POEMAS
DE ANNAMARIA BARBERA *
ME REPITO
QUE LA MUERTE
NO ES NADA
"para Enrique Volpe"
Hermano grande
He interrogado a las piedras y a los pájaros
si somos nada más que cenizas de astros
soñando soles que se marchitan
al paso enloquecido del tiempo.
Tú, que escogiste el rostro
de altas cimas
por el cual te reconocen los ángeles
en el infinito
¿Es cierto que nada concluye
y todo comienza?
Me repito que la muerte no es nada.
Que jamás podrá borrar la sonrisa
que ha dejado tu música en el interior.
Dime, ¿ves nacer las flores silvestres
que anuncian la primavera en las llanuras
paganas?
Pastor de los carros ardientes
que has palpado
el el resumen de todos los silencios
¿Resuena tu canto
junto a los vendimiadores
que llevan las carretas
al crepúsculo?
Me repito que la muerte no es nada.
Que es un cerrar los ojos
a la niebla de oscuridad
para abrirlos
a las violetas del verano.
SUEÑO
MORTAL
Han esparcido tierra de tumba
Sobre los muros.
El sueño del hombre
Se ha hecho profundo como la muerte.
Si ya no es nuestro el verbo
Y desaparecen las escalas en el alma,
¿cómo hallar en el vaso oscuro
el germen de las palabras
que nos diga quiénes somos?
Nadie lanzó
la flecha al ojo del infinito,
Se ha dormido el arquero.
En las arenas florecen silenciosos,
Solas han quedado las huellas
De los poetas y los santos.
AGONÍA
Cabalgando entre desgarradas sombras
Baja del monte un grito agorero,
Inunda el valle escondido
Y convoca al dolor mudo.
Agoniza la alondra
Con nevadas estrellas en sus ojos.
El viento del norte quebranta huesos
Y convierte en piedra el corazón del árbol.
Ellos me arrojan ceniza en la cabeza
Pintan de tiza blanca mi rostro
Y clavan cuchillos en mis pies
Salpicando de sangre la huella.
SILBA
EL VIENTO
La presa que matará el cuchillo
¿no está ya muerta en el ánimo del cazador?
Antes de pronunciar el adiós
¿no ha muerto en el alma el amor?
Galopa la noche
Con negros pasos de fango sobre las hojas.
La lluvia gota a gota
Desata lazos y esparce cenizas de antorchas
Sobre las colinas.
En las deshojadas arboledas
Silba el viento
Y arremolina nieve
En las hondonadas del alma.
