Luna
Negra: Cuentos con color nortino.
por:
Ramón Díaz Eterovic.
En
el panorama de lo que se denomina la nueva narrativa chilena suele no considerarse
plenamente la expresión de aquellos escritores que escriben susobras
desde la provincia; es decir desde aquella marginalidad que, apartada del centro
del país, rara vez es acogida en estudios y recopilaciones literarias.
Y todo ello, pese a que esos espacios de la provincia suelen estar habitados
por narradores de plumas certeras, como es el caso de Mario Banic, Juan Mihovilovic
o Jaime Riveros, por mencionar a algunos.
Mario
Banic, escritor y periodista ovallino, es autor de los libros de cuentos "El
Visitante", "Ovalle, nueve cuentos", y "Cuentos del Limarí". Este último
obtuvo en 1997 el Premio Literario de la Municipalidad de Santiago. En "Luna
Negra" Mario Banic es fiel a la opción narrativa que eligió desde
sus primeros cuentos, es decir a la recreación de un espacio particular,
el de la zona del Limarí, y de la existencia de los personajes que habitan
ese espacio, gente sencilla, aparentemente sin ambiciones, que miran pasar la
vida desde la quietud provinciana.Sin embargo, la presentación de esos
espacios tranquilos, en ocasiones desolados no debe llamar a engaño.
En los cuentos de Banic ese espacio provinciano no está despojado de
trascendencia. En medio de la aparente calma, entre personajes que parecen no
esperar mucho de la vida, ocurren cosas: Los crímenes del cuento "Lluvia
Negra" o la espera de los asesinos en "No me llamo Nicolás".
El
vecino que aguarda con impaciencia en el cuento "El compañero del ministro"
o un profesor que enfrenta con humor la llegada de su jubilación en "Un
cóndor en el cielo". Una lista de cuentos que están dotados de
es humanidad tan afín al cuento. Miedos y esperanzas, amores y odios,
éxitos y derrotas. Sentimientos, hechos, valores que no son otra cosa
que el reflejo de la vida misma, con todos sus matices.
Los
cuentos de Mario Banic también tienen la virtud de estar construídos
sobre hechos que a simple vista podrían parecer demasiados comunes como
para ocuparse literariamente de ellos. Malas cosechas, sequías, terremotos,
despidos, cesantías, vejez, por señalar algunos. Pero, el tratamiento
que da Banic a esos temas los ilumina y a través de ellos va construyendo
una suerte de retrato colectivo del hombre que habita las tierras nortinas:
el ritmo de sus existencia, su manera de relacionarse entre sí y con
la naturaleza que, no siempre benigna, condiciona en muchos aspectos su vida.
Banic
tiene un notable manejo del cuento. Las situaciones, los personajes, los diálogos,
las sugerencias, siempre están bien trabajadas, y sus cuentos, desde
una aparente inocencia, terminan ganando al lector por las vivencias que recrean.
La profundidad de sus relatos lo destacan como uno de los buenos narradores
chilenos actuales. Tiene la mirada de un escritor sensible y especialmente dotado
para provocar con sus historias esa complicidad que está en la esencia
de la relación entre un buen cuento y sus lectores.
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