Biografía

Patricia Gómez, escribe desde que conoce la palabra y hace con ella una poesía de vivencias simples. Su objetivo, además de satisfacer esa necesidad de sacar las letras de sus dedos, es llegar a la mujer, que ésta se sienta identificada en cada verso, en cada poema.
Ha participado en diversos talleres desde hace más de 15 años, en la tercera antología de “voces on line” y esta preparando su primer libro.


 

 

De NADIE

No soy de nadie
y soy de un hombre
al cual mi alma no pertenece
Mi carne es de sus manos
mi boca de su boca,
mis ríos de sus cauces...,
pero mis ojos…,
ellos, son de hombre inmortal.

Cantos

IX
Me yergo como un gigante pétreo
Furioso, ajeno,…
Abajo, iniciados vestidos
con túnicas de papel dorado.
Arriba, el infinito

I
Como una mariposa negra
que se anida en mi regazo
vino la noche fresca
a cubrirme con su manto

II
Cuando apago las voces
que me tira el mundo
me abrazo a Dios
y
me pierdo en él.

XXIII
Soy del cielo tanto como de la tierra
del aire como del agua
de carne como de fuego..
y aún así, estoy varada en el horizonte.


GOTAS DE AGUA
(Poesía infantil)

Caen profusas, rompiendo distancias
Caen con fuerza, caen con ganas.
Forman espesos racimos de agua
Se ahogan hormigas, se bañan las ranas.

Caen las hojas, de grandes árboles
Caen inertes, caen sin ganas
Quedan colchones de espuma dorada
Esconden las huellas, se alejan pesadas.

El viento se enoja, porque lo mojan
Si hasta los sueños con él se deshojan.
¡No corras viento, toma modorra!
No quiero que nadie se lleve su aroma.

El sol se escondió, la luna llego
¿Dime lunita donde estoy yo?

 

LA RUEDA

Cuando mi cuerpo, una vez más muera
y mis ojos, ventanas de mi alma inmortal,
caigan cerrando el paso a la luz que trae la ilusión,
seré UNA nuevamente…,
daré cuenta y tomaré lo ganado
pagaré lo que adeudo y haré con ello
mi equipaje.

Mi cuerpo será destrozado
mil veces por la tierra, ésta y otras.
Mis manos regaran tantos viñedos
como mi boca besará los frutos
de mis innumerables vientres,
seré hombre tantas veces
que ya no habrá misterio
en la siembra.
Seré hembra, seré hijo, seré padre,
seré lo que no he sido y lo que fui

Más en algún momento
seré ambos, hombre y hembra
arderán en mis manos,
no tendré que vestirme con cuerpo alguno,
daré frutos y fecundaré,
no correrá por mis venas emoción alguna,
ni lagrima ni risa vestirán mi faz, (ya no habrá).
El silencio será tan grande
que ya no habrá misterio,
la palabra será muerta en mi boca
y por fin…, seré una con todo.



 

QUIERO I

Quiero sembrarme en la tierra
como una flor silvestre,
regarla con la yema de mis dedos,
acariciarla, que me acaricie
y ser en ella hasta el olvido de mí misma.

Enrollar mis dedos en margaritas blancas
que las esporas caigan de una sobre mi cara,
lentas, tenues, mágicas.
Prestar mi piel a las hormigas
para que tengan un festín de caricias
y soñar con las historias
que me teje el viento en el pelo.

¡Quiero también y como quiero!
recoger pizcas de cordura,
comprensión y claridad,
amasarlas con mis sienes
hasta sacarles el alma.

Esparcir mis pupilas al infinito,
bailar con cometas y dragones
y una furia de titanes.
Quiero la caricia del sol
subiendo por mis piernas
y brazos
y espalda,
que me arrulle, envuelva
y porque no, que me cante…
y así dormir para siempre
siendo tierra, siendo aire
siendo del cielo…
su eterno manto.

 

POR UNA VEZ QUIERO

Por una vez quiero
me digas al oído
un montón de palabras,
palabras sueltas,
sin pretensión ni tiempo.
Que me digas por ejemplo,
en un día cualquiera,
¡Por Dios que estas bella!
Aunque parezca un pájaro triste
sin plumas doradas
ni alas erguidas
en mi pecho calvo.

Que me abrigues la espalda
cuando la sonrisa este en su tarde,
que me mires con ternura
solo porque son las seis
o es lunes o martes.

Por ¡solo una vez quiero! …,
que recites en mi oído
cuando esté vagando
por algún universo distante
u orquestando con el cielo
partituras celestiales,
que soy en ti, como
una libélula blanca.

Quisiera,
que cuando hablo con Dios
a hurtadillas, en silencio…,
queda de palabras,
o cuando escribo sueños rotos
en un papel cansado,
que te acerques despacio,
me mires con dulzura
y me digas al oído
¡Amor, no olvides…, cuanto te amo!