EL MERCURIO

 

PREMIO NACIONAL DE LITERATURA:

Volodia Teitelboim: "Más vale tarde que nunca"

 

Carolina Andonie Dracos

 

Nadie esperó que un galardón tan discutido fuera dirimido tan rápidamente. En media hora, los integrantes del jurado - presidido por la Ministra de Educación- llegaron a un acuerdo unánime: Volodia Teitelboim debía llevarse el Premio Nacional de Literatura 2002, consistente en 12 millones 700 mil pesos de una vez y una pensión vitalicia de 20 UTM (573.000 pesos).

 

Cuando se inició la sesión, Mariana Aylwin manifestó lo nerviosa que estaba. No era para menos, ya que ésta es la última vez que se otorga la condecoración en narrativa durante el gobierno de Ricardos Lagos. Por lo tanto, había que echar por tierra todo tipo de rumores, como que vencería Isabel Allende porque es lo único que ha leído la Ministra; o Antonio Skármeta, debido a su amistad con Raúl Zurita, el polémico ganador de la versión anterior e integrante del jurado, quien sólo se limitó a decir: "Te lo juro que no gasto en ese tipo de cosas ni un gramo de aire".

 

Otro votante que estaba en el banquillo de los acusados era Luis Riveros, rector de la Universidad de Chile, por no delegar su lugar a un especialista en el tema. Sin embargo, su adhesión a Teitelboim data de 1998, cuando votó por el ícono del Partido Comunista. Éste empató esa vez con Guillermo Blanco, por lo que el problema se solucionó escogiendo a Alfonso Calderón.

 

En este sentido, Alfredo Matus, director de la Academia Chilena de la Lengua, y Marcela Prado, profesora de la Universidad de Playa Ancha, en representación del Consejo de Rectores, no hiceron más que seguir pasivamente los pasos de sus "atormentados" compañeros de jurado.

 

Teitelboim fue llamado de inmediato. El autor se encontraba en su casa junto a su hijo Claudio (Premio Nacional de Ciencias Exactas 1995) y dos nietos, además de su secretaria y los directivos de editorial LOM.

 

"Más vale tarde que nunca, pero nunca es tarde si la dicha es buena y es bastante buena", señaló el escritor y político una vez instalado en una sala del gabinete ministerial.

 

"Tuvimos dudas, aunque con nadie en particular. El estar hasta el jueves en Valdivia le dio más suspenso al asunto. Hoy no pienso descansar y creo que mi padre tampoco. Ahora iremos a su casa y después seguiremos con la fiesta (la que se realizó ayer, a las 20:00 horas, en la librería del sello en Estación Mapocho)", añadió su hijo.

 

Trayectoria y humanismo

 

Luego de Isabel Allende, Volodia Teitelboim fue uno de los primeros postulados oficialmente (biografía, actividades actuales, distinciones y publicaciones). Considerado como uno de los autores más relevantes de las letras chilenas y americanas del siglo XX, el literato fue distinguido "por el conocimiento de su larga trayectoria de escritor en distintos géneros: poeta, ensayista, biógrafo, periodista y novelista. Por un excelente manejo del idioma y también por su profundo humanismo identificado con la historia y el pueblo chileno", dijo Mariana Aylwin.

 

Entre tanta algarabía, Teitelboim aprovechó de decir un par de cosas: "Me alegro que estén aquí la Ministra de Educación y el rector de la Universidad de Chile para se produzca un vuelco, porque la cultura ha sido como una especie de flor en el ojal: nos la ponemos sólo en días de fiesta. Y esto tiene relación con el libro que debe ser más barato, al alcance del pueblo".

 

A esa altura, la Ministra volvió a sentir nervios, los que disimuló diciendo, entre sonrisas y tomándolo del brazo, "está pasando hartos avisos". Pero el literato no se dio por aludido: "... al alcance de los estudiantes, de los que no tienen plata. El premio nació hace seis décadas como un premio anual, ahora es bianual y se ha introducido una especie de tendencia que no está contemplada en la ley: cada cuatro años los poetas, y cada cuatro, los prosistas. Esto no está de acuerdo con el carácter literario del país, sobrepremiado mundialmente (dos Nobel). Es importante que la literatura tenga el estímulo necesario. Me vinculo mucho con la juventud y nunca se ha escrito tanta poesía en Chile como ahora. Este premio se lo dedico a quienes tienen la esperanza de que este país recuperará totalmente la democracia y que habrá cabida para todos".

 

Se dijo antes de

 

Armando Uribe: "Volodia tiene una obra que ha durado desde los años 30 hasta ahora. O sea, más de 60 años de creación literaria".

 

"Él cumple con lo que se propuso ser el premio desde sus comienzos, que es el reconocimiento a toda una vida entregada a la literatura con calidad. Muchos de los libros de Teitelboim tienen importancia real" (La Nación, 18 de agosto).

 

Hermógenes Pérez de Arce: "Y no olvidar que también debemos financiar un nuevo Premio Nacional de Literatura. La izquierda no tiene resuelto a cuál de sus escritores se lo dará este año. Lo disputan Volodia Teitelboim e Isabel Allende. Son varios millones al contado y una sustanciosa pensión vitalicia. Los contribuyentes preferimos, naturalmente, a Volodia, pues tiene más edad y, por tanto, nos va a salir más barato. Una razón tan válida como cualquiera de las otras que la izquierda esgrime para adjudicar el premio a uno de los suyos" (Artículo "Felices de pagar", El Mercurio, 14 de agosto).

 

Isabel Allende: "Creo que Volodia es un portento intelectual y un gran escritor, que merece éste y muchos otros premios" (Revista Caras, 14 de junio).

 

Roberto Bolaño: "Como esto parece ser una especie de elección en medio de una tribu de caníbales, hay que escoger el menos malo, por ello me quedo con Isabel Allende antes que con Volodia Teitelboim. ¿Qué obra de este último tiene un cierto valor literario? Más bien, con su actitud dogmática, ha sido un genio - hablo del Volodia joven- de la antología famosa, pero claro, no vas a estar toda tu vida con una obra que hiciste a los 20" (El Mercurio, 10 de agosto).

 

Cuánto vende el ganador

 

Su extensa producción se compone, entre otros títulos, de su "Antología de la poesía chilena nueva" (junto a Eduardo Anguita, 1935), las novelas "Hijo del salitre" (1957) y "La semilla en la arena. Pisagua" (1957), el ensayo "Hombre y hombre" (1969), las crónicas "Voy a vivirme. Variaciones y complementos nerudianos" (1998) y los dos tomos de "Noches de radio" (2001), las biografías "Neruda" (1984), "Gabriela Mistral, pública y secreta" (1991), "Huidobro, la marcha infinita" (1993), "Los dos Borges" (1996) y sus memorias "Un muchacho del siglo XX. Antes del olvido" (1997) y "Un hombre de edad media. Antes del olvido II" (1999), a las que se sumaría el próximo año "Un viejo del siglo XXI".

 

Sus obras, distinguidas, entre otros, con el Premio Municipal de Santiago, el Altazor, el de la Academia y el del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, tienen una gran acogida en librerías:

 

José Miguel Carrera: "Aquí lo consideran una venta tradicional, porque es un autor siempre requerido. 'Muchacho del siglo XX' marcó la pauta; desde allí siempre están saliendo libros de él, especialmente las crónicas personales, porque son más entretenidas".

 

Quimera: "Siempre se piden los libros de Teitelboim, su venta es constante. Cada vez que saca un título ocupa los primeros lugares durante las primeras semanas, incluso, hasta el mes. Las biografías de Mistral y Neruda, reediciones como 'Hijos del salitre' y 'Pisagua' se venden menos. El tipo de comprador es general, no tiene una edad ni sexo determinado".

 

Feria Chilena del Libro: "Tanto 'Los hijos del salitre' como las biografías y crónicas se venden mucho. Aquí hay de todo: títulos de distintas editoriales o reediciones de libros antiguos, pero lo que más se llevan son las memorias. Es constante, sobre todo para adultos y adultos mayores".