POESIA
Y LENGUAJE Y, POETICA Y LINGUISTICA
Ya con
el Formalismo Ruso comenzó la tendencia, muy difundida y aceptada
en la crítica literaria contemporánea, a explicar la poesía
con criterios lingüísticos. Fueron los formalistas los primeros
en distinguir en el lenguaje un uso corriente y un uso poético.
Más tarde el Círculo de Praga y ya claramente Jakobson en
su trabajo "Lingüística y poética", estaban
seguros de poder explicar la esencia de la poesía a partir del
lenguaje, pues, consideraban que de algún modo el lenguaje implicaba
-como una de sus variantes o uso desviado respecto del patrón estándar
-, el lenguaje poético.
De esta
suerte la esencia de la poesía sería de carácter
lingüístico y, por tanto, la poética vendría
a ser una región de la lingüística general.
Algunos
teóricos de la literatura se han opuesto a esta explicación,
pues consideran que si bien es cierto que en el texto poético subyace
un sistema lingüístico, existe también otro de carácter
exclusivamente artístico y que denominan connotado, que va más
allá de la mera estructura lingüística. El primero,
en tanto texto, seguiría siendo objeto de la lingüística,
pero no hay razón para que la lingüística extienda
su imperio al sistema "connotativo" que no por servirse del
texto ha de ser confundido con el texto mismo, según los que así
piensan.
Sea que
la poética se considere independiente de la lingüística,
sea que forme parte de ella, en uno u otro caso debemos añadir
aquí algunas cuestiones importantes que no parecen estar suficientemente
sopesadas por la poética a la que nos referimos.
La primera
gran verdad, de suyo evidente, es que la obra literaria es obra de lenguaje;
la segunda es que, además, es obra de ficción. Si por el
primer aspecto la obra artística se inscribe en el lenguaje, como
un lenguaje más a fin de cuentas, por el segundo lo desborda y
lo supera, de modo tal que en un aspecto la poética - como ciencia
de la obra literaria formaría parte de la lingüística
y por otra, no. No habría que olvidar tampoco que el lenguaje participa
de la obra poética como materia prima desde la cual el poeta construye
la poeticidad. Es verdad que este material, aun en la poesía, continúa
conllevando cierta potencia lingüística, es decir que no pierde
del todo su capacidad de lenguaje, pero si se atiende solamente a ella,
o se la confunde con la esencia misma de la poesía, entonces adquiere
una relevancia injustificada opacando y marginando lo verdaderamente esencial
de la poesía que no es su materia, sino lo creado con ella.
Tampoco
se salva la dificultad si se predica del texto su carácter connotativo,
exclusivamente, por oposición al lenguaje denotativo, propio de
la prosa no artística. Los que así piensan no se detienen
a examinar con cuidado qué es lo que ha de entenderse por "connotativo"
y "denotativo", ya que éstos son términos que
dado el uso y abuso que se hace de ellos - y según el contexto
científico en que se los use -, exigen una clarificación.
En segundo lugar, y como consecuencia de lo primero, es totalmente absurda
la pretensión de estos teóricos, pues todo lenguaje coloquial
es tanto lo uno como lo otro sin que en un discurso concreto se repelan
ambas dimensiones. Además - como ya veremos -, la connotación
es característica de múltiples lenguajes que nadie calificaría
de poéticos.
Lo artístico
no radica esencialmente ni en la forma, ni en el contenido, ni en la conno-
tatividad ni en la denotatividad del lenguaje, sino en la ficcionalidad,
La obra literaria, como cualquiera otra obra de arte, es obra de ficción,
trátese de un poema, un cuento, una novela o un drama. La ficcionalidad
es su denominador común. Es evidente que surge del lenguaje, pero
no se agota en él. Un discurso científico también
surge del lenguaje, pero no se nos ocurriría estudiar la ciencia
(de la que habla ese discurso) con criterios lingüísticos
y como parte de la lingüística; de ahí entonces lo
dudoso que aparece la pretensión de estudiar necesariamente la
literariedad - para usar un término ya acuñado- con métodos
puramente lingüísticos. Es posible que por ese camino se llegue
a una comprensión formal, funcional y estructural de la obra, pero
no nos conducirá nunca a la esencia del arte. La poética
rebasa la teoría lingüística porque ésta se
dirige también a estudiar otro ámbito de la realidad poética
que no es lingüístico - lo artístico. Que la poética
se deriva de la lingüística sí - así como la
psicología se derivó de la filosofía -, pero que
se reduzca íntegramente a ella, no (así como ni la psicología
se reduce a la filosofía ni requiere por necesidad de métodos
Filosóficos para estudiar sus propios problemas). Y no, porque
entonces ¿en qué reside lo auténtico y privativamente
poético (o artístico)? Si se debe sólo a lo in-usual
o a-normal del uso de lenguaje, grave consecuencia pues, todo uso anormal
ha de ser poesía: el coloquio amoroso, el lenguaje infantil, el
decir de los locos, el uso lingüístico de los bajos fondos
o de los rateros, etc.
Sí,
estamos de acuerdo en que la poética no debe quedar al margen de
la lingüística porque el texto poético sigue siendo
un texto lingüístico, pero añadamos: no se agota en
él; lo desborda ampliamente y no porque sea un sistema connotativo
(que el lenguaje de la calle también en gran medida lo es), sino
porque crea su realiidad propia, intrínseca al mundo artístico,
la cual en primer lugar el lenguaje funda y constituye.
Es la ficcionalidad
(lo artístico) en primerísimo lugar, y no lo lingüístico,
lo que hace que la lírica, la novela o el drama compartan con la
pintura, con la música, con el cine, un título común:
ser obras de arte. De lo contrario habría una brecha insalvable
entre estas diversas manifestaciones que, sin embargo, desde el hombre
de la calle hasta el estudioso especialista reconocen como artísticas.
La esencia del objeto artístico (sea literario o pictórico),
reside en esto: el carácter ficticio del mundo creado.
Convendría
entonces no restringir el concepto de poética, como hace Jakobson,
al orden puramente lingüístico, pues parece claro que hay
más cosas en la poesía que las que ha visto Jakobson. En
esto también ha sido más sabio Ariátóteles
quien aplicó el término " poética" a la
teoría general de las obras literarias, en las cuales, como se
recordará, el lenguaje es tan sólo un elemento más.
Texto extraido
del libro Filosofía del arte y la literatura del autor chileno:
Juan O. Jofré
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