Por Alfredo Lavergne, desde Canada

¿Qué es un haiku o jaikú?

 

La huella de la historia del haiku, remonta a los estudios de la primera antología poética reunida en el año 760 de la Era cristiana, “Poemario de diez mil hojas” y a los de la antología de poesía japonesa “Korin-waka”, recopilada por orden Imperial el año 905 del mismo calendario. En esa publicación y específicamente en su sección titulada “Kaikai” o “poemas libres”, descubrimos “Tankas”, la literatura más antigua del Japón, poema de 31 sílabas (5,7,5,7.7). Estos son poemas de menor extensión y más simples que la poesía tradicional de la época.

El haiku, es un cambio o enfrentamiento dentro de los afilados metales de la tradición poética japonesa.
De la publicación, “Korin-Waka”, 905 y específicamente de su sección “Kaikai”, surgen nuevas formas de expresión poética. Una de ellas es la “Renga”, que es una variación del tanka. También de 31 sílabas, se compone de dos partes, la primera de 17 sílabas (5,7,5) y la segunda de 14 (7,7) y en aquellos tiempos eran exclusivas de nobles y cortesanos. Una vez al alcance cultural de la plebe, siglo XVII, la burguesía introduce cambios, la vulgariza y genera el denominado “Kaikai-renga” o “renga humorística”. En la renga, un primer poeta crea los tres primeros versos, para que luego otro forme un texto continuo. De esta continuidad de estrofas y del “colage” de letras adjuntadas al “kaikai-renga”, poema de longitud variable trabajado por dos o más poetas y compuesto de preguntas y respuestas, poco a poco la estrofa inicial del primer poeta, 5/7/5 sílabas, el “Hokku” o “Kaikai-hokku”, se independiza y se presenta el haiku.

Entonces, el haiku deriva indirectamente de la tanka y el término “kaikai” (haiku), nace de la contracción de varias palabras, “kaikai no kokkuo” o “versos del comienzo” del “kaikai-renga” y existe un consenso al afirmar que el haiku es un poema breve, que se desprende de uno de más extensión, para nacer en nuevo estilo poético.
Ahora, podemos encontrar el aporte de esta evolución al juego poético latinoamericano del Quebrantahuesos y a la vez, descubrir un parecido con los últimos tres versos de la seguidilla española, en el terceto que normalmente no se usa solo, sino encadenados (Ejemplo: en el soneto) o en la forma estrófica menor que recibe el nombre tercerilla.

Avaro miserable el que encierra
La fecunda semilla en el granero,
Cuando larga escasez llora la tierra.

V. Ruiz de Aguilera

Granada, Granada
de tu poderío
ya no queda nada.

Villaespesa

Y nos recuerda Mario Benedetti en la introducción de su “Rincón de Haikus ”, uno de los bellos poemas del “haijin” español, Juan José Domenchina: Pájaro muerto / ¡Qué agonía de plumas / en el silencio!

Nosotros anotaremos que la redacción tradicional del haiku o jaiku japonés, es en una línea. Y que la presentación occidental en tres versos, es un corte destinado a escarbar en las grietas de la métrica del poema y en su sonora original caligrafía. Bajo el aporte de la poesía occidental, Takayanagi Shigenobu y otros poetas contemporáneos, dispersan el haiku en dos o cuatro “versos”. Así también trabajan algunos traductores:

Pobre, pobre, sí pobre,
la más pobre de las provincias,
y sin embargo,
siento este frescor.

Margarina Schulyz
Haiku de Kobayashi Issa


Cuando canta la cigarra,
cuando canta,
canta en coro
y el sol muere.

Fernando Rodríguez-Izquierdo
Haiku de Ogiwara Seisensui


Mi cuenco de mendigar
Acepta hojas caídas

Vicente Haya – Hiroko Tsuji
Haiku de Taneda Santoka

Diremos que el Haiku es un sector poético resumido de fórmulas antiguas, poema cargado de elementos de la naturaleza ligados al culto animista “shinto”, ejercicio espiritual, suspiro escrito, poesía del deleite, versos del “alma del Japón”, voluntad de ordenamiento del mundo, la capacidad del poeta japonés que observa y sintetiza su contacto con la naturaleza, el arte de sugerir un estado interior sin describirlo, inmediatez minimalista, referente de la estación climatérica representada y vivida por el poeta, la gran altura del precepto estético del oriente. Agregaríamos a esas “tradicionales definiciones”, la existencia en la carne y el beso en la piel del poeta. La palabra cargada de budismo Zen y caligrafía de cultos peregrinos. El espejo intelectual y el espacio poético propio del poeta japonés...orientalizando otros estilos.
Apuntemos del ensayo LA OCCIDENTALIZACION de la POESIA JAPONESA de Alfonso Barrera V., (Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1970), que nos sugiere; “Salvado el respeto que merece la tradición (japonesa), que las formas de poesía antigua, no pueden ocultar, en su juego de preceptos, algo de receta casera o de tarea escolar”. Y que el haiku sufrió no pocos cambios, tanto en el sentido estético como en la expresión, con los empujones que la técnica dio al mundillo metafísico, en las crisis sociales del hombre en Asia y en la occidentalización por los viajes interculturales del estilo.

SHIKI (1867-1902)

Las noches son breves
¿Cuántos días más
aún por vivir?

TANEDA SANTOKA (1882-1940)

Otoño
La desgracia y nada más
Yo continúo mi viaje

En su forma autónoma el haiku evoluciona en las escuelas de “Teikoku” (1571-1653), “Shofu”, “Teimon”, “Daurin”, en otros grupos de haijines y en los maestros del “ejercicio espiritual escrito”. Encontramos una selecta lista de poetas que se repiten y llenan los ojos de lectores, poetas, académicos e intelectuales occidentales: Basho (1644-1694), Buson (1715-1783), Issa (1763-1827), Shiki (1866-1902), Kawabata Bosha (1900-1941) y Akiko Yanakiwara (Mujer), con su haiku:

El bote se aleja
Y forma un camino blanco
Mi dolor y su huella

En el año 1882, aparece un libro llamado “Colección de poemas de estilo nuevo” y se considera que este trabajo estatuye el origen de la poesía japonesa contemporánea. Pero ese es otro lejano trabajo.

Hoy estás de visita en la presentación, “HAIKU o JAIKU”, que presenta www.escritores.cl

Alfredo Lavergne. Montreal, 2004.

 


A manera de despedida. Un correo electrónico con “Le vieux coq ”:

Debes recordar que el japonés es una lengua que nació y se desarrolló con bastante formalidad antes de transitar de la oralidad a la escritura, en boca y manos de monjes chinos budistas (taoistas me dicen ciertos papeles).
Sin embargo, el japonés tenía ciertos conceptos, en particular verbales, que el alfabeto pictográmico chino, llamado “Kanji”, no podía presentar. De allí se desarrollo el “Hiragama”, que es un alfabeto fonético con 46 signos basado en las cinco vocales rejuntadas con las consonantes. El “Hatakana” es idéntico en concepto al “Hiragana” y se llama “Kana” en conjunto, pues tiene los mismos 46 sonidos, pero con signos distintos. Si bien ambos son fonéticos, se usan para palabras de distinto origen. Las de origen japonés se escriben con “Hiragana”. Por ejemplo: “Co-hi”, escrito en “Romanji”, se escribe en “Katakana”, pues significa café y deriva de la palabra gringa, “coffe”.
Con lo cual, tenemos que una palabra en japonés te puedes encontrar con los tres alfabetos escritos simultáneamente.
De lo anterior llegamos al “Romanji”, que no es más que una super simplificación al escribir las 46 sílabas estándar del japonés usando el alfabeto romano. Ósea el ASCII, lo cual lo hace muy práctico para nosotros “gaijin escribanos” algo en japonés de vez en cuando en teclado gringo.
Otro detalle, debes recordar al lector que no sabe japonés, que es super difícil entender todas las sutilezas que los japoneses hacen al escribir, pues el “kanji” está formado por pictogramas que tienen ciertos patrones, raíces gráficas si quieres, y se hace juegos de palabras gráficas a propósito al escribir, sobre todo en poesía...

- ... Te anuncio que finalmente las aves más importante de la poesía japonesa, el hototogisu (ave de bello canto) y el uguisu (ave de hermosos colores), son definitivamente “indomables” y menos aún adaptables al idioma de este trabajo. Dejaré en la papelera los acercamientos del hototogisu al cuclillo, ruiseñor, colibrí, cuco, etc. Entonces, sin caer en transformismos, saludaremos a la revista Hototogisu que nació el 15 de enero de 1897. Sin más, El huevo Rompiendo la cáscara.

 


Presentación de esta selección de Haiku o Jaiku

 

Si solamente fueran dos los propósitos de esta selección y adaptación, serían:

A.- Una manera de corresponder a los poetas que obsequiaron, lo que observaron con sus vivencias en la naturaleza. Una manera de retribuir a los elementos seculares de la brevedad japonesa, que captaron elegantemente imágenes y que nos las entregaron de una manera finísima, al nombrar un sonido o un cambio en el paisaje. Dar gracias sin discurso, a ese don oriental de conocer la brevedad de la vida y a sus fugaces apuntes que resumen y cuentan las mutaciones de ella.

B.- Interesar al lector en el género poético que primero llegó traducido desde Francia, Inglaterra y España, para ser admirado por Julio Cortázar, Mario Benedetti, Nicanor Parra, J.L. Borges, Octavio Paz, etc. Para luego en el tiempo, influenciar con su minimalismo y su filosofía del vivir, a la poesía de América, Ernesto Cardenal, José Juan Tablada, Jack Kerouak etc.

Y si existen otros propósitos son, mostrar haikus selectos, para que ellos reflejen los pasos que fueron talando el cerco social de “pasatiempo de la Corte Imperial”, entre el siglo IX y el XI. Para que el lector realice la labor de “algunos haijines”, en su lucha por sacar a paz y a salvo al estilo, de la posibilidad de agotamiento que generaban las tradicionales y rígidas reglas. Para que aceptemos que el “ haiku”, no es una isla que excluyó en su desarrollo, la universal disputa del “Arte por Arte ”. Para que tal vez esta muestra, libere un poco más a sus antiguos y contemporáneos “haijin” (El que escribe haikus), de los comprometedores actuales “cocktails diplomatiques” y de los viajeros culturales que les asignaron e insisten; el oficio de mesurador silábico o el de defensores del espíritu del viejo Oriente.

Shigeji Tsuboi (1889-?)
Fragmento de EL FRUTO

Una tormenta viene desde lejos
Limpia el calor que resta del verano.
Un azul celestial llena la atmósfera
Y nosotros
Nos preparamos para el nuevo espíritu.

Kabayashi Issa (1763-1828)

La mariposa revolotea
como si desesperara
en este mundo

Esta presentación, selección y adaptación personal de haikus, de ninguna manera pretende ser el “study” que confronta al papel de la naturaleza en esos versos japoneses, con el actual concepto de naturaleza de occidente. Menos aún, entrar en la occidentalización de la poesía nipona o escarbar en los aportes de ella. Tampoco pretende clasificar y menos encerrar al haiku en estaciones climáticas. En este trabajo sacamos el envoltorio, “haiku poema estival” y a la vez reconocemos, el tremendo aporte de las obras que invitan a una lectura de, “haiku poemes saisons-season culture”.
En nombre de los muchos trabajos que cooperaron, saludamos a “Haiku”, R.H. Blyth, The Hokuseido Press, Tokio, 1950-1952. A la “Antologie du Poeme court japonais ”, presentación, selección y traducción de Corinne Atlan et Zeno Bianu, Edition Gallimard, 2002. A la antología “HAIKU”, introducción y texto en francés de Roger Munier, prólogo de Yves Binnefoy, Edition Fayard, 1978. A la “Nihondaisaijiki ”, Gran Antología poética del Japón, dirigida por Mizuara Shuoshi, Kato Shuson y Yamamoto Kenkichi, Edición Kodansha, 1981. Y a la minimalista joya, Poesía del Deleite, selección y revisión de texto de Alvaro Arellano, con traducciones de Margarita Schutz, Editorial Cuatro vientos, Santiago de Chile, 1997.

La imaginaria occidental de la palabra “Estación de calendario”, dificulta la unidad cultural entre el haiku tradicional y el contemporáneo. Además, el paso del calendario lunar al calendario solar adoptado sólo en 1872, provoca confusión en la clasificación de la palabra y nos conduce al error en el observado. Finalmente, no todos los haikuistas asumen esa “obligación”, que tal vez nace de la tarea que asumiera durante siglos el japonés medianamente culto; redactar haiku. Para ellos y no para los poetas, existieron y encontramos cientos de “saijikis”. Verdaderos almanaques que a través de siglos lucen miles de expresiones “canto poéticas”, “palabras perfumes”, “clichés espirituales ”, categorías evocadoras de momentos; para las estaciones climáticas, para los fenómenos del cielo, de actividades humanas, de la flora y la fauna, etc. Un “diccionario crucigramas”, para cada una de las palabras estivales.

Estos haikus fueron seleccionados por su capacidad en sintetizar la fuerza emotiva del hombre frente a la vida, al objeto, a la naturaleza y en poesía. Por su universal embriaguez por la libertad, por sus rescates del silencio y a medida que se desarrolla el estilo tan japonés, por el grito del poeta individualista que recibe el aporte de otras lecturas.
Lo anterior, en su estilo cargado de filosofía hinduísta, budista y confucionista. Pero a la vez, sin apartarnos, que todo artista en sí mismo es una revolución o un conservador de sistemas y que la conciencia en las innovaciones de la creación, es posible mediante el hecho social.
Ejemplos:
En el lugar que libraran la Gran Batalla Naval los clanes Tairas (Heike) y Minamotos, el célebre Masaoka Shiki, recrea un haiku que nos informa de su posición en cuanto al hecho bélico-histórico, que desintegró al clan de los Tairas.

Ah que frescor.
Los haike diezmados
y el ruido de las olas

La Armada Imperial japonesa no sólo intervino más allá de sus fronteras el 13 de diciembre de 1937. También obligó a la cultura recreadora del poeta oriental, a leer el cambio e integrar el hecho histórico a su labor. El samurai, los nuevos continentes, “les annés lumiéres”, las guerras internas y mundiales, los kamikaze, el hara-kiri, el clan Hirohito, la democracia impuesta, la píldora anticonceptiva, la industrialización, las batallas de la mujer, la cibernética, la bomba atómica destruyendo la naturaleza...y el que hace haiku, frente a, escribiendo de, huyendo para, observando o en ella.

Watanabe Hakusen (1913-1969). Fue arrestado junto a Saito Sanki, Hirahata Seito y otros haijines, por la policía de seguridad pública en 1940. Sólo el “arte-patriótico” era autorizado y estimulado bajo el estricto control del Estado.

Repentinamente la guerra
De pie
Al fondo del corredor

Bandera del sol naciente.
Yo la ofrezco
al océano

En general, estos poemas fueron recibidos de traducciones y fueron adaptadas al castellano, gracias al porfiado aporte de mis amigos Mitsuo Horiguku, Gilles Michuad, Jonh Horton y a mi limitado conocimiento de los idiomas que en esta labor nos permitieron seleccionar no sin defectos.
No sin defectos. ¿Cómo imperfecto es el arduo trabajo por la originalidad en poesía?.

A.- Yamagushi Sodo (1643-1716)

Esta primavera en mi cabaña
Absolutamente nada
Absolutamente todo

A.- Masaoka Shiki (1867-1902

Primavera en el hogar.
No hay nada
y sin embargo hay de todo


B.- Mukai Kyorai (1651-1715)

El hombre
Que está labrando la tierra
Parece inmóvil

B.- Masaoka Shiki

Toda la jornada
Siembre en el mismo lugar
Trabajando la tierra


C.- Hobayashi Issa (1763-1827)

Pareciera que el sapo
Va a expeler
una nube

C.- Masaoka Shiki

Crepúsculo matinal.
El hocico de la rana
exhala la luna


D.- Natsume Soseki (1865-1915)

Sobre la montaña florida
Sueltan los caballos
En el cielo otoñal

D.- Masaoka Shiki

Cuando de derrite la nieve.
¡Sueltan los caballos
en el pueblito!


E.- Konishi Raizan (1657-1706)

Mil pequeños peces blancos
Como si hirviera
El color del agua

E.- Masaoka Shiki

Un cardumen de truchas
Paso ante mis ojos
El color del agua


F.- Natsume Seibi (1749-1816)

El espantapájaros
Parece humano
Cuando llueve

F.- Hobayashi Issa

Ocurre en los humanos
Y también con los espantapájaros
No son derechos

F.- Masaoka Shiki

¡Cómo el hombre!
En noches de luna llena
el espantapájaros es miserable


G.- Matsuo Basho (1644-1694)

¿Es primavera?
La colina sin nombre
se perdió en la neblina

G.- Yosa Buson (1715-1783)

Bajo la lluvia de verano
El sendero
Desapareció


H.- Yosa Buson

En silencio
Antes de la llegada de los anfitriones
Las peonías

H.- Oshima Ryota (1718-1787)

Sin palabras la anfitriona
El invitado
Y el crisantemo blanco


 

SELECCION DE HAIKU O JAIKU

por Alfredo Lavergne

 

 

 

YAMASAKI SOKAN (1465-1553)

Mudas
Las garzas trazarían en el cielo
Una línea de nieve

Al mismo tiempo
Cuando mi padre estaba muriendo
Me tiraba pedos


ARAKIDA MORIKATE (1473-1549)

Esta mañana de Año Nuevo
Pienso además
En la edad de los dioses

Frente a los acantilados
Los sauces reverdecidos
Son las cejas

Una flor cae
y sube a su rama.
¡No¡ Era una mariposa


MATSUE SHIGEYONI (Ishu). (1596-1670)

En las altas hierbas del verano
Solos avanzan
Los bastones de los peregrinos


SAMBOKU (Siglo XVII)

Como la mano derecha
De la partera
Las hojas del arce en otoño*

* En el único poema que nos quedó de Samboku.. El color rojizo
de “Las hojas del arce en otoño” y el de “La mano de la
partera”, el rojo sanguíneo de la vida.


YASUHARA TEISHITSU (1609-1673)

La luna a media noche
como un trozo
de fresco


KITAMUR KIGIN (1624-1705)

Es la pobreza del verano.
Responde ella
antes de estallar en lágrimas


IHARA SAIKAKU (1642-1693)

Sobre la llanura ahora árida
Un cepillo de mujer
Del tiempo de hierbas en flor

Cambio de vestimenta.
La primavera desapareció
en el gran baúl*

* El primer día del cuarto mes del calendario lunar, se sacan
las vestimentas de verano.


YAMAGUCHI SODO (1642 – 1716)

Después de haber contemplado la luna
Mi sombra me acompaña
De regreso a la casa

La mañana después de la tormenta.
Sólo los melones
no se interesan por lo ocurrido


MATSUO BASHO (1644– 1694)
Fundador de la escuela “Shofu”.
Rescata el haiku del círculo humorístico
y lo amplifica de nuevos valores estéticos
y humanos.

Fin de año.
¡Siempre el mismo sombrero
y las mismas sandalias de paja!

Ramas de lirio
aferradas a mis pies.
¡Cordones para mis sandalias!

Los botones del sauce se abren
El maestro y yo
Escuchamos la campana

Devuelve al sauce
Todo el fastidio
y todo lo que desea tu corazón

¿Es primavera?
La colina sin nombre
se perdió en la neblina

A la primavera que pasa
las aves cantan
y son lágrimas los ojos de los peces

Sobre este puente colgante
nuestras vidas se enroscan
en las ramas de la yedra

Una noche de primavera.
En la sombra del templo
un misterioso hombre suplicando

Una noche en el templo
La luna
En lo más claro de mi rostro

El sol se levanta
Sobre el sendero a la montaña
Al perfume de los ciruelos *

* Cada año se celebra la fiesta del ciruelo en flor.

Bajo las flores de un mundo efímero.
Con mi arroz entero
y mi sake blanco *

* El “mundo efímero o liviano” por “uki-yoi”, término
de origen budista que sugiere lo pasajero de este mundo.
El “haijin” nos propone la simpleza. El arroz y su bebida
Sake:Licor del Japón.

Los pétalos de la rosa amarilla
¿Tiemblan y caen
al ruido de los torrentes de agua?

¿De qué árbol en flor?
No sé
¡Pero qué perfume!

La gente de ahora
no se interesa por las flores del castaño
que están en el techo

La campana para de sonar.
El eco de las flores
perfuma la noche

En las flores silvestres de verano
Se estremece aún
El sueño de gloria de los guerreros

En néctar de orquídeas
la mariposa
perfuma sus alas

Ante la enredadera en flor
Comimos nosotros
Que somos simples hombres

Ruido de alguien
sonándose con los dedos.
Los ciruelos en su estallido

¡Crueldad animal!
Bajo la pezuña
un saltamontes

Al frescor
me acomodo
y duermo

Las noches de verano.
El ruido de mis zoclos
hacen vibrar el silencio

En la lluvia de verano
se acortan
las patas de la garza

En medio del llano
Canta la alondra
Libre de todo

Este día tan largo.
Aún muy corto
para el canto de la alondra

A cada soplo del viento
La mariposa
Cambia de lugar en el sauce

Ante un florero lleno de azaleas
Una mujer
Desmenuzando bacalao seco

En el viejo estanque
la rana se zambulle
y el ruido del agua

En la rama descascarada
Los atardeceres del otoño
Un cuervo se posa

Antes de tragarla
El agua de la vertiente
Hizo crujir mis dientes

Helando mi vientre
los remos golpean las olas.
Noche de lágrimas.

Ah hototogisu
¡Agranda aún más
mi soledad!

Cuando desaparece
el hototogisu.
Una Isla

De la escarcha
No olvides jamás
El gusto a soledad

En la primera nieve.
Las flores de los narcisos
casi no se doblan

Completamente mojadas
Inclinadas
Las peonías bajo la lluvia

En el agua y la lluvia
El nenúfar
Y sus dos flores erguidas

Suave brisa.
La sombra de la glicina
apenas tiembla

Albergue pobre.
Los gemidos del perro
en la lluvia nocturna

A los que contemplan la luna
Las nubes
Aveces ofrecen una pausa

Antes que corten los juncos
del río
contempla la luna

Cuando anochece en el mar
el graznido de los patos
se aclara

Estoy en Kioto
Pero al canto del hototogisu
Soñando de Kioto

Al ardiente sol
El río Mogami
Arrastró al mar

Salpicados de barro
Por el rocío
Los melones parecen frescos

¡Silencio!
El canto de las cigarras
tala las rocas

Las cigarras van a la muerte
y su canto
nada nos dice

El mismo paisaje
Escucha el canto
Y ve la muerte de la cigarra

Pegándose a un champiñón
La hoja
Del árbol desconocido

Ese camino
Sólo lo toma
El crepúsculo en otoño

En pleno otoño
Mi vecino
¿Cómo vive?

En el picante gusto del rábano
Siento
El viento otoñal

Esta puesta del sol otoñal
Pareciera ser
El País de las sombras

La luna llena de otoño.
Deambulé toda la noche
alrededor de la laguna

¿Con qué tono cantarías
y qué eufórico canto arácnido
en la brisa otoñal?

Ante el relámpago
Dichoso
El que nada sabe *

* Una paradoja Zen dice: “El que nada sabe posee el
verdader conocimiento”. Entonces, este poema es una
modestia de cósmica altura.

Corazón
blanqueado por la lluvia.
Carcaza golpeada por el viento

Media noche de escarcha.
Para dormir me cubro
con la manga del espantapájaros

El sonido de la campana
Remolinea en la neblina
Al amanecer

Un día de tranquila alegría.
El Monte Fuji empañado
por la llovizna

Más blanco que las piedras
De la montaña rocosa
El viento de otoño

Después del crisantemo
A parte el largo nabo
Nada

El crisantemo blanco.
La pureza
al encuentro del ojo

Enfermo en el viaje.
Mi sueño corta
El páramo

Desolación invernal
En un mundo de tono uniforme
El ruido del viento

Mis lágrimas
Chisporrotean
Apagando las brazas

La tempestad sopla
El rostro de alguien
empapado

La jarra quebrada
por el hielo de la noche.
¡Me levanto a saltos!

¡Qué bello!
El despreciado cuervo común
esta mañana nevada

En este jardín
¡Un siglo
de hojas muertas!

Dios ausente
Las hojas de amontonan
Todo es abandono

Esta mañana nevada
Incluso el caballo
Es digno de mirar

Petrificado a caballo.
Mi sombra congelada
se arrastra y monta

La nieve que vimos caer
¿Es otra
este año?

Ahora.
Vamos contemplar la nieve
hasta caer de cansancio!


SUJIYAMA SAMPU (1647-1732)

Rudamente cae
Sobre los claveles
El chaparrón de verano

Mala jugada.
Mis dientes se destemplan
En el viento otoñal

Puse la mano sobre él
pero no la recoge y pasa.
La ketmia

Tus pequeños van a esperar
la alondra
perdida arriba en el cielo


MUKAI KYORAI (1647,51-1704)

El hombre
Que está labrando la tierra
parece inmóvil

Cohombro de mar.
¡Tu no tienes cola,
ni cabeza!

La borrasca no deja
la fría lluvia invernal
tocar el suelo

Los melones tienen tanto calor
Que rodaron
Fuera de su escondite de hojas

Yo gritaba sí
Pero a la puerta pesada de nieve
Continuaban golpeando

Sin fuerza
En la lluvia del mar
Las altas velas infladas de viento

En el cielo
El hototogisu y la alondra
Cantan en cruz


IKENISHI GONSUI (1650-1722)

Salta una carpa
y de nuevo el agua se calma.
El hototogisu canta

La tormenta invernal
termina
en el ruido del mar


KOSUGI ISSHO (1652-1688)

Mis ojos
Cansados de tanto mirar
Regresan al crisantemo blanco


KONISHI RAIZAN (1653-1716)

Mil pequeños peces blancos
Como si hirviera
El color del agua

Levantando la cabeza
miro mi forma alargada.
Frío amargo

Completamente sucias
las mujeres que siembran arroz.
Excepto su canto


HATTORI RANSETSU (1654-1707)

Media noche enraizada.
El Río del Cielo
cambio de lugar

A cada nueva flor de ciruelo
el calor
monta

Las mujeres sin hijos
Son tiernas
Con las muñecas

Crisantemos blancos
Crisantemos amarillos
¡Qué no existan otros nombres!

Espejo
de rosas amarillas.
El manantial dorado

En los escenarios de las almas
También queman
Las lágrimas y el rocío*

*El mes de agosto, período de violentas tempestades,
la fiesta dedicada a las almas de los muertos.

Ni sonrisa
Ni lágrimas
En esta ketmia


MORIKAWA KYOROKU (1656-1715)
Hijo de samurai, a los treinta años perdió gran
parte de los suyos.

La vestimenta del muerto
Ventilan en verano
En el colgador *

* Irrumpe la muerte en medio de una de las actividades de la
vida... “Airear la vestimenta”, luego de la estación lluviosa

La primera cosa
Que toca la tempestad
El espantapájaros

Cerca de la vela
Una peonía
En silencio

A las barandas
se estiran las sombras
de los crisantemos

Entre las papas
Al centro de la cacerola
El claro de luna *

* Muy luego en el tiempo, Ryokan (1758-1831), recreará el alimento,
la naturaleza y la belleza en su célebre haiku: “Viento azul / En mi
caldo Claro / Peonías blancas”.

Un fuego que muere
Golpea a la puerta
En medio de la noche

Yo recito Sutras
Las prostitutas
Se desmayan


OCHI ETSUJIN (1656-1730)

En un sueño de flores
Cubierto
¡Quisiera morir al instante!

El año se va
y yo escondo a mi padre
los cabellos grises


UESHIMA ONITSURA (1661-1738)

A la entrada del jardín
Florece el blanco
De una camelia*

* La camelia es una de las flores con que se saluda los muertos.

Esas flores de primavera
con el orificio de la campanilla al cielo
miran al horizonte

Oh que verdes son
las ramas del sauce
en las aguas que pasan

Aquí agua
y allá agua.
Las aguas de la primavera

Una trucha salta
y las nubes se agitan
en el cause del torrente

Cuando los cerezos florecen
Las aves tienen dos patas
Y los caballos cuatro

El cerezo perdió sus flores
y vuelve la calma
en el Templo Enjoji


En la Gran Mañana
Un viento del fondo de las edades
Sopla a través de los pinos

La campana lejana
¡Cómo oscila su pasada
en la neblina de verano!

Los esqueletos
Vestidos de seda
Contemplamos las flores

Esa montaña lejana
A donde el calor del día
Se fue

La brisa fresca
llena el cielo vacío
del rumor de los pinos

No hay lugar
donde botar las aguas servidas
y el ruido de los insectos

Este día de invierno
hace calor al sol.
Pero frío

A la primavera
las ranas croan
y en verano ladran

La alondra se estira
y se deja caer.
Si verde es la cebada


TAKARAI KIKAKU (1661-1707)

Durante la noche de quinta luna
Cada cierto tiempo escuchamos
Como se quiebra un bambú *

* Este poema fue trabajado en el tiempo del calendario lunar.
Febreroes el primer me.s En el quinto mes la temporada más
caliente del año.

El mendigo
Como vestimenta de verano
Carga el cielo y la tierra

Lluvia de verano.
Una mujer solitaria
sueña en la ventana

El ciruelo en flor
espera su maestro
en el jardín

Picado por pulgas.
¿Era verdad
ese sueño de arenas?

El mono gruñe
y muestra los dientes.
La luna en lo más alto*

* El mono...el hombre?

Un relámpago
Ayer al este
Y hoy al oeste

Cuando pienso que es mía la nieve
Sobre el sombrero
Me parece más liviana

Despierto de noche
El faisán dorado grita
La luna se congela

Cuando llega el invierno
los cuervos se cuelgan
en el espantajo

Noche de invierno.
Sin motivo
escucho a mi vecino

Fiesta de las flores.
Acompañado de su madre
un niño ciego

¿Qué pasa con Enjo?
Vivió y ahora está
como mar en verano

El hototogisu canta
y en la pequeña canasta
dos o tres berenjenas

Termina el viento
y corre el agua por el bosque.
Es el momento del canto del hototogisu

El sauce
Contempla al revés
La imagen de la garza

El murciélago
volando de sauce en sauce
en lo rojizo de la noche


NAITO JOSO (1661-1704)

Flota
A fuerza de levedad
La rana

Despierto en medio de la noche
Mezclo mi tos
Con los gritos de los insectos

Muy lejos en el mar
el viento verde y la niebla
¿Adónde van?

Entre tantas flores
El pájaro carpintero buscando
Un árbol muerto

Escarcha y granizo
Sin fin ni fondo
La soledad


SAKAI YAMEI (1662-1713)

Al inmenso campo
De un grito
El faisán lo devora


TACHIBANA HOKUSHI (1665-1718)

Las peonías marchitaron
y partimos
sin pesar

Suspender la luna en el pino
y descolgarla
para mejor contemplar

Ranas cantoras
¡Cómo ayudándose
con sus gritos!

De pie
entregando el espíritu
el espantapájaros

El sonido de la campana quebrada
También es cálido
Como la luna en verano

OGAWA SHUSHIKI (1669-1725) *Mujer

Despierta
De este sueño
Veré el violeta de los iris*

*Poema escrito poco antes de su muerte. La vida es un sueño,
la muerte una nueva y mejor vida. El color violeta representa
la juventud de la mujer.

SHIRAI CHOSUI (1700-1769)

Si muero en la llanura blanca
Yo también seré
Un Buda de nieve


YOKOI YAYU (1702-1783)

Estornudo
y no veo más
a la alondra

Cambio de doméstica.
La escoba
esta colgada en otro lugar

A sus pies
le roban sus granos
¡Qué espantajo!


CHIYO-NI (Kaga no Chiyo, 1703-1775) *Mujer
Religiosa budista

Los caballos al galope
Huelen sus cuartillas
Un perfume de violetas

Roza
El hilo de la caña de pescar
La luna en verano

¡Luciérnagas!
En el río
las tinieblas pasan

Todo lo que recogemos
en la playa de la marea baja.
Se mueve

El agua se cristaliza
Las luciérnagas se apagan
Nada existe*

*Escrito poco antes de su muerte.

En el llano y la montaña
Todo parece inmóvil
Esta mañana nevada

Si por las mañanas se cierran
las campanillas en flor
¡Es por el odio de los hombres!

En las lluvias de primavera
Todo las cosas
Son más bellas

La rama en flor del ciruelo
entrega su perfume
al que la corta

Del violeta de las nubes
Al morado de los iris
Se dirige mi pensamiento*

* Chiyo-ni, describe la muerte de su joven madre en el humo del
crematorio y en el color morado del iris, el reflejo de los suyos
en kimonos de verano. ¿La partida de la madre, la familia y la
continuidad de la vida?.


TAN TAIGI (1709-1771)

Cubierto de un manto de luna
Río abajo
El ruido de la red de pescadores

A la hora de la siesta
se detiene la mano que agitaba
el espantapájaros

Los días tranquilos
En rápidos años
Olvidados

En su mes.
El gato olvida el arroz
pegado en sus bigotes

En un montón de basuras
Una centidonia floreció
Al final del otoño

Solo atravieso
Un frío claro de luna
Por el puente colgante

Ni una sola piedras
Para lanzar a ese perro
Bajo la luna en invierno

Desolación invernal
En una poza de lluvia
Los gorriones se distraen

Las barren
y abandonan
a las hojas muertas

Es el viento de primavera.
Dicen amo y criado
caminando juntos

A lo largo del día
Mis ojos se gastaron
Contemplando el mar


YOSA BUSON (1715,16-1783)
Pintor

Me lavo los pies
El agua sale de la cubeta
¡Cómo la primavera!

Esta mañana
El sol salió
de la cabeza de una sardina *

La puesta del sol en primavera
camina sobre la cola
del faisán dorado *

* En estos dos poemas de Buson, podemos ver el tiempo en
su trabajo y el interés en marcar una diferencia...en el original
del primer haiku, el pez es un dibujo.

Noche de primavera.
De vela en vela
transita la llama *

* ¿Reencarnación?

El mar en primavera
Se levanta y cae
A lo largo del día

No hay puente.
El sol se acuesta
en aguas primaverales

Van juntos platicando
Un paraguas y un viejo abrigo
En la lluvia de primavera

Nada más por hoy
Debemos entrar a la primavera
Nada más

Sobre el mar
El atardecer
En la red de la neblina

El barco coreano
Continua su ruta
Sin detenerse por la neblina

La pradera esta nublada
Y las aguas guardan silencio.
Es el atardecer

La tranquilidad del día.
El faisán
se posa en el puente

Al trabajo de la tierra
Desde las alturas del templo
Viene el canto del gallo

Al trabajo de la tierra.
El hombre que preguntó por el camino
Desapareció

Al trabajo en el campo
La nube que nunca se movía
También fue

Al claro de luna
El ciruelo blanco parece
Un árbol en invierno

El manto de luna.
Una rana
perturba el agua y el cielo

El halo de la luna.
¿No es el perfume
de la flor del ciruelo que subió hasta allá?

En cada pétalo que cae
Las ramas del ciruelo
Envejecen

Murió el ciruelo y sus flores
¡El sauce
en su soledad!

Sobre el excremento del caballo
Las flores que cayeron del ciruelo rojo
Parecen besarse

Iba yo a los cerezos en flor
Dormía bajo ellos
Así era mi pasatiempo

Caen las flores del cerezo
y entre las ramas
aparece un templo

En las tardías flores del cerezo
Duda
La primavera que termina

La mariposa confiada
duerme
en la campana del templo

Parece indefensa
Cuando nada
La rana

Un volantín
En el mismo lugar
En el mismo cielo

Las ocas emigran.
Delante de la casa
el campo de arroz parece volar

Barriendo hojas dispersas
En el cortejo fúnebre
Se va la primavera

Esta mañana vemos la brisa
soplar los bellos
en la oruga

En noches breves
la aterciopelada oruga
detiene las perlas del rocío *

Desde el fondo
de las noches breves
surge el río Ôi *

En noches breves.
La baba de los cangrejos
espuma entre las cañas *

* Noche breve. ¿Noche de verano?

Noche corta.
En las afuera de un villorrio
un comercio esta abierto *

* Noche corta. ¿Noche de verano y bohemia?

La borrasca.
Los papeles en blanco del escritorio
volaron todos

El sonido de la campana
Cuando sale de ella
Frescura en verano

En la niebla del verano.
El vuelo blanco de un insecto
de nombre desconocido

El bosque en verano
Ninguna hoja se mueve
Así asusta

Con las lluvias del verano.
El agua estancada y el río
se juntan

Aguacero de verano.
Los gorriones de la aldea
se agarran de las hierbas

¡Un relámpago por la mañana¡
El ruido del rocío
corre entre los bambúes

Ese vivo frío bajo mi pie
En la alcoba
La peineta de mi esposa muerta

En las orejas de mi avanzada edad
Las lluvias del verano
Desaguan por las canaletas

En las hierbas nueva
El sauce
Olvida sus raíces

Es un placer
Atravesar el río en verano
Con las sandalias en la mano

Caminando el extenso páramo
Las nubes altas
Pesan sobre mí

El sol centellea
Sobre las piedras
Del páramo reseco

La más lejana luna.
Atravieso
un barrio pobre

Está pasmada
de pobreza
esta mañana de otoño

Es otoño en los senderos.
Alguien viene por el páramo
Detrás de mí

Bajando los campos sembrados
Saturándolos
El agua en otoño

Bajo la lluvia otoñal
Caminar por plantaciones
Sumergidas

Al agua arrasa
y es como de noche
en cada terreno cultivado

Qué hermoso
después de la tormenta otoñal
el pimiento rojo

Atardecer otoñal.
La soledad también
es bienestar

Pasando el portal
Soy el hombre que camina
Por el atardecer del otoño

Para el que parte
Para el que se queda
Dos otoños

Durante la siega de otoño
Muy triste
El rostro de la loca

Tan profunda
Esa prostituta
Color abismo

El dedo herido
Del albañil
Al rojo vivo de la azalea

¡Canta el hototogisu
que no tiene padres
ni hijos!

La tos ronca
del abad.
El canto del hototogisu

Bajo la brisa del atardecer
El agua chapotea
En las patas de la garza

Un caracol
Un cuerno corto y el otro largo.
¿Cuál es el problema?

Ella se abre
y despide un arco iris
la peonía

La pesada carreta retumba
Cuando pasa
La peonía se estremece

En cien lugares a la redonda
Las peonías crecen
Y las nubes de lluvia

Después de cortar la peonía
Me sentí disminuido
Esa noche

En el viejo pozo
un pez traga un mosquito.
El agua hace un ruido negro

Ella cae
La flor de la camelia
A lo más negro del viejo pozo

Un ave grita
El ruido del agua oscurece
Alrededor de la trampa

Piensa en decapitar
los lotos blancos.
El honorable bonzo

El faisán dorado sobre la rama
Descansa
De una pata a la otra larga es la noche

Cae la luna
sobre cuatro o cinco personas
bailando

Tres veces se levanta
y es todo
grito del venado

Sobre la imagen santa
Se permite un excremento
La golondrina

Roció blanco en la zarza.
Una gota
sobre cada espina

Después de la cosecha de arroz
El espantapájaros
No es el mismo

El capataz
se informa del espantapájaros
y regresa

El viento de otoño
sacude al espantapájaros
y pasa

Recogiendo champiñones.
Levanto la cabeza
y la luna ya está en la cúspide

El criado
Abandona un cachorro
Bajo la luna llena

Juntamos los huesos
del muerto.
Las violetas se compadecen *

* Después de la incineración, se recogían con palos
los huesos que no se consumían y los enterraban en
pequeñas urnas.

Muy helado el soplo
de la campana.
¡Cuándo sale de la campana!

En la profundidad del bosque
el pájaro carpintero
y el golpe del hacha

Pasan y no entran
Las hojas del otoño
Al templo de Fujisawa

La orquídea de noche
Esconde
En su perfume el blanco de su flor

Ante el crisantemo blanco
Las tijeras
Dudan un instante

Cultivador de crisantemos.
De ellos
eres un esclavo

La luna pasa al oeste.
La sombra de las flores
se estira al este

Sopladas por el viento del oeste.
Las hojas muertas se agrupan
al este

Cuando sopla el viento norte.
Las hojas muertas se fraternizan
al sur

La montaña oscurece
y asume la púrpura magnificencia
de las hojas en otoño

Las noches de los hombres de antes
Fueron iguales a las mías
Esta noche de lluvia fría

La lluvia en invierno
Muestra lo que los ojos ven
Como si fuera cosa antigua

Paro la borrasca.
Un ratón
atraviesa la corriente

¡Fría es la noche!
A la cubeta de agua
cae una rata

Un ratón raspa
un plato
¡Ruido frió!

En noches frías
mis huesos sienten las mantas
y golpean la colcha

El abad
y cómo deposita su abono
en el llano sin cultivar

Encuentro de un monje
sobre el puente.
La lluvia de invierno

Por el río en invierno
Flotan a la deriva
Las ofrendas florales del Buda

Ruido de serrucho
Esta media noche de invierno
Ruido de pobreza

Puse el calentador
en mi pecho.
Pero mi corazón estaba lejos

Un fuego moribundo.
Pero súbitamente la cacerola
se pone a hervir

Con un palo
Golpeo el pincel congelado
Por la noche

Aún más conmovedoras
A la luz de linternas
Las oraciones en noches frías

En la nieve
Las luces de la hilera de casas
Que me cerraron la puerta

El viejo calendario
me llena de obsequios.
¡Cómo un Sutra!

Esta noche oscura
La cubierta del calendario
llega a su fin

Un hachazo en bosque
En invierno
Y el olor me llega

OSHIMA RYOTA (1718-1787)

Sin palabras la anfitriona
El invitado
y el crisantemo blanco*

* Este gran haiku, simple y limpio, no mantiene
ninguna fuerza a la traducción. El silencio de dos más
el de la belleza. ¿La belleza no tiene más que decir o
sobrepasa la palabra?...un silencio a tres. Es en la
contemplación de la flor, que nos llega el “satori ” o
la esencia del haiku, la iluminación.

En los escollos del agua
la brisa azul
desparrama la luna*

* Recordemos que con el color azul, el poeta japonés,
apunta a la belleza de la naturaleza. Ver entre muchos:
“La brisa azul de Oriente” de Aoki Getto (1879-1949)
y “El viento azul” de Ryokan (1758-1831).

Mi sombra se pega a la muralla.
Esta noche de otoño
un grillo hace ruido

Perseguida
La luciérnaga
Se esconde en un rayo de luna

Una jaula de luciérnagas
para el niño enfermo.
¡Qué soledad!

¿Quién desvela allá
con la lámpara encendida?
Lluvia fría de medianoche

La luna de esta noche
Imposible
Que sea única

Entré ofendido y furioso.
El sauce
en el jardín


OTOMO OEMARU (1719-1805)

La bola de nieve
al fin
es inmensa

Me dejo rodear
Como el Buda
Por los mosquitos del equinoccio

El viento disminuye
Las montañas se ven
Y ahora las ranas

A quien la persigue
La luciérnaga
Ofrece su luz

Los melones.
Por ellos lo reprimí el año pasado
y hoy los ofrezco a su espíritu


YAKAKUGA RANKO (1726-1798)

Al claro de luna
Sólo un ruido
Y la caída de las camelias blancas *

* Si las camelias se ofrecen al difunto. En este haiku
al emboscado... ¿Las flores por esa muerte?


KUROYANAGI SHOHA (1727-1771)

A la medusa
El cohombro de mar
Confía su amargura

El niño
Pasea su perro
Bajo la luna del verano

La lluvia nocturna
multiplicó los caracoles
bajo las bellas hojas de las aspidistras

La flor de la camelia
Que iba a caer
Está presa en las hojas

A la puesta del sol
La sombra del espantajo
Alcanza el camino


MIURA CHORA (1729-1780)

Del corazón de las prostitutas
Surge
El amo del lugar

Crisantemos blancos
y ahora alrededor de ellos
todo es gracia y belleza

Luna en verano
¿Del otro lado del río
qué es?

Alimento de otoño.
Por la puerta abierta
entra el sol del atardecer

Contemplando la luna.
La miramos y se cubre
La olvidamos y se muestra

Seducida por las flores
Fascina a la luna
La mariposa

Atraído por el canto lejano
Del uguisu
El sol sube al horizonte

El uguisu canta.
Fue ayer
a la misma hora

El viento otoñal
sopla primero
las flores de la enredadera

Amaneceres con luna.
Los chorlitos de la orilla del río
se dispersan a lo lejos

Luna fría.
El viento del río
afila las rocas

¡Espacio por favor!
y déjeme plantar estos bambúes
al sapo


SEIFU-NI (Enomoto Seifujo) (1732-1814) *Mujer
Religiosa

Fin de la primavera.
Entre las medicinales artemisas
las osamentas humanas


KATO GYODAI (1732-1792)

Al alba
Soplan las ballenas
Entre la espuma escarchada

Recogiendo una violeta
El débil corazón
En primavera

El gorrión furioso
Salta entre las flores
De la enredadera

Apagado el altar del Buda
El cuarto pertenece
A las muñecas

Las montañas del otoño
Aquí y allá
Humaredas se levantan

Las hojas que caen sobre otras hojas
Y se unen.
La lluvia arrasa sobre otra lluvia

Una noche de primavera.
Pareciera que a nadie pertenece
esa carreta abandonada


KAYA SHIRAO (1738-1791)

La libélula roja
comienza
la estación otoñal

El arroyo se hundió
en las hierbas
del otoño que se va

El jardín está oscuro
y tranquila en la noche
la peonía

Insensible
A los rayos de la puesta del sol
El espantapájaros


TAKAI KITO (1741-1789)

En la densa neblina.
¿Quién grita de la colina
a la barca?

Niebla nocturna.
Pensando en cosas del pasado
y cómo están lejos

Sobre el bambú que indica
La tumba del difunto
Una libélula

El pequeño pez
Arrastrado a reculón
Al agua clara.

Cuando nos detenemos
De noche en el camino
Mucho más fuerte cae la nieve


NATSUME SEIBI (1749-1816)

Aplastando una mosca
¡Quisiera
matar a todas!


TAGAMI KIKUSHA-NI (1753-1826) *Mujer
Religiosa

Yo deseo partir
Peinada de luna
Bajo el cielo errante

Tomando el fresco sobre el puente
La luna y yo
Quedamos solas


IWAMA OTSUNI (1756-1823)

Para el convaleciente
los crisantemos.
Huelen frío


RYOKAN (1758-1831)
Monje zen y calígrafo-escriba

Los días de lluvia
el monje Ryokan
da penas

Surcos de seda
en la superficie del agua.
Lluvia primaveral

El mundo
ahora
es un cerezo en flor*

* Es el “hanami” o fiesta de la contemplación de las
flores la importancia del ahora de la tribu

En el santuario
Sobre los pétalos de las magnolias
Las flores del cerezo

Viento azul
En mi caldo claro
Peonías blancas *

* Al aire libre y agradeciendo por la belleza del viento,
la flor y el simple alimento.

Sin inquietarme
En almohada de hierbas
Me ausenté

Día tras día
cae la garúa.
La vejez me atrapa

Las plantas de jardín
caen
y yacen como caen

En el viento otoñal
Al recoger caquis
Mis bolas doradas se erizan

El viento nos trae
Suficientes hojas muertas
Para hacer una fogata

Sobre su caballo
En el viento que azota
El hombre de mirada segura


KOBAYASHI ISSA (1763 - 1827)

El humo
dibuja en este momento
el primer cielo del año

En este primer amanecer de primavera
Incluso mi sombra
Está repleta de vigor

En el mismo lugar se obstina
El pájaro carpintero
Al atardecer

En día de primavera
Una sola poza
Detiene la puesta de sol

Temblando
en las flores silvestres
se va la primavera

La hierba de las pampas cae
y el ojo puede ver
como el frío aumenta

Ondulando serpenteando
La brisa
Viene a mí

¿La edad de la luna?
Yo diría
más o menos trece años.

¿Sentirán nostalgia
los días de neblina
las ninfas del cielo?

Bajo la neblina del calor
Algunos hoyos dejados
Por el bastón que va al templo

Lluvia de primavera
El pato renquea
En el pórtico

En la ruta de Shinano
La montaña carga sobre mí
El calor

Ella acostó al niño
Y lava en este momento la ropa
La luna de verano

Habiendo cambiado de ropa
Me siento
Pero muy solo

Con alegre canto
El ruiseñor
Llama a sus paternos

Los gorriones
Juegan a la escondida
Entre las plantas de té

Apártate del camino
gorrión sin casta.
Pasa el caballo

Gorrión huérfano
Ven acá
Contigo quiero jugar

Si eres tierno con ellos
Los nuevos gorriones
Te desilusionaran

Un gorrión cansado
En medio
De un grupo de niños

Noche de golondrinas.
Mañana otra vez
nada mejor que hacer

Un punto en el día
La alondra canta
Al fondo de la lluvia

Mantiene un desafío
De miradas conmigo
La rana

Inmóvil y serena
La rana observa
Las montañas

Mirándome
Se camufla
La rana

Puesta del sol.
La rana también
llora

De los arces de otoño
me acerco
y la soledad me invade

repiten. Las ranas
alrededor de la cabaña
envejeces. Tu envejeces

La vejez
También al cortar un ramo de flor
Una mueca en la boca

Cuando envejecemos
La larga presencia del día
Es también motivo de llanto

Esta mañana es otoño
Al decir estas palabras
Siento como envejezco

Frente al espantapájaros
A edad avanzada
Tengo vergüenza de mí

Al otoño de mi vida
La luna no tiene manchas
Y sin embargo *

* La luna es un espejo sin manchas. ¿La conciencia?

Allá
Simplemente
Bajo la nieve que cae

De la mala hierba
¡Qué mariposa
nació!

Cubierto de mariposas
El árbol muerto
Florece

Mariposa que revoloteas.
Como tú siento
que soy una criatura de polvo

También entre los insectos
hay los de diestro canto.
Otros no

Canto de insectos.
Un hoyo en la muralla
ayer desapercibido

Bajo las flores del cerezo
Pulula y hormiguea
La humanidad *

A la sombra de las flores del cerezo.
No son
Más extranjeros *

* Es la fiesta anual del cerezo o la contemplación de las flores...
“hanami ”. Todos son invitados al tradicional lazo entre el
mundo de guerreros y el de las flores

Esas flores de cerezo
Que tanto me embelesaron
Desaparecieron de la tierra

Un mundo de gran dolor y tristeza.
A pesar
de los cerezos en flor

Entre las flores del ciruelo
El uguisu
Limpia sus patas

Cuando florece el ciruelo
Yo esparzo sardinas
En la tumba de mi gato

Crisantemo en flor
Baila también en el aire
Un olor a orina

Lluvia de pétalos.
Agua de neblinas lejanas
Quisiera beber

Es mediodía.
Las oropéndolas cantan
y la corriente del río pasa en silencio

¡Porque así debe ser!
Estrenémonos a morir
a la sombra de las flores

Todos en este mundo
en la cumbre de un infierno
¡A contemplar las flores!

La primavera se anuncia
Tengo cuarenta y tres año
Aún frente a mi arroz blanco *

* El número cuatro y la palabra muerte son homónimos

En lo más carnudo de mis nalgas
Las marcas
Del petate frío

¡Rayos y truenos!
A cada relámpago
el mundo se sana

Que nada me pertenezca.
Sólo la paz del corazón
y el frescor del aire

Desnudo.
Sobre un caballo desnudo
a través un temporal

Pobre
La más pobre de las regiones
¡Pero sientan este frescor!

Aldea perdida
Acostumbrados a su miseria
Ellos toman el fresco por la noche

La siesta
Dejo al agua de las montañas
Pelar el arroz

Lozanía de atardecer.
El ignora que la campana
redobla el sonido de la vida

Lozanía de atardecer.
El sabe que la campana
redobla el sonido de la vida

Viva inquieta pulga.
Por mi mano
transfórmate en Buda *

Por esta boca
que mordió una pulga
canto al Buda *

* Volverse Buda, Transformarse, llegar a ser un Buda.
¿Morir? Se utiliza el término “buda” para con respeto
designar...un cadáver.

Pulgas.
Para ustedes también
la noche es soledad y larga

Lo siento por las pulgas
de la cabaña
¡Van a adelgazar muy pronto!

Picado por pulgas.
¿Entonces fue verdad
ese sueño de arena?

No mates la mosca.
Mira como reza
Manos juntas y pies juntos

Cansadamente sueña
El viejo pino
Todavía no es Buda

Llegó el otoño.
El cachorro que no lo sabe
es un Buda

Un ser humano
Una mosca
En la gran sala

Con una sonrisa
el Buda muestra
un mosquito que se tira un pedo

El mundo va muy bien.
Otra mosca
come el arroz

Matando una mosca
herí
una flor

Una puerta de ramajes
y como cerradura
un caracol

De noche bajo la luna
Torso desnudo
El caracol

¿A dónde puede ir
bajo la lluvia
este caracol?

Sube lentamente
Lentamente pequeño caracol
Escalas el Monte Fuji

Me voy de la casa
junto al ruiseñor
¡Cuídala caracol!

¿Cuándo vino
tan cerca de mí
este caracol?

Caracol
A tu manera
¿Puedes llegar a ser un Buda?

Retoma fuerza
en la manga
la luciérnaga que huye

De prostitutas
La joven virgen
Se hace un pañuelo

En el pórtico del Templo Mii.
El sonido de la campana
en el aire se congela

Después de la gran limpieza
Del Templo de Zenkoji
La brillante luna otoñal

Oca emigrante
¿Cuántas veces viste
la humareda del Monte Asama?

Amanecer.
La bruma del Monte Asama
sube a la mesa

Oca salvaje
¿A qué edad hiciste
el primer viaje?

Luna llena
Mi aldea deteriorada
Es como usted la ve

Qué bella y enorme
Era esa castaña
Fuera de alcance

En el blanco rocío
me ejercito
al paraíso

En cada perla de rocío
Tiembla
Mi región natal

En la flor de loto
Cambia
El rocío del mundo

El rocío se dispersa.
Hoy una vez más
sembraré granos de infierno!

- No quiero continuar
en este mísero mundo.
Y se descuelga la gota de rocío

Mundo de rocío
Rocío de mundo
¡Ah! Sin embargo *

*Con motivo a la muerte de su hija.

Saltamontes
No aplastes las perlas
En el blanco rocío

El ruibarbo en la nieve
Más pálido
Brilla púrpura

El frío
¿De dónde viene?
Oh espantapájaros

En la punta de la nariz
Del Buda del páramo
Cuelga un hilo de hielo

De los orificios de la nariz
del Buda.
Surge una golondrina

Noche tras noche
Mi sopa de legumbres
Acompaña la nieve

En invierno
Una joven prostituta
Raspa el hollín de la cacerola

El hoyo perfecto
que hago cuando orino
a la entrada de mi casa

De un salto
El cervato caza la mariposa
y vuelve a dormirse

El gatito
Que pesamos en la balanza
Continúa con sus juegos

Un bello volantín
se levanta
de la choza del mendigo

El niño que imita
Al cormorán
Es aún más maravilloso

¡El lobo!
Sólo al ver su excremento
Temblamos de frió


NAITO MEISETSU (1847-1926)

Sobre las trenzadas flores
Del ataúd
Una mariposa*

* Como Yosa Buzón (1715-1783). “Noche primaveral /
de vela en vela / la llama se traspasa” y
Taiko Kito(1741-1789). “Sobre el bambú que indica /
la tumba del difunto / una libélula”. ¿La reencarnación?

En la fría tempestad
una solitaria luna
rueda a través del cielo

Una húmeda mañana
Desde la tierra surge
La primera cigarra


UEDA CHOSHU (1852-1932)

Se hizo mil pedazos
y aún está allí.
¡La luna en el agua!


NATSUME SOSEKI (1865-1915)

Bajo el velo de luna
¡Sombra de flor!
¡Sombra de mujer!

Cae lánguidamente
en el césped
la humedad del calor

Cuando la lámpara se apaga
Las primeras estrellas
Entran por la ventana

En este mundo que balancea.
¡Hágase gran maestro
y usted dormirá la siesta!

Golpeado
El pez de madera
Espanta los mosquitos al medio día *

* Se trata del gong inmóvil del templo, en el que a la
sombra es guarida de mosquitos.

Las piedras del fondo
Parecen mover
El agua clara

Sobre el ataúd
lanzar crisantemos.
Nada más *

* Soseki saluda la muerte de su amigo
Masaoka Shiki (1867-1902).

Reverencias y sonrisitas.
Del moño
resbala un granizo

El frío y más frío.
El agua azula
Y el cielo se estrecha

La piel y los huesos.
¡La borrasca arrastraría
mi cuerpo enfermo!

Guardián de la noche.
Escucho
el continuo lamento de la lluvia

Sin saber porqué
Amo este mundo
Donde venimos a morir


MURAKAMI KIJO (1865-1938)

En el espejo
Esta mañana el otoño
El rostro de mi padre


OSAKI KOYO (1867-1903)

Si pudiera morir
antes que seque la rosa.
Sería perfecto


KODA ROHAN (1867-1947)

En el claro de luna
Dejo mi barca
Para entrar al cielo


MASAOKA SHIKI (1867-1902)

Cada año nuevo
Cielo y tierra en armonía
El primer día

¡Qué soledad!
Después de los juegos artificiales
una estrella fugaz

Un gran viento
y repentinamente el estandarte
se levanta

Ola de calor
Las flores del ciruelo se dispersan
por el pedregal

Cuando miré hacia atrás
El hombre que me cruzó
Se había perdido en la neblina

El Gran Buda soñoliento
Adormecido
Por este día primaveral

El Gran Buda
y su frescura
implacable

Ellos contemplan
el océano en junio.
Los Budas al fondo del templo

Dulzor de brisa.
En el verde de mil colinas
un templo aislado

Atardecer primaveral.
¿Qué lee
el hombre que no tiene mujer?

Las ondas del chapoteo
derriten poco a poco
el hielo del estanque

La nieve se derritió
En la espalda
Del Gran Buda

Sitio ilustre.
Desyerba la tierra
y lo ignora el campesino

Un canasto de flores abandonado
y nadie
en las montañas en primavera

A lo largo la mano corre
por la barandilla del mirador.
Los montes en primavera

Durmiendo sobre la piedra
Mariposa
¿Sueñas tú de mí el infortunio? *

* El poeta muere de tuberculosis a los 35 años.

Soñando cada año
En los crisantemos
Sueño por ellos

La campana del templo
para de sonar y brilla.
Ah la luciérnaga

Como compañero
Solicito a la mariposa
Partir de viaje

El aguacero de verano
tamborea
en la cabeza de las carpas

Jornada corta.
En sus canastas los cormoranes
cansados duermen

Un pueblo de pescadores
Bailando bajo la luna
El olor a pescado fresco

El puente cedió.
¡Atrás y solitario
el sauce llorón!

A lo largo del río
No encontré ningún puente
Ese día sin fin

El río en el verano
y un puente.
Pero el caballo pasa por el agua

A gran velocidad
Se lleva el verano
El río Mogami

El puente colgante
En lo alto y en todas direcciones
Balancea la lluvia fresca

¡Peral en flor!
La casa en ruina
Única huella de la batalla

Con mucho esfuerzo
Pude colgar
La lámpara entre tantas flores

Cerezos en flor
y recuerdos de seres queridos.
Todos tan lejos de aquí.

Al chirrido de los insectos
Sale la luna
El jardín oscurece

Pinos en cada isla.
¡Y cómo refresca
el ruido del viento!

¡Qué frescor!
La vela que se apaga
y el ruido del agua

El frescor
En medio del cultivo de arroz verde
Del único pino

De espalda al Buda.
Oh cómo como refresca
el claro de luna

Donde miremos
hay frescor de luces
de dioses y de Budas

En el Gran Buda
la ausencia de entrañas.
Ah que frescor

Al encender la luz
Las sombras de las muñecas
Una para cada una

Una alondra se vuela
Respiro la niebla
¡Yo camino sobre nubes!

Nuestro canario se escapó
Un día de primavera
Llega a su fin

Marejada de nubes bajas
Amontonadas
Sobre la lejana línea del mar

La barca y la orilla
Dialogan
a lo largo del día

La playa.
¿Porqué hacer una fogata
con esta luna de verano?

Un azadón abandonado
en el campo vacío.
¡Qué calor!

Para la delgada waka
y para el fino haiku.
Un hombre en verano *

* Waka o Tanka. Tradicional género
poético de 31 sílabas.

Sale la luna entre las hiervas
y sopla el viento
el canto del hototogisu

Gracias a la linterna
contemplar al Gran Buda
y el canto del hototogisu

Ni siquiera un mosquito
después de la inundación
¡Qué soledad!.

En la palma de la mano
una luciérnaga.
Ah su frío reflejo

En el rincón de un viejo muro
Totalmente inmóvil
Una araña gorda acecha

Maté una araña
¡Soledad
de noche fría!

Cuando para de cantar
Y vuela
Al fin vemos a la cigarra

Sólo en un árbol
de la inmensa llanura
las cigarras se agrupan

Una cigarra canta
Frente a la casa vacía
Al último sol

Al borde de la muerte
Más sonora que antes
Las cigarras en otoño

Bosque en verano.
Del que penetra
ni la más mínima huella

Veinte mil personas
Sin abrigo
La luna de verano *

* Visión del gran incendio de Takaoka.

Pintor de rosas.
Las flores no son difíciles
y las hojas peliagudas

Admirar rosas.
¡El cansancio de mis ojos!
La convalecencia

Pintar flores
es mi tarea cotidiana.
¡A comienzo del otoño!

La blanca peonía
Una noche de clara luna
Perdía sus pétalos

¡Las flores silvestres del verano!
En Saga las bellas mujeres
de muchas tumbas

La amapola florece
y por la brisa del día
desparramada

Lluvia de otoño.
Las hortensias
se deciden por el azul

Mi voz
se hace viento
en la cosecha de champiñones

En el Templo de Taga
Cerezas en el suelo
No hay nadie

Bajando del caballo
En el viento de otoño
Pregunté por el nombre del río

Torbellino de hojas muertas
vienen de lejos.
El otoño llega a su fin

Apoyada a un árbol desnudo
de raras hojas
una noche estrellada

Los insectos de verano
caen muertos
sobre mis libros

Ningún insecto
se acerca a la lámpara
Aún más frío.

Me pican
Los mosquitos en otoño
Decididos a morir

En el dormitorio vecino
su luz también se apaga.
Ah qué la noche es fría

La linterna se apaga
Atravesando el basho
El ruido del viento *

Pobre Templo
reducido a ruinas
¡Pero qué basho! *

* Basho: Campo de bananos, platanar y seudónimo
del maestro de la sobriedad, quietud y armonía,
Matsuo Basho, Siglo XVII.

No puedo comer
Los caquis que me gustan.
Ah la enfermedad

Pelando una pera
Azucaradas gotas brillan
A lo largo del cuchillo

¡Recuerden!
Fui un gran comedor de caquis
amando haikus *

Tres mil haikus
a revisar.
Dos caquis *

* El haijin Shiki, por trabajar en correcciones
era recompensado en caquis.

Las manzanas robadas
que comí.
Me produjeron dolor de estómago

El ave canta
Cae al suelo
Una baya roja

Una baya roja
rodó
por la escarcha del jardín

El daimyo.
Queda de su pasar
un terrible frío *

* El pueblo debía esperar que pasara el “daimyo” e inclinarse.

Soledad en invierno.
Quisiera hacer una pregunta
al Buda

Fría mañana.
Alegremente
el acólito entona el sutra

El río en invierno.
El agua no es suficiente
para cuatro o cinco patos

La gran limpieza.
Todos los dioses y Budas
amontonados en la hierba

Débiles
Esta noche de nieve
Las luces del palacio

Medita el mono
a lo largo de la noche
¿Cómo atrapar la luna? *

* El mono es el hombre y la lección luminosa
de la luna... ¿Buda?.

Hago una ofrenda a Dios
y de regreso.
La brama del ciervo *

* Ofrenda o “kami”. Dios personifica la naturaleza
en el culto “shinto”.

La noche infinita.
¡Pienso
en cómo será en 10.000 años!

Bajo el mosquitero
Ella duerme
Rodeada de luciérnagas

El que detesta esta vida
Debe amar
La flor del cardo

En los cultivos de las alturas
los espantapájaros
se peinan de nubes

En este mundo efímero.
También los espantapájaros
tiene ojos y nariz

Una extremidad
Apoyado sobre la montaña
El Río Celeste*

Aguas termales.
La Vía láctea
en los cuerpos desnudos *

La Vía láctea
El campo de patatas
Las garzas blancas *

Pasada la media noche
La Vía Láctea
Descansa en un bambú *

*El Cielo, la Tierra y la vida entre los dos. El cosmos
en tres versos. ¿El Río Celeste por Vía láctea?

Salgo del Templo Zen
Entro
A una noche estrellada

Un niño de diez años
Acaba de heredar un Templo
Frío amargo

Pánico.
La escalera se derrumba
sobre los amores de los gatos

Diez años de trabajo
para pagar mis estudios.
¡El techo gastado!

En esta agua pura
los ricos se refrescan
y también los osos


KAWAHIGASHI HEKIGOTO (1873-1937)

El viento violento del sol
Vibra aún
En el canto del hototogisu

Arranco una planta.
Su profundidad y su blancura
me duele


TAKAHAMA KYOSHI (1874-1959)
Revolucionario, crea la Escuela de nueva tendencia.

Primera primavera.
La lluvia perla
sobre las ramas aún desnudas

Solo.
Pulo mis poemas
en el día que llegará *

* Kyoshi en este poema alude la muerte de y sus amigos
, el maestro Masaoka Shiki y Kawahigashi Hekigoto.

Libélulas
En un villorrio tranquilo
Es mediodía

En los montes de abril
Cadáveres en sepultura
¡Vanidad!

Lancé
La cetonia
A lo más profundo de la sombra

Durante la distribución
de la velas en los dormitorios.
¡El grito del venado!

Aún me traspasan
Los ojos que la serpiente
Dejó en la hierba

El una palabra
Yo una palabra
Al resplandor del otoño

Y ahora
Bajo la luna otoñal.
No hay enemigos *

*La noción de amigo y enemigo. Kyoshi, escribe este
poema luego de la derrota japonesa en 1945

Corté
las peonías
y el jardín está vacío

Cae y cae
La hoja de la paulonia
A los rayos del sol *

*¿La hoja cae, como cayó el hombre a pesar de
las promesas del sol?

Como polvo
En las grandes nieves
Un hombre muerto

Año que pasa y año que llega
Anillos
Que atraviesan un mismo bastón

El grito del primer cuervo
Sorprende al amanecer
Sobre los burdeles

Ya imagino
la nieve
cayendo sobre mi cadáver


OTAMI KUBUTSU (1875-1943)

Con la boca abierta
el niño contempla caer las flores
¡Es un Buda!


USUDA ARO (1879-1951)

Un ave canta
Y calla
La nieve en el crepúsculo

El barco se va
y el corazón se aleja
de los gritos de los insectos


AOKI GETTO (1879-1949)

Parece acariciar
Esa brisa azul de oriente
A las montañas *

* La “brisa azul” es el viento que sopla en verano
entre las hojas.


NAGAI KAFU (1879-1949)

Primer trazo de neblina
Sobre el kimono del año nuevo
Una bastilla de nubes


OSUGA OTSUJI (1881-1920)

Fiesta campestre.
Respira el sol
y la hierba se pega en mis codos

Por el que se recupera
De una enfermedad
Los crisantemos sienten frío


KUBOTA KUHONTA (1881-1926)

Desplomado en la tierra
El volantín
Entrega su alma

Voces
Entre las nubes blancas
La alondras


TANEDA SANTOKA (1882-1940)

Al pie de la montaña
bajo un sol generoso.
Una hilera de tumbas

Tan lejos
el país natal.
Los árboles florecen

Sobre mi sombrero de junco
Toc
Era una camelia

Profundo
Aún más profundo
En las montañas azules

A cántaro la lluvia de otoño.
Cocino algunos granos de arroz
durante largo tiempo

A cántaro la lluvia de otoño.
Yo no muero
todavía

A cántaro la lluvia de otoño.
El camino
de nuevo y siempre

Otoño
La desgracia y nada más
Yo continúo mi viaje

Un graznido de cuervo.
Yo también
estoy solo

Sobre una piedra
La libélula
Sueña en pleno día

Sobre mi solitario escritorio
La libélula
Concede posarse

Se cubren de otoño
las hierbas silvestres.
Me siento

A la mitad de la vida
A la mitad de la muerte
La nieve sin cesar

Mi país natal
Empapado por la lluvia
Lo recorro descalzo

Muy pronto la muerte.
Sobre las flores silvestres
cae la lluvia *

* Poema escrito poco antes de morir.

El arroz es delicioso
Y el cielo azul
Muy azul

El barro
que fluye
se aclara *

* Como el barro que lleva el río... Todo puede ser
lavado de impurezas


WATANABE SUIHA (1882-1946)

El gran día blanco
me desnuda el alma.
Hojas muertas


IMAZUMI UGAI (1883-1951)

Calor de primavera.
¡Ese olor a cabellos
en el ascensor!


MAEDA FURA (1884-1954)

Aquel que mata
Tal vez sea yo
¡Vuelo de luciérnaga!

La calma discreta de los caquis
Absorbe el sol
En su profundidad


OZAKI HOSAI (1885-1926)
Trabajó como budista laico
en diferentes templos de Japón.

El ruido de las tijeras
del jardinero.
Yo me levanto tarde

Silbando sin parar
Esta mañana
Mientras el bosque azulaba

Una jornada sin una palabra.
Yo mostré
la sombra de una mariposa

Tan solo
Que muevo mi sombra
Para mirar

¡Dos senos
magníficos
y un mosquito!

En la punta de una hierba
Ante el infinito del cielo
Una hormiga

A mi espalda pasa un tren.
Yo arranco la mala hierba
sin levantar la cabeza

¿Denigrar alguien?
Me lavo el espíritu
descascarando arvejas *

El Buda me da
un poco de tiempo.
Yo lavo mi vestimenta *

* Según la práctica budista, las actividades simples
(lavar la ropa, cocinar, remendar), son también
caminos que llegan a la meditación y purificación del alma.

En la gran noche de diciembre
Una cama fría
Es todo lo que tengo

El caballo
se espanta
sobre el tapiz de escarcha blanca

Por todas partes la muerte
y sin embargo el agua
corre por la noche

Al fondo de la neblina
el ruido del agua
y voy a su encuentro


IIDA DAKOTSU (1885-1962)

Dulzor de primavera.
Al final de las cosas
el color del cielo

¡Desaparecer
al fondo de esos barrancos
donde las nubes amontonan!

Un cadáver
y el viento de otoño juguetea
en los orificios de la nariz

Hojas de la Fiesta de los muertos
Tallando la vida
a lo largo del acantilado *

* Según el antiguo calendario lunar, a mediados
de agosto, es otoño. Esta celebración a las almas
de los muertos en medio también, pero de violenta
tempestades.


HARA SEKITEI (1886-1951)

Después del trueno
Las nubes de la noche
Tienen la tez fresca


NAKATSUKA IPPEKIRO (1890-1946)

Sufriendo.
Alrededor de la cama flota
el azul del mar en invierno


HAYASHIBARA RAISEI (1887-1975)

En secreto
la camelia advierte
la presencia del ciruelo


SUGITA HISAJO (1890-1946) *Mujer

De pureza blanca
arquean sus pétalos
los crisantemos de luna

Indómito hototogisu
Pasas haciendo ecos
A tu antojo


AKUTAGAWA RYUNOSUKE (1892-1927)
Célebre cuentista

En el pequeño bosque
un laberinto de ramas.
Medio día profundo

YOSHIDA TOYO (1892-1956)

A la nocturna luna
el grito de la nutria
ofrece peces


MAIZUHARA SHUOSHI (1892-1981)

Ante los crisantemos
mi vida
guarda silencio


TAKANO SUJU (1893-1976)

Por la estela de agua
Flota dormido
Un pato a la deriva

Hormigas grandes.
Sólo el soplo del viento
en los pinos


KURIBAYASHI ISSEKIRO (1894-1961)

Sobre el primer periódico del año
Boquiabierto
Me espera un cañón

Hay los hombres
que baten hierros en el aire
y no sé dónde

Que tranquilo se ve
en la cuadra
el caballo que mató a su jinete


AIOIGAKI KAJIN (1898-1986)

El viento muere.
Las flores silvestres
se visten de duelo


HASHIMOTO TAKAKO (1899-1963) *Mujer

Bajo la viva luna
duermo
con un moribundo

Después de mis lágrimas
La plenitud
De mi soplo blanco

Ráfaga de nieve.
En sus brazos
sofoco


MITSUHASHI TAKAJO (1899-1983) *Mujer

Adiós.
Más allá de la neblina
una niebla más profunda

Sobre un trineo sin luz
A la caída del día
En la llanura nevada


YOKOYAMA HAKKO (1899-1983)

Danzan las mariposas.
Yo converso
con los muertos


SIGLO XX


KAWABATA BOSHA

Pisando el verdor de la estación
Piso
Un cúmulo de nubes

Ante el templo de las Seis Virtudes
Al fondo de las tinieblas
Los gusanos gritan


NAGATA KOI

Una alondra levanta el vuelo.
Mis intestinos
Reaccionan los primeros

Vuela en lo más alto
La gran mariposa
De alas lentas

Viene la muerte.
Ríen en los ciruelos
a carcajadas


HINO SOJO

Mañana del primer día.
En el bracero
unas pocas brazas del año pasado

Quietud
y un carbón haciéndose fuego.
Nada más

Blanco viento del sur.
Detrás de tus orejas
falta un poco de maquillaje *

* Después de la temporada de lluvias el cielo se
aclara y el ´´ viento del sur¨ arrastra nubes blancas.

En el dedo del bebe
se cuelga
un arco iris


AKIMOTO FUJIO

Bajo el impermeable
Empapada por la llovizna
Una silueta de mujer

Distinguido caminar
El de la vaca
Pisando violetas


YAMAGUSHI SEISHI

Marea de primavera.
En todo mi cuerpo
la sirena del barco

El hilo del volantín
se pierde en el cielo
y en el dedo se ve

La luz de la luna
Congelada en el aire
Queda

Ninguna huella en la corriente
donde nadé
con aquella mujer

El espiral de la concha
Poco a poco avanza
El caracol

La flor se marchita
hasta en los ojos
de la manta religiosa


NAKAMURA KUSATAO

Un sol invernal
en el lomo
el caballo carga

En la inmensidad verde
el diente del bebe
aparece*

* La gran naturaleza después de la estación de
lluvias y una vida en “el diente del bebe”.


TOMISAWA KAKIO

Pronto sobre la lámpara
Se lanzarán
Las tinieblas del campo de batalla

Jaula de un leopardo.
Ni una sola gota de agua
en el cielo


KOSHINO TATSUKO

Generoso verdor
En el plato en verano
Mucha verdura

¡Tan blancos
los rostros
que observan el arco iris!


HASHI KANSEKI

Sacan el ataúd.
Un puente
en el paisaje


KATO SHUSON

Ruido de trueno
en el cielo azul.
Brillo de verdad en el hombre

Cuadro de guerra atómica
Escalofrío
Como esos muertos abro la boca

Pasa
sin techo ni tumba.
La gaviota en invierno


HIRAHATA SEITO

Paso a paso
Avanzo
Prisionero bajo la luna


SHINOHARA HOSAKU

Poco a poco
Mis pulmones se tiñen de azul
Cuando viajo por el mar


SUZUKI MASAJO *Mujer

Noche de escarcha.
¿Cómo dormir
si el mar no duerme?


NAKADAI SHUNREI

Silencio de mediodía.
Solamente una tierra calcinada
que trabajan las hormigas


TAKAYA SOSHU

En las manos de la madre
tiemblan las cenizas del héroe.
La línea férrea


KONO NANKEI

Se marchitan
las flores de la maravilla
¡Tan lejos de nuestro mundo!


WATANABE HAKUSEN

Repentinamente la guerra
De pie
Al fondo del corredor

La bandera del sol naciente
La ofrezco
Al océano

Anoche cubrí
mis hijos dormidos
y el ruido del mar


FURUSAWA TAHIO

Cielo de noche infinita.
Rosas, estrellas y camaradas
esperan el mañana


KITAMO TAMIO

En las cocinas del jumbo-jet
Los crujidos
De los hielos que amontonan


KINOSHITA YUJI

En la escarcha de las flores del cerezo
el cuchillo
se empaña de grasa


TOYAMA CHIKAGE

Higos verdes
Desnudos
Al horizonte de un cielo vacío


HORI ASHIO

Una mañana donde la miel se hace fuego
Se transforma en arena
Y todo se descompone

TAKAGI HARUKO *Mujer

¡Ser un oso
invernando
al fondo de su cueva!


NOMIYAMA ASUKA

En la tierra como en el cielo
los cerezos florecen.
Y yo toso


SAWAKI KIN’ICHI

El más grande de los Buda
escucha
el viento otoñal


MORI SUMIO

En el movimiento
De las carpas grandes
Flamean las alturas del otoño


KANEKO TOTA

Pegada
al lomo del lobo.
¡La luciérnaga!

En los dibujos de los niños
Un sol radiante
Al exterior la nieve en borrasca

En el valle
las carpas se estorban
y la noche festeja

Veinte televisores.
En la línea de partida
sólo hay negros

Los empleados de los bancos
Espejean por la mañana
Como calamares

Es mi lago interior.
En la sombra merodea
un tigre negro


UENO YASUSHI

Detrás de la estación de bencina
Hace visos
El brocado de las montañas


NOZAWA SETSUKO *Mujer

Otoño en las montañas.
Tantas estrellas
y tantos lejanos antepasados


TAKASHIMA SHIGERU

Sentada en un columpio
Víctima de la bomba atómica
La niña muerta


MITSUHASHI TOSHIO

Vuelan las ardillas
Así crecen
Las montañas de la noche


IIDA RYUTA

En el collar congelado
Los ojos de mi caballo
Azulan


ISHIDA TOSEI

Aniversario de la bomba atómica.
Yo limpio mi cuerpo desnudo
De una mañana sin heridas

Grullas en los campos
durante la cosecha.
Otoño en el pueblo

UEMURA SENGYO

La soledad
El frío primaveral
Nada más

IIJIMA HARUKO * Mujer

El lirio de la montaña.
Su polen sube
y empapa mis senos


WADA GORO

Mi nombre
ya fue grabado en el viento.
El gran olmo


TAKAYANAGI SHIGENOBU

Rugen
Los tambores de guerra
Hasta machacar
La carne del otoño

Cálmate
Cálmate
Flor de la ira.
Color del lóbulo de la oreja


HATANO SOHA

De regreso del peregrinaje
A las tumbas
Cada cual retorna a su pieza


HAYASHIDA KINEO

Mar deslumbradora.
Un hombre de huesos blanqueados
se levanta


KUBOTA KEIKO *Mujer

Cielo nevado.
Yo no conocí mi padre
en su cincuentena


ABE KAN’ICHI

Todos ahí
Sobre esa llanura
Maquillados de blanco

Abriendo un cajón
Toco
El corazón de una gaviota


KAKIMOTO TAE * Mujer

Un ruido.
Cavan una fosa
detrás de las camelias

Levantando la cortina
del verano que termina.
No veo nada


SAITO UMEKO *Mujer

En mi palma
no hay nada.
Relámpagos en la noche


NAKAGAWA ISAO

Vuelto hacia el veintinueve
El rostro desnudo
Del hombre incandescente


KAWAHARA BIWAO

Lleno
de tinieblas
atrapo luciérnagas

La noche cruje.
Ella se adapta
a la manera de los insectos

Sólo en el desnudo páramo.
Ronca surge
la voz de los muertos

¿Alguien se ahoga de nuevo
en el Rió del Cielo?
Grito


HIROSE NAOTO

Enamorados del cielo del verano
Los Budas
Se reúnen


HARA YUTAKA

A la sombra de las montañas
Suben hacia los hielos
Los peces color del viento


NAGASHIMA YASUKO *Mujer

En el plato de vidrio
el tintineo de las espinas del pescado.
Una familia común


HIRAMATSU YOSHIKO *Mujer

Cortando la paja
Bajo estrellas marchitas
Mi guadaña golpea una tumba


HOSHINAGA FUMIO

En los barrios de los bancos
los navíos de guerra
irradian


SUZUKI AKIRA

Flores de verano.
Un soldado
derretido y caramelizado


FUYUNO NIJI *Mujer

Fiesta de primavera.
Desde el fondo del agua
las plantas me llaman

Ante el mar agitado
la cuerda a saltar
abre un vacío


KIMURA TOSHIO

Eclipse lunar.
Yo lamento
ese haiku que pierdo

En los ojos de hadas
bajaron a la ciudad
el vacío


YOTSUYA RYU

Mi corazón bate
como una bandada
de golondrinas

Amanecer de verano.
La neblina viene
en forma de zapato

Azucenas
erguida en un florero
¡Hermana menor del trueno!


SUMITAKU KENSHIN

El cuerpo quebrado
Aún vivo
Atravieso el verano

Sufro.
El grito de las cigarras
viene de días lejanos

Suspendida en la noche
la bolsa de suero
y la blanca luna

Más y aún más frío.
El teléfono negro
de la noche

Morse por la noche.
El viento
envía un SOS

Quitando la cáscara
Del huevo duro
Mis dedos de enfermo

Este fuego
que me quema.
La voluntad suicida

Mi rostro deformado
lo hundo
en la cubeta