Nota a Todo mi cuento de Juan Carlos García Vera

Por Jorge Etcheverry

Esta antología, publicada por la editorial Literatura Latinoamericana Reunida, Concepción, Chile, en 2006, es un vademécum de las narraciones breves de este autor. El libro está dividido en tres partes: Historias del poder, que también fue título de su primer libro de cuentos, Historias de la facultad, recuento irónico y paródico, si bien ficticio, del ambiente laboral universitario del autor en las últimas décadas, y finalmente Otros relatos.

En el otoño de 1994, la revista especializada en prosa Paragraph , the Canadian Fiction Review, comentando mi antología Northern Cronopios: Chilean Novelists and Short Story Writers in Canada, decia (la traducción es mía): “ El libro presenta historias, extractos, diálogos y viñetas, tres de ellos obra de prosistas chileno canadienses bien conocidos, Juan Carlos García, Leandro Urbina y Francisco Rivas”, lo que constituye un reconocimiento de la labor como narrador de García, al menos en Canadá. Hace ya bastante tiempo que García había publicado en Chile su primer libro, Historias del Poder, en 1986, editado por SinFronteras, gracias a la labor de José Paredes, poeta que en ese entonces fue una especie de paladín de la edición literaria independiente y muchas veces contestataria en un Chile todavía bajo la dictadura. Pero sus primeras narraciones aparecieron en Literatura Chilena en el Exilio, revista literaria y cultural del exilio chileno que se publicó en California hasta mediados de los 80, dirigida por David Valjalo, y asesoría de Fernando Alegría y Juan Armando Epple, este último profesor, crítico, poeta, cultivador del minicuento y autor del prólogo del primer libro de García, que se reproduce en esta antología.

La primera aparición de Juan Carlos García en Canadá fue en la antología fundacional de la literatura chilena en Canadá, Chilean Literature in Canada/literatura chilena en Canadá, de Naín Nómez (Cordillera, Ottawa, 1982), con los cuentos Allá e Inundación. Este último es una alegoría de la destrucción humana que tanto la dictadura chilena, como las dictaduras en general, llevan a sus pueblos, que en esta narración se traspasa al ambiente del mundo natural mediante el recurso de encarnarla en una inundación que arrasa con todo: “Decenas de sus objetos flotaban como barquitos a la deriva. Todavía colgaban de las paredes ciertos diplomas narcisos y algunas fotografías de gente fantasmal. Un calendario con el antiguo año del 73 se había detenido en el mes de septiembre”. Su cuento “El comedor de tierra”, publicado por primera vez en 1983 por la revista Araucaria—importante revista del exilio literario chileno—y que, como el anterior, figura en Todo mi cuento, retoma el recurso de lo fantástico: la ambición del comedor de tierra termina por despojar a los demás seres humanos de sus recursos y podemos suponer, eventualmente de su vida. Este personaje,--que nos recuerda al glotón del Submarino amarillo, que termina engulléndose a sí mismo--, de repente irrumpe desde el seno de sus amigos y su comunidad y comienza a devorar el mundo. Estos son dos cuentos de alguna manera fantásticos en el cuerpo más bien realista, si así pudiéramos llamarlo, de esta antología, que en sus tres partes recorre los temas del exilio, el desarraigo y el posible rearraigo, la tortura, la culpa, las relaciones interpersonales, la crítica social e institucional y el poder. El poder reaparece una y otra vez en este libro como tema destacado, casi diríamos primordial. El autor afirma en la introducción a esta antología, que su segunda parte, Historias de la Facultad, dedicada básicamente a la parodia del ambiente universitario“...es principalmente una burla sobre el Poder, relacionado ahora con otro tipo de dictadura: la cátedra”.

¿Porqué esta omnipresencia del tema del poder?. Y quizás nos aventuramos a hacer suposiciones. García es un escritor comprometido en el buen sentido de la palabra. En su prosa está presente la denuncia del estado de cosas injusto, la alegoría de un sistema que agota los recursos y destruye y limita al hombre. Pero está ausente el cliché, el sentimentalismo manido, las explosiones iracundas y los puños en alto que malogran tanta buena intención literaria, y sobre todo poética, no nos importe decirlo. Habría que agregar que el tema de su tesis doctoral, publicada en Chile por la editorial Mosquito en el año 2000, El dictador en la narrativa hispanoamericana, es otra veta de este interés por el fenómeno social, político y cultural del poder, de su ejercicio, manifestaciones y consecuencias, que no está presente sólo en las instituciones, sino que permea todos los intersticios del sistema y satura el abanico posible de relaciones humanas, desde la privacidad de los amantes y el seno de la familia al consejo ejecutivo de la multinacional, concentrándose en sus formas canónicas, el estado y las instituciones de dictaduras y repúblicas. Manifestando su peso aniquilador mediante el puño de hierro de los ejércitos cuando se triza o se quiebra el estado de cosas vigente.

Pero el pensamiento materialista puede volverse demasiado determinista y al mostrar la omnipresencia de las relaciones de desigualdad y explotación, y el poder que implícita y explícitamente las sostiene, puede dar a entender que el sistema es todopoderoso e inmutable. García nos dice que en realidad y pese a las sofisticaciones, el poder lo ejercen los seres humanos y que este ejercicio no es gratuito. No hay disculpas, casi todo pasa debido a la gente y hay inocentes y culpables, víctimas y verdugos, valientes y cobardes. A todos se nos debiera hacer un juicio final aquí en la tierra. Pero el poder económico y político posibilita que los máximos perpetradores institucionales de la explotación y el sufrimiento puedan quedar impunes, como queda en evidencia en Crimen sin castigo, Valdivia Neltume, Santiago, Tejas Verdes, libro publicado por Mosquito en 2004, y que es una autobiografía testimonial de Juan Carlos García vera, otro eslabón, una faceta distinta y concreta de esta investigación vital y conceptual del poder que parece ser el hilo conductor de la obra de este prosista.