( Tiempo de amarguras)
Padre, estoy cansado
El valle que atravieso es de muerte y desamparo. Caen sobre mi las oscuras sombras Y de mi desgarrado corazón la maldición de lo viviente se apodera. Me perdí Me fui como un volantín hacia algún lado Ya nada canta en mi corazón como otrora cuando Tú me alentabas y aliviabas. Ahora tengo el alma apedreada Llegó para mi el tiempo en que el espíritu muere y me abandona Y el deseo de vivir se esfuma como una paloma. En el valle de la muerte estoy temblando aterrado. Sin luz, y sin remedio.
AL ALCANCE DE SU VOZ
Entonces el Espíritu me dijo: No importa que tan muerto te sientas Tú estarás vivo eternamente Sacude de tus hombros esas culebras Y entra en mi morada para que reines conmigo. Todo lo demás es ilusión. El viento te traerá un nuevo nombre Y en el sitio que yo diga el antiguo enterrarás Desde entonces sólo mi voz alcanzará tu corazón Y en verdes praderas junto a claros arroyos tu alma va a pastar. No le temas al enemigo que te ronda cualquiera sea su disfraz Abre tus alas y vuela Todo lo demás es ilusión. En mi vida tu vida está ganada Yo te he tomado para poderte bendecir. Canta entonces y arrulla lo que es mío para que por tu voz se derrame mi sentir. Eso es lo que haré.
EL DOLOR DE LO QUE GIME
Señor Me duele esa piedra allí tirada sin mirarme Los cerros altivos y los campos deseantes Me duele la arena del desierto Y la nieve endurecida en las alturas encerrada Con ellos clavados en la cruz esperamos el rescate ( que nos cambies estos cuerpos corruptibles ) Yo los dejo a ellos que miren por mis ojos y que lloren con mis lágrimas pues tenemos las mismas raíces Y la misma esperanza El viento y las estrellas me conmueven igualmente La enormidad del mar y su salado movimiento La figura ágil de esos pastos clamorosos La carne de los árboles ardiendo de impaciencia y sus ramas que inquietas se me enredan en el cuerpo Por eso de la tierra yo escucho su lamento Y en mi sangre sus gemidos se aceleran Porque es el mismo destino que nos busca El sueño nuestro se parece Juntos clamamos al cielo nuevas cosas: Que la luz nos desate y nos vuelva eternos y gloriosos Que ya no seamos más árbol, ni mar, ni piedra, ni hombre, Sino uno sólo en todo y para siempre Bajo la mirada perfecta del alfarero que nos hizo.
III
Y entonces de nuevo escuché : Anda Ve y cuéntale también a los ríos que esperan mi presencia Y a las duras montañas encerradas en su piedra Y al corazón de la tierra revolcándose Ve y diles que ya voy que no tardo que cambiaré sus penas por el goce más perfecto Y que con mis manos les daré un nuevo cuerpo Y una nueva vida soplaré en sus huesos con mi espíritu. Que las aguas no se quejen al chocar contra las piedras Que las piedras no sufran su empeñón Yo iré y pondré las cosas en su punto Y haré y desharé para que todos se regocijen y renazcan. Ve y recuérdales mi promesa Dile a los pastos que esperen con confianza Al ancho mar que encontrará su reposo A las praderas que no me olvido de sus cuerpos Y a la humilde hierba: que ya voy, que ya estoy cerca. Porque yo escucho sus gemidos y su llanto Y no soy insensible ni indolente. Ve y consuela a las viñas de mi parte Diles que con su vino haré que todo lo creado me celebre Que seré su luz y me verán brillar cada uno en su lugar Que el viento silbará y llevará mi paz a todas partes. Que no demoro Y habrá nuevo cielo y nueva tierra. Esa es mi promesa. Yo soy su libertador. Que así sea.
LA CREACION RECIBE GOZOSA ESTA PALABRA Y CANTA A SU VEZ
Pero ¿quién es éste que nos busca y que nos canta ? Hermanos, ¿quién alivia nuestros oídos miserables ? ¿ es acaso quien esperamos hace tiempo ? Como piedra yo tiemblo al escucharlo Como pasto me entusiasmo entre sus pasos Como montaña me estremezco al divisarlo El cielo, el valle y las arenas también nos alegramos. ¿ Es éste algún profeta el que nos consuela con su canto ? Oh nieve, oh playa perdida sin nombre ni abolengo Este canto nos recuerda nuestra esperanza El anhelo ardiente por el que gemimos expectantes El día aquel en que vendrá el que mora entre querubines a restaurarnos Y su gloria se manifieste y se establezca entre nosotros su justicia. Engalana oh mar cada ola tuya Y anuncia a las costas este verbo Despierta nieve eterna y asoma una sonrisa que el que hoy nos canta nos reitera la promesa Correrá el agua viva entre nosotros Y no sufriremos ya más tribulación. El día se acerca. El que nos hizo ya no tarda. Alégrate tierra y cielo que el hacedor ha querido nuevamente consolarnos Y la voz de éste que canta es dulce como la miel y hermosa como el canto de los pájaros. Alabemos a quien nos ha enviado esta palabra Y reposemos contentos esperando alegremente el nuevo cosmos. Nosotros tenemos esperanza Porque el creador ha escuchado nuestra oración y oído nuestro llanto Y por eso la muerte no prevalecerá tampoco sobre nuestros pastos. Que hermosa es la voz de éste que canta y el mensaje que predica Pregona oh viento este evangelio en todas partes Que el dulce sabor de su belleza alegre a todos los que lo escuchen. Gloria y alabanza a quien nos salva Que se regocije todo el universo Nosotros, su creación, los que esperamos dichosos su gozo perpetuo y la revelación de sus hijos Damos gracias. ALELUYA.
EL SIERVO DESPIERTA
Ahora me calmo y me levanto mi Señor Y me alabo por entenderte y conocerte porque Tú eres quien hace misericordia juicio y justicia en el universo. Tú has puesto en mí este canto y su gozo ha sido irresistible Han sido tus palabras la alegría de mi corazón Y aunque he temblado al escribirlas Tú me has reconfortado Y no has añadido tristeza a mi dolor Sino que has alejado a la muerte de mis huesos Y me has quitado del valle de las sombras de la muerte para que cante las alabanzas de tu gloria esplendorosa. Bendito seas tú el pastor de las ovejas Y el que tiene el poder para cambiar todas las cosas. Este que estaba muerto también te da las gracias Porque me has vuelto a la vida Sacándome de mi fosa Y me has vivificado conforme a tu misericordia.
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