Biografía

Ingrid Odgers, nace en Concepción de Chile, en 1955. Estudia en el Liceo de Niñas de Concepción y en la Universidad de Concepción. Analista de Sistemas, Diplomada en Administración y Marketing, poeta y narradora, escribe desde siempre. Participa en diversos talleres literarios de la región del Bío-Bío, encuentros de escritores y escritoras regionales y nacionales. Ha dictado talleres para jóvenes y adultos mayores. Es activa gestora cultural, ha organizado eventos artísticos literarios a nivel regional y nacional. Obtiene el año 2002 Premio Consejo Del Libro y la Lectura por su proyecto Cyberliteratura desde el Bío-Bío. Aparece en varias antologías regionales y revistas nacionales de literatura. Su obra se menciona en el Carné Lírico Chileno de la poeta Elsie Wood y en diversas paginas de internet. Actualmente es directora del Sindicato de Escritores del Bío-Bío.
 

 

Soy una infanta en lágrimas ante la presencia de Cristo
los lazos inviolables la red del albedrío
Arrodillada sobre las hojas del Miedo a la Libertad
encuentro redención sobre el halo de tu vientre

Posada al borde del sueño más antiguo
al borde del abismo que no registra mi historia
al borde del farol sempiterno la alta nube del círculo
el oráculo que no pregunta ni retiene mi nombre
la sinfonía del canto sobre esta cabeza

Un golpe
el hechizo
liberado en la noche
Un golpe
sobre el cielo
al que vuelvo los ojos
Buscando afanosa
un lugar a mi vuelo


Me has otorgado el óleo. Esa liturgia tan tuya de saber
que te pienso. Con tu susurro palpas la cítara del alma
transformada en la llave del poema que cincela los cerrojos
y divulga furiosa la otra voz sumergida en la caricia
cantada por el grito de tu boca.

Destrozas páramos de norte a sur de
este a oeste en la bahía azul
que te arrebuja
El horizonte de naranjas cae
sólo por ser tú
sólo por ser como entras en mis ojos
que observan insaciables
lo arcano de tu templo
Su fulgor

 

Harta ya de cargar tus arquetipos
empapados de hombría y simbolismo
yo la Eva relegada
el cristal etéreo en su discurso
abro un nuevo paradigma

Entrego mi reclamo
este olor culposo a manzanas
y azahares en fiesta
hacen de mis sábanas
mitos traviesos
Mi ojo es otro
como otras me siguen
Gritan
Ruegan
Exigen abrir sus grilletes
Prestamos las pupilas
para renovar la mirada
Volvamos al origen
El diálogo está abierto

 

 

He cambiado bajo el arco envolvente de tu respiro. Se esfumaron agónicos los fantasmas, la turbulencia de tus aguas ha desatado la prisión y el verbo vuelto carne avasalla la impúdica presencia de las tinieblas. Me levanto emanada de tu boca. Estoy y eso basta porque presides mi mesa.

Eso basta
y sigo la lumbre que tu mano lleva
Sólo por eso
No salivo los harapos mutilados de la memoria

 

Cabalgo hacia la cumbre escudriño horizontes. Quédome ciega sin caminos.
En el zurcido extraño de esta alegoría me acomodo a Marte y Venus.

Rescato mi armonía
vuelve la paz
Afirmo
que en lo arcano de la historia
estábamos las Evas
pincelando teorías

 

 

Has parido duraznos maduros sobre mi cielo y trizado el abismo de los días. Desde tu centro las nueces del sosiego han roto los enigmas. El fruto de Dios hemos comido. Luego arreció el descanso donde las centellas del mundo con su horroroso lamento no lograron tocarnos.

El Universo se ha plegado
en este abrazo
de oriente a occidente
se han llevado los trenes
su carga mortuaria
Multiplícase la primavera
en el resplandor de las piedras
arrullamos el espléndido abandono
rompimos cautiverios
mordimos tácitamente
los prejuicios
Es nuestra toda la geografía del orbe

 

 

Edipo se ha paseado insolente
Engulló impío a mi amado
Entonces hice las maletas para cerrar la historia
la búsqueda de otros mundos
ajenos a mi falda
De nuevo a los orígenes
donde habita la Eva desolada
En la nacencia de la vida
lejana constructora, albañila sediciosa

Tras el derrumbe
nos nacemos
sin prejuicios
sin pancartas
sin ataduras
la posibilidad del infinito
el sueño consumado

 

Yo no soy más que eso amor
lúgubre verso descolgado de los labios
un ciervo en la brutal presencia del gentío
y tú
el serafín que irradia mariposas celestes
ante la animal presencia de una corte impía
Te busco en el huracán de los siglos
ansiosa de tu lengua como el pájaro al nido
No soy más que una larga tristeza
diluida en tu magia
incinerada en tu volcán
Soy
en el verdor de tu cuerpo la pelusa calva
sobreviviente del hierro la herida rota
un desierto incendiado por tu llama
donde bebo ferozmente
las veinticuatro horas
que vienen y me estrechan
cuando no paro de pensarte