mote de “descomprometido” que castigaba su posición política, que sabiamente había elegido que no fuera ninguna, porque su literatura, su sensibilidad e inteligencia estaban más allá, mucho más allá y más adentro, en lo fundamental y la esencia.

Sin ánimo de autoengañarnos con el arte por el arte, que no es ese tampoco el punto, afortunadamente para la literatura y los lectores, toda buena literatura siempre queda y los motes políticos y condiciones, no superan la moda del momento. Basta recordar “La madre” de Gorki, o “La Sangre y la Esperanza” de Nicomedes Guzmán. Por ello resulta interesante observar que nuestra sociedad chilena, así como todas, impone curiosas preferencias, omisiones y lecturas, o la “no-lectura” como hoy ocurre con el voluntarioso proceso de vanalización en que están empeñados el poder y sus manifestaciones, aunque manifiesten lo contrario.

Así, una conocida revista del sábado 9 de octubre pasado inserta en una diario, entrevistaba a un escritor, se decía, descendiente de inmigrantes que hicieron dinero en Chile, el cual habría optado vivir para la literatura y asumir su condición homosexual. Ese era el gancho, más del escritor, la entrevista a poco andar, no dejaba nada, no había escritor ninguno, antes al contrario, mostraba un ex yuppie despojado de todo encanto, sin interés alguno por la literatura, en un paseo forzado por los lugares comunes de la infancia, que ni muy cerca rondaban el paraíso perdido, o el infierno de mierda. Nada. De su literatura menos. Los entrevistadores parecían desconocer tanto al escritor como sus obras. En resumen, resultaba un sólido estímulo para no leer jamás ninguno de sus libros. En cuanto a su condición, otra moda de nuestro tiempo, tampoco quedaba nada, ni glamour ni sesos, como en Mauricio Wacquez de “Frente a un Hombre Armado” o Pedro Lemebel de “Crónicas de Sidario”

Flaco favor al escritor entrevistado, sin embargo, muy acorde con el proceso de banalización en curso. Lo curioso es que su “condición” de escritor, la única que vale al fin, lo permita. Claro que también es cierto que todo hombre mata lo que ama, como decía Wilde, el cobarde con un beso, el valiente con una espada, aunque lamentablemente ni una ni otra “condición” se aplica en este caso.