DE CHILE FERNANDO GONZÁLEZ-URÍZAR
OFICIO DE TINIEBLAS
pos del resplandor, cuánto trabajo:hacer y deshacer, desde el principio.
Más obran los quilates que los fárragos,
brilla más el diamante en lo desnudo.
Mirar por donde vamos, bien abiertos
los ojos, a la poda de lo inútil.
Si algunos versos sobran en la trenza,
talar lo que no añade sino quita.
Crear es don de Dios, y cómo esplende
el oro en su joyel, la pura lumbre
que a veces se me da, como entre sueños,
el lampo que imagino, sin arrugas.
Milagros del arcángel del azar,
caligrafías de un augur que saca
agua ardiente del pozo de mi sed
y hogaza de hermosura de mis hambres.
¡Ay, vocación tan honda!, no se rinde
a tanto desapego, persevera
en su trajín más vano, en la locura
de compartir su oficio de tinieblas.
LA MISMA QUEMADURA,
EL MISMO FUEGO
Pedro Salinas:
"Temblando
de dar cariño a la nada,
sin parar, sin saber nunca
si es alma de carne o sombra
el cuerpo, lo que besamos",
mi Nudo Ciego desatas.
Gerardo Diego:
Mi anhelo
a tu anhelo se parece:
"Ser de todas las formas,
como agua siempre a gusto en cualquier vaso,
abrazándote a la esencia".
Luis Cernuda:
"Como un día
en tiempos idos, cuando Dios lo quiso",
fue mi arcoiris:
"breve como todo lo hermoso,
luz y ocaso."
"¿Quién dice que hay olvido?
No hay olvido."
Dámaso Alonso:
Vino hacia mí
y partió con esa misma
"inclinación de nave"
la extraña forastera:
"ni materia ni espíritu traía."
Pedro, Gerardo, Luis,
Dámaso, juntos:
la misma quemadura, el mismo fuego.
En