Organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura
Patrocinador
Secciones
Escritores

Semblanzas

Entrevistas

Artículos

Revista
Premios nacionales
Enlaces
Ebooks
Micro Cuentos
Cuentos Chilenos
Poesía chilena
Libros gratis



Páginas personales de escritores

Sitios en escritores.cl
Renato Martinez
Nicolás Mareshall
Cristián Brito
Andrés Castillo
Gonzalo Torrealba
Vistor De la Maza
Sonia Luna

Patricio Silva O.

OMAR

Estela Socias
Margarita Rodriguez
Juan A. Massone
Jaime Hales
Bernardita Moena
Humberto Flores
Loreto Silva
Luis Varas
José Pedro Soza
Orietta de la Jara
Elizabeth Gallegos
Annamaría Barbera
Roberto Rivera
Martín Lasso
Felipe Maturana
Tamara Rojas
Leandra Brunet
Naiffe Jasen
Buscar en escritores.cl
Ultimos Números
Abril 2001
Junio 2002
Julio 2002
Agosto 2002
Julio 2003
Agosto 2003
Septiembre 2003
Octubre 2003
Noviembre 2003
Diciembre 2003
Enero 2004
Feb/Marzo 2004
Abril/Mayo 2004
Octubre 2004
Noviembre 2004
Diciembre 2004
Enero/Feb 2005
Marzo 2005
Abril/Mayo
junio/Julio
Agos/sept
Verano 2006
Otoño 2006
Invierno 2006
Verano 2007
Otoño 2007
Verano 2008
Otoño 2008
Invierno 2008
Primavera 2008
Verano 2009
Otoño 2009
Invierno 2009
Primavera 2009
Verano 2010
Otoño 2010
Invierno 2010
Primavera 2010
Verano 2011
Otoño 2011
 

Continuación de la historia inconclusa

Irma Cristina Cardona Bustos

Pero en poco tiempo su amor a Dios se transformó. El hambre no le permitía elevar más súplicas ni creer en las palabras que escuchaba en la iglesia. María estaba cansada de rodar día a día por las calles. El dinero no le alcanzaba para nada. Todas sus esperanzas de alcanzar nuevos sueños e ilusiones habían muerto, excepto una: encontrar el amor. Los días pasaban y la tristeza era la única que alcanzaba para cubrir su desesperanza y su miedo. Jamás volvió a la iglesia. A veces le hacía falta conversar un poco con Dios. Extrañaba al hombre que le hablaba de una tierra prometida en la que ya no creía y estaba segura que jamás conocería... esa quizás era la tierra de los ricos, de los dueños de las calles y de las avenidas, los dueños del mundo comprado a través de apellidos. En una mañana de lunes, en esas que no había nada más que hacer que buscar trabajo, María se levantó con un poco más de ánimo. Se vistió con uno de esos lindos y vistosos trajes con algo de escote, y una cinta rosa en el pelo.Quizás este sea mi día, pensaba. Así que se puso el chal de la valentía y los zapatos de una nueva esperanza... y se topó con la suerte a la salida del sucio cuarto en el que vivía con su prima. Junto a la vereda encontró una monedita, que le alcanzaba justo para comprarse una taza de café y el diario. Pasó y pasó hojas de anuncio, notas sin sentido, oficios esperando cualidades que ella nunca tendría ni podría tener jamás. Sus ojos rodaron hasta el final de la página hasta que se topó con un anuncio: "Se buscan corazones solitarios que necesiten norte y sentido". María sintió que su corazón se le salía... Esta era su única oportunidad. Quizás allí encontraría compañía a la soledad... Salió corriendo desesperadamente. El viento levantaba su vestido y lo poco que se veía a través de su escote , se ondeaba. Llegó hasta la puerta del lugar pasando el pesado tráfico de las calles y el polvo que ponía a llorar sus ojos. Tocó tres veces como decía el anunció. Una puertezuela se abrió lentamente acompañada con un sonido a viejo y a podrido. Sintió un poco de miedo pero la ansiedad era aún más fuerte como para devolverse. María mostró el anuncio al ojo que se veía por la ventanita. La puerta principal se abrió.

Tuvo que agacharse un poco para poder pasar. Un gato pasó entre sus piernas, un gato sucio y mojado. La piel se le puso de gallina.... siguió caminando por un pasillo estrecho y muy oscuro. Ya no había tiempo para pensar en devolverse porque la puerta se había cerrado. Al final del pasillo, frente a ella se topó con tres puertezuelas: una roja, una verde y una azul. Pensó un poco antes de abrir una de ellas. Decidió tocar la roja: la más parecida al amor que tanto buscaba. Llamó una vez y no contestó nadie. llamó dos veces y le respondió en silencio, llamó la tercera vez y tampoco pasó nada...ya había caminado hasta la otra puerta, cuando la roja se abrió: Un hombre alto y bien parecido la invitó a seguir. la habitación como la puerta estaba también pintada de rojo. Contra la pared había una vieja cama cubierta con una colcha que ya no se sabía de que color era. Junto a la cama un nochero y hacia el fondo una mesa con dos sillas con una botella que esperaba ser abierta. El hombre la tomó por los brazos y la lanzó contra la cama... " hoy será mi día", pensó María.....

 


Hacer clic sobre la imagen

 

 
Club Literario
Destacados
Cartas al director

Páginas personales de escritores
Web de un escritor
Blog del editor de escritores.cl
Comentarios de libros
Mandalas de Omar

mandalas de Omar aquí

su email
Ingrese su email para recibir novedades de escritores.cl
Haga clic aquí
DIASPORA

Antología escritores fuera de Chile

Suplementos

La Mistral en fotos

Poesía Religiosa

Encuentro de escritores

Escritores chilenos en Canada

Letras de cuecas chilenas
Escritores al banquillo
Diversos

Libros recibidos

Boletines temáticos

continúe estas Historias Inconclusas

El Ciego

María

El diario de un cesante.

El ascensor.
El viaje en autobus
Participa en la Tierra de los MicroTextos

clic

   

© escritores.cl - Permitida la reproducción de su contenido mencionando la fuente siempre y cuando no sea con fines de lucro