CANTO DE DIOS, EL HOMBRE Y LA NATURALEZA

 

APERTURA

 

( Tiempo de amarguras)

 

Padre, estoy cansado

El valle que atravieso es de muerte

y desamparo.

Caen sobre mi las oscuras sombras

Y de mi desgarrado corazón la maldición

de lo viviente se apodera.

Me perdí

Me fui como un volantín hacia algún lado

Ya nada canta en mi corazón como otrora

cuando Tú me alentabas y aliviabas.

Ahora tengo el alma apedreada

Llegó para mi el tiempo en que el espíritu muere

y me abandona

Y el deseo de vivir se esfuma como una paloma.

En el valle de la muerte estoy temblando aterrado.

Sin luz, y sin remedio.

 

I

AL ALCANCE DE SU VOZ

 

Entonces el Espíritu me dijo:

No importa que tan muerto te sientas

Tú estarás vivo eternamente

Sacude de tus hombros esas culebras

Y entra en mi morada para que reines conmigo.

Todo lo demás es ilusión.

El viento te traerá  un nuevo nombre

Y en el sitio que yo diga el antiguo enterrarás

Desde entonces sólo mi voz alcanzará  tu corazón

Y en verdes praderas junto a claros arroyos

tu alma va a pastar.

No le temas al enemigo que te ronda

cualquiera sea su disfraz

Abre tus alas y vuela

Todo lo demás es ilusión.

En mi vida tu vida está  ganada

Yo te he tomado para poderte bendecir.

Canta entonces y arrulla lo que es mío

para que por tu voz se derrame mi sentir.

Eso es lo que haré.

 

II 

EL DOLOR DE LO QUE GIME

 

Señor

Me duele esa piedra allí tirada sin mirarme

Los cerros altivos y los campos deseantes

Me duele la arena del desierto

Y la nieve endurecida en las alturas encerrada

Con ellos clavados en la cruz

esperamos el rescate

( que nos cambies estos cuerpos corruptibles )

Yo los dejo a ellos que miren por mis ojos

y que lloren con mis lágrimas

pues tenemos las mismas raíces

Y la misma esperanza

El viento y las estrellas me conmueven igualmente

La enormidad del mar y su salado movimiento

La figura  ágil de esos pastos clamorosos

La carne de los árboles ardiendo de impaciencia

y sus ramas que inquietas se me enredan en el cuerpo

Por eso de la tierra yo escucho su lamento

Y en mi sangre sus gemidos se aceleran

Porque es el mismo destino que nos busca

El sueño nuestro se parece

Juntos clamamos al cielo nuevas cosas:

Que la luz nos desate y nos vuelva eternos y gloriosos

Que ya no seamos más  árbol, ni mar, ni piedra, ni hombre,

Sino uno sólo en todo y para siempre

Bajo la mirada perfecta del alfarero que nos hizo.

 

 

III

 

Y entonces de nuevo escuché :

Anda

Ve y cuéntale también a los ríos que esperan mi presencia

Y a las duras montañas encerradas en su piedra

Y al corazón de la tierra revolcándose

Ve y diles que ya voy

que no tardo

que cambiaré sus penas por el goce más perfecto

Y que con mis manos les daré un nuevo cuerpo

Y una nueva vida soplaré en sus huesos con mi espíritu.

Que las aguas no se quejen al chocar contra las piedras

Que las piedras no sufran su empeñón

Yo iré y pondré las cosas en su punto

Y haré y desharé para que todos se regocijen y renazcan.

Ve y recuérdales mi promesa

Dile a los pastos que esperen con confianza

Al ancho mar que encontrará  su reposo

A las praderas que no me olvido de sus cuerpos

Y a la humilde hierba: que ya voy, que ya estoy cerca.

Porque yo escucho sus gemidos y su llanto

Y no soy insensible ni indolente.

Ve y consuela a las viñas de mi parte

Diles que con su vino haré que todo lo creado me celebre

Que seré su luz y me verán brillar

cada uno en su lugar

Que el viento silbará y llevará  mi paz

a todas partes.

Que no demoro

Y habrá  nuevo cielo y nueva tierra.

Esa es mi promesa.

Yo soy su libertador.

Que así sea.

 

IV

 LA CREACION RECIBE GOZOSA ESTA PALABRA Y CANTA A SU VEZ

 

Pero ¿quién es éste que nos busca y que nos canta ?

Hermanos, ¿quién alivia nuestros oídos miserables ?

¿ es acaso quien esperamos hace tiempo ?

Como piedra yo tiemblo al escucharlo

Como pasto me entusiasmo entre sus pasos

Como montaña me estremezco al divisarlo

El cielo, el valle y las arenas también nos alegramos.

¿ Es éste algún profeta el que nos consuela con su canto ?

Oh nieve, oh playa perdida sin nombre ni abolengo

Este canto nos recuerda nuestra esperanza

El anhelo ardiente por el que gemimos expectantes

El día aquel en que vendrá  el que mora entre querubines a restaurarnos

Y su gloria se manifieste y se establezca entre nosotros su justicia.

Engalana oh mar cada ola tuya

Y anuncia a las costas este verbo

Despierta nieve eterna y asoma una sonrisa

que el que hoy nos canta nos reitera la promesa

Correrá  el agua viva entre nosotros

Y no sufriremos ya más tribulación.

El día se acerca. El que nos hizo ya no tarda.

Alégrate tierra y cielo que el hacedor ha querido nuevamente consolarnos

Y la voz de éste que canta es dulce como la miel y hermosa como el canto de los pájaros.

Alabemos a quien nos ha enviado esta palabra

Y reposemos contentos esperando alegremente el nuevo cosmos.

Nosotros tenemos esperanza

Porque el creador ha escuchado nuestra oración y oído nuestro llanto

Y por eso la muerte no prevalecerá  tampoco sobre nuestros pastos.

Que hermosa es la voz de éste que canta y el mensaje que predica

Pregona oh viento este evangelio en todas partes

Que el dulce sabor de su belleza alegre a todos los que lo escuchen.

Gloria y alabanza a quien nos salva

Que se regocije todo el universo

Nosotros, su creación,

los que esperamos dichosos su gozo perpetuo

y la revelación de sus hijos

Damos gracias.

ALELUYA.

 

V

 EL SIERVO DESPIERTA

 

Ahora me calmo y me levanto mi Señor

Y me alabo por entenderte y conocerte

porque Tú eres quien hace misericordia

juicio y justicia en el universo.

Tú has puesto en mí este canto

y su gozo ha sido irresistible

Han sido tus palabras la alegría de mi corazón

Y aunque he temblado al escribirlas

Tú me has reconfortado

Y no has añadido tristeza a mi dolor

Sino que has alejado a la muerte de mis huesos

Y me has quitado del valle de las sombras de la muerte

para que cante las alabanzas de tu gloria esplendorosa.

Bendito seas tú el pastor de las ovejas

Y el que tiene el poder para cambiar todas las cosas.

Este que estaba muerto también te da las gracias

Porque me has vuelto a la vida

Sacándome de mi fosa

Y me has vivificado

conforme a tu misericordia.

 

FIN