Crónica Literaria

LOS LIMONES AGRIOS DE CHILE

Jorge Arturo Flores

 

Esas fueron las expresiones vertidas por la poetisa chilena Gabriela Mistral, Premio Nobel del Literatura, sobre el gran ensayista de Chile, Benjamín Subercasseaux, prologando su libro "Chile o una Loca Geografía", volumen que acaparó rápidamente las miradas de críticos y lectores y fue, a no dudarlo, un gran éxito literario.
Al mencionar la expresión limones quería decir que los escritores no debieran ser acomodadizos a la realidad social, sino permanentes moscardones con el aguijón presto a hincarlo en la somnolencia colonial, despertando, remeciendo, recordando.
Los limones ayudan mucho, aparte de dar sabor, a provocar una reacción.
Benjamín Subercasseux fue, sin duda alguna, un escritor polémico y de fuste, con una prolífica tarea en las letras chilenas. Rozó la sicoantropología y sus expresiones sobre la idiosincrasia del chileno perduran hasta hoy (ver semblanza del autor en WWW.Escritores.CL).
Pero no solamente Subercasseaux se caracterizó por remecer el ambiente literario de nuestro país hace años, sino hubo también otros autores que, pluma en ristre y provistos de la coraza del inconformismo, atacaron costumbres y situaciones que necesitaban de voces distintas, no tan relajadas ni cómplices.
Por nombrar a algunos, está el caso de Jenaro Prieto, Joaquín Edwards Bello (ver también Semblanza en WWW.Escritores.cl) y en la actualidad Enrique Lafourcade.
Ellos, aparte de la mirada literaria que dejaban deslizar sobre el panorama de las letras contingentes, también se dieron maña para estudiar, desde sus peculiares ópticas, el carácter del chileno medio.
Edwards Bello fue cáustico e irónico a la hora de bosquejar el retrato de nuestros compatriotas. Lo hizo al través de columnas periodísticas, especialmente "La Nación", y tiene una obra que, en su tiempo causó más de un debate: "El Roto".
Jenaro Prieto se refirió en términos sarcásticos sobre cierto segmento de la sociedad chilena, aquella que se ubica en las cumbres. En su libro "El Socio", por ejemplo, retrata el mundo de los que se enriquecen y empobrecen mediante artilugios bursátiles. También en columnas periodísticas dejó estampada su visión ácida sobre las costumbres de los chilenos.
Enrique Lafourcade, que ostenta el récord de tener la novela más leída en Chile, Palomita Blanca, (lo dice "El Mercurio"), récord que se equipara al de Jorge Inostrosa (Adiós al 7º de Línea), es el escritor vivo que captura la atención de los lectores que buscan el sesgo diferente en las letras. Mantiene desde años una crónica en el diario "El Mercurio" y desde allí dispara a diestra y siniestra especialmente contra los que, a su juicio, mediocratizan la literatura. No le hace asco a la actualidad y los gobiernos de turno han sido blancos preferido de sus invectivas, productos de algunas medidas que hirieron su sensibilidad social. Como todo francotirador, provoca los más encendidos comentarios y abundan los detractores a su labor antes que los panegiristas.
Sin embargo, su tarea, al igual que los anteriormente citados, es necesaria.
Son los limones agrios de la Patria, los que ven bajo el alquitrán, los que no se sometieron ni someten a censura ni auto censura. Los que poseen una piel lo suficientemente dura como para recibir los embates de sus enconados enemigos. Los que miran bajo el agua y contemplan las cosas que al mundo pasan inadvertidas.
El periodismo ha sido el vehículo más utilizado por estos caballeros anti censura para viajar por el espacio y sus reflexiones no pasaron nunca inadvertidas para nuestra sociedad.
Que a veces resultan desagradables, aceptado. Que provocan urticaria. Así es. Que los mueve la búsqueda frenética de la fama y buscan convertirse en centro de atracción permanente. Puede ser. Pero sin duda alguna colaboran en despejar el bosque de los ramajes que impiden caminar en forma cómoda, airean los espacios densos, son necesarios para despabilarse frente a la modorra actual, que evita los debates y prefiere la facilidad; resultan a todas luces imprescindibles en la marcha de las letras, puesto que de los contrario, ésta puede correr el riesgo de convertirse en una masa amorfa, sin gracia, desprovista de realidad, ajena a los intereses de los lectores.
Los escritores "polémicos" (*), por colocarles un cartel, han sido puntos obligados en la evolución de la literatura.
Los nombrados, en alguna forma, ayudaron al progreso de la nuestra.


(*) En estas materias han existido muchos más, específicamente en la literatura chilena. No olvidamos la guerrilla literaria de Neruda, de Rokha y Huidobro. Tampoco las polémicas en que se vio envuelto Alone contra Préndez Saldías, Mariano Latorre, Manuel Vega y el mismo Benjamín Subercasseaux. Eran otros tiempos sin duda.