El premio nacional
de literatura ha sido otorgado este año nuevamente en medio de grandes
controversias, y esto porque los escritores chilenos difieren en los criterios
que debieran considerarse para ser otorgado.
Al menos están claros dos grandes puntos negros.
El primero es el hecho de tener que presentar candidaturas, lo que fue impuesto
por el general Pinochet para no encontrarse con ninguna mala sorpresa. Y el
segundo, es que entre quienes lo otorgan no hay representantes de los escritores
chilenos por lo que su idoneidad y conocimiento del tema es bastante dudoso.
Precisamente por esto que algunos argumentan y acusan de favoritismo polìtico.
Eso ha sucedido en los dos últimos premiados, sobre todo con el señor
Raúl Zurita a quien todos vimos adulando al señor Presidente de
la República antes de que se le concediera el premio.
Pero, eso no es todo, tampoco está claro si se debe premiar la trayectoria
literaria o el hecho de tener obras que se han convertido en best sellers, como
es el caso de Isabel Allende.
Lo concreto es que un premio de $12.000.000 más $600.000 mensuales de por vida no deja indiferente a ninguno y el premio es entonces un premio codiciado por nuestros escritores chilenos, a pesar de las controversias que provoca.
Por otra parte
desde que se inicia el proceso hasta el final la incertidumbre es total pues
el resultado es verdaderamente imprevisible. Por ejemplo, tomemos el caso de
la encuesta realizada entre nuestros lectores, en donde Isabel Allende iba ganando
por cuerpo entero a Volodia Teitelboim ( ver
encuesta ) y sin embargo fue este último quien resultó favorecido.
No puede negarse que esto demuestra un completo divorcio entre lo que piensa
la gente y aquello que decide el grupo de burócratas que concede el premio
nacional de literatura.
De todos modos el señor Volodia Teitelboim tiene letras suficientes para merecer este premio, aunque existan por supuesto muchos detractores por su pasado o pertenencia política.
En todo caso nosotros
lo felicitamos, nos alegramos que venga a formar parte de nuestros laureados
y favorecidos escritores, de aquellos pocos chilenos que logran asegurarse,
al menos económicamente, de por vida.
El oficio es bastante difícil, y el camino lleno de espinas.
Ernesto Langer Moreno
Editor