CASA LITERARIA "PUERTO ALMENDRO": HISTORIA DE UNA CASA PARA LAS LETRAS UBICADA EN UNA REMOTA ZONA DEL SUR, CAMINO A LA ANTÁRTIDA
Por María Nede (ARGENTINA)
Esta casa también tuvo algo de virtual: se inició en un espacio no físico: un espacio radial (el padre de la criatura): Puerto Almendro desde el 17 de marzo de 1997, de lunes a viernes por FM Alternativa 99.1 Villa de Merlo, provincia de San Luis, República Argentina. "Una hora diaria para oír cuentos, poesía, buena música" (palabras textuales de la apertura).
Confieso ahora que estuve cerca de quince días definiendo el nombre del programa, sabía lo que quería hacer y me importaba mucho el nombre. Quería definir un "lugar donde anclar, reposar, relajarse y disfrutar" de la buena poesía, de un cuento memorable y, por supuesto, que la música acompañe. Me di cuenta que estaba pensando en un PUERTO y luego quise saber cómo era ese puerto. Esto -recuerdo- fue lo más difícil, ¿cómo adjetivar un sitio, un espacio-tiempo que yo quería placentero, dulce, calmo, casi cobijador? Pensaba en este nombre como el titulo de un poema o un libro. La palabra que sugiriera este ámbito nada académico de las letras debía ser fuerte, fibrosa, sugerente. Entonces me encontré con un árbol de esta zona, el árbol de flores rosadas que embellece tanto las avenidas de esta villa serrana, un árbol que da un fruto tan sabroso y nutritivo... un espacio con raíces, reparador, decidor con su sola presencia: mi puerto árbol era un ALMENDRO. Y esto tuvo que ver con la definición de la Casa Literaria un año después; porque el programa radial Puerto Almendro se hizo costumbre todas las tardes, y durante un año de emisión ininterrumpida leí a Octavio Paz, Augusto Monterroso, Cortázar, Rulfo, Onetti, Olga Orozco, y tantos otros, todos los días y, alternando jazz, africana, Piazzolla, Jarret, música andina, se fue gestando en mi cabezota un lugar que quise tenga la estructura (la presencia) de UNA CASA.
A principios de este año anduve mirando casas (primero las miraba para ver si me gustaban, luego averiguaba si querían alquilarlas). Era una situación divertida y extraña. Yo, María Neder, radicada en esta villa hace casi cuatro años, ya conocida en la comunidad por haber sido Directora de Turismo y ahora por el programa radial que escuchan hasta los niños, buscaba una casa y nadie sabía para qué. Además la comunidad me conoce por
escritora y poeta, el año pasado ya había presentado mi ultimo libro "Cuando octubre" y muchos lo habían leído. Ahora que vuelvo a verme recorriendo las distintas zonas, me río de aquella figura tan curiosa y ávida.
Ésta es una villa enclavada en la sierra de los Comechingones, la provincia de San Luis es pequeña, agradable, de bellísimos paisajes serranos y diferente a las provincias vecinas. Villa de Merlo, además del lugar más bello de la provincia, es una ciudad pequeña de apenas 13.000 habitantes, el 80% somos de Buenos Aires, aunque también hay oriundos de la Patagonia, y hasta chilenos, franceses, alemanes (poco). Está al pie de la montaña, y desciende en escalones hasta el Valle del Conlara, es zona de aromáticas y pájaros, el suelo es rico en cuarzo, mica, rodocrocita, Merlo está en el límite con la provincia de Córdoba, su aire es fresco, el cielo diáfano, se la ha conoce como "el tercer Microclima del mundo", pero aún no estoy segura si fue un slogan para promover la venta de lotes. Se sabe que hubo investigadores alemanes que permanecieron unos tres años para estudio del suelo, el régimen de lluvias y el estudio del clima en general. Estos comentarios no los hago para que todos decidan vivir aquí sino porque incorporan en los lugareños una buena cuota de orgullo y altanería.
De todas las zonas de Villa de Merlo (que por sus diferencias de vegetación y altura se constituyeron en "barrios") la que más me gusta es Piedra Blanca, es verde, fresca, antigua, con casas del siglo pasado y una calma única, a diferencia de Rincón del Este, que es la zona alta, con chalets modernos y muy poblada por nuevos habitantes provenientes de la ciudad, se asemeja a un barrio de Buenos Aires (aunque estamos a 800 kilómetros de Buenos Aires). Y Merlo Centro es circuito comercial en donde se mezclan despiadadamente construcciones antiguas con modernismos pretensiosos construidos con mucho dinero. Así que está claro: la Casa tenía que estar fuera del circuito comercial, diferenciarse, ser el mismo lugar radial llevado a una zona de reposo. La ubicación de la Casa era importante para mí.
Busqué, mucho, hasta que encontré en Piedra Blanca una casita pequeña, con todas las ventanas desiguales, sobre la Avenida Norte, aunque mirando hacia el oeste y con bellísimo parque arbolado hacia el este y por supuesto: con el marco majestuoso de la sierra azul. La casa estaba destruida, abandonada, y al dueño le interesó mi proyecto. Tanto, que al firmar el Contrato de locación se aclaró la finalidad: "proyecto cultural de la Sra Neder". Los pisos tenían sólo un burda cobertura de cemento, despareja. Las puertas habían desaparecido, salvo tres: la de la entrada y otras dos desvencijadas y caídas en en algún sucio rincón. Allí comenzó mi trabajo silencioso. LA CASA DEBÍA SER LA CONTINUIDAD DEL PROGRAMA RADIAL EN UN ESPACIO CONCRETO, EL LIBRO ERA EL PROTAGONISTA, EL FUNDAMENTO.
Muy pocas personas sabían lo que quería: una librería, una biblioteca totalmente gratuita in situ, con el lugar acogedor que precisa toda lectura y alguna mesa donde continuar mis talleres literarios para niños y para adultos. Hubo que desmalezar el espacio verde, desinfectar la construcción y lugeo sí: pinté, desarmé, compré unas pocas cosas: colgantes de papel a manera de lámparas de techo, caballetes. Restauré las puertas desvencijadas y las usé de mesas con caballetes. Los pisos de cemento fueron pintados de diferentes colores y con formas extrañas, trasladé bibliotecas de mi casa, algunas mesas pequeñas, compré sillas plegables de lona color ladrillo, pinté cada ventana de un color diferente. Hablé con editores amigos en Buenos Aires y conseguí todo el material en consignación, pero hice la salvedad: quiero literatura (ni libros de autoayuda ni libros de colegio), y hasta donaron ejemplares para la "biblioteca al día". El escritor Isidoro Blaisten me recomendó ante Emecé Editores y luego de pedir referencias mías comenzaron a enviarme material en consignación para la venta. Los primeros editores que entregaron confiados en este proyecto fueron: Ed. del Dock, Ed. Último Reino, Grupo Editorial Latinoamericano, Ed. Colihue...
Alguien pintó un gran corte de madera de algarrobo con letras blancas que dicen: "Puerto Almendro", hubo que hacer los pozos y poner los postes para enclavar el cartel. Y, antes de inaugurar: hablé con escritores amigos y gente de teatro y músicos para que vengan a dar conferencias, recitales, charlas (gratuitas a la comunidad).
El 25 de marzo de 1998, con gran parte de la actividad organizada y para rabia o admiración de los lugareños altaneros que no sabían de qué se trataba, se abrió la puerta de esta Casa para el Libro. Hubo gente ofendida (en esto consiste la altanería cuando se revela en gente incapaz) ante el asombro de un proyecto tan simple como inentendible para los ajenos a este mundo. Pero la casa reúne y con que cada día haya alguien, un niño, un adulto, leyendo: la misión está cumplida.
Mientras tanto, debido a razones económicas, solicité un subsidio al Fondo Nacional de las Artes con sucinta descripción del proyecto. Realicé el Ciclo Lorca (homenaje al centenario de su nacimiento), desde el 5 de junio con la emisión del programa radial desde la Casa, hasta el día del asesinato de Lorca, 19 de agosto. Han venido escritores de San Luis, los poetas Santiago Sylvester, Jorge Boccanera, María Negroni, Edgardo Pïgoli, Pablo Anadón. Hubo recitales de poesía, talleres gratuitos, presentaciones de libros, guitarras y canto. El Fondo Nacional de las Artes optó por otorgar un préstamo, fundamentando la acción privada y unipersonal del proyecto pero definiendo el mismo como PROYECTO CULTURAL EN EL ÁREA DE LITERATURA. El dinero fue otorgado hace un par de meses, con él he equipado la Casa: teléfono, computadora para navegación por Internet, equipo de televisión y video, más mesas y sillas.
El domingo pasado se inauguró el Video Debate en el marco de lo que se define como Cine y Literatura. Inicié con Horacio Quiroga, la gente está interesada con su vida y su obra, además, en el programa radial (que continúo todos los días) también estoy realizando el ciclo de lecturas de cuentos de Horacio Quiroga. La acción se abre como abanico y se cierra siempre en el libro, en la literatura, en esta magia de la palabra, "libertad que se inventa y me inventa cada día" (Octavio Paz). En la Radio, de vez en cuando, informo:
"Puerto Almendro, Casa Literaria: Librería, con sector infantil y juvenil / Biblioteca al día, gratuita / Café
/ Sala para Talleres, encuentros, presentaciones de libros / Video debate.
Abierta de martes a domingo de 16,30 a 22 /sáb. y do. hasta medianoche.
Avenida Norte 2512, Villa de Merlo..."
21 de diciembre de 1998