LA TERCERA
Se privilegió la
trayectoria del autor de hijo del salitre
Volodia Teitelboim
recibió el Premio Nacional de Literatura
En una de las
resoluciones más rápidas del último tiempo, el jurado presidido por la ministra
Mariana Aylwin optó por reconocer la larga vida dedicada a las letras y la
actividad pública del biógrafo de Neruda, en lugar de resaltar el prestigio
internacional y las ventas millonarias de Isabel Allende.
Cuarenta y cinco
minutos demoró el jurado en resolver el nombre del ganador del Premio Nacional
de Literatura 2002. En tres cuartos de hora los cinco miembros lograron
dilucidar un tema que ha sido motivo de discusión pública durante meses y en el
cual intervinieron escritores, críticos y lectores, con los más diversos
argumentos. A las 15.45, la decisión estaba tomada: Volodia Teitelboim.
El fallo leído por la
ministra Mariana Aylwin reconoce "su larga trayectoria de escritor en
distintos géneros -poeta, ensayista, biógrafo, periodista y novelista- con un
excelente manejo del idioma"; además, "su profundo humanismo
identificado con la historia, la cultura y el pueblo chileno".
Esas palabras le
agradaron a Teitelboim, que llegó a las oficinas del ministerio escoltado por
su hijo Claudio, Premio Nacional de Ciencias, por dos nietos y por Silvia
Aguilera y Pablo Slachevsky, editores del sello Lom, quienes organizaron una
celebración por la tarde en la librería de la Estación Mapocho.
"Agradezco que se
indique que mi obra está dedicada al pueblo de Chile. Esa ha sido mi
motivación", comentó, flanqueado por la ministra, por el rector Luis
Riveros, que lucía una indisimulada sonrisa; Raúl Zurita, que no sonreía; por
el presidente de la Academia Chilena de la Lengua, Alfredo Matus, y la
académica Marcela Prado, de la Universidad de Playa Ancha.
De esta forma,
Teitelboim logró un galardón -12 millones de pesos y una pensión vitalicia de
20 UTM- que persiguió durante los últimos cuatro años. En 1998, su candidatura
empató con la de Guillermo Blanco y los honores recayeron en un tercero,
Alfonso Calderón. En 2000, el triunfador fue Zurita.
"Conozco la
decepción -recordó-, pero nunca me paralizó. Para mí lo más importante era
cumplir con el deber y la labor literaria". Pese a la rapidez con que se
etregó el resultado, el nombre de Teitelboim no fue el primero que salió a la
mesa. Los jurados discutieron otros candidatos, pero no quisieron entregar
detalles de su debate.
Descendiente de
inmigrantes ucranianos, la trayectoria de Teitelboim está marcada en sus
inicios por la poesía. Fue discípulo de Vicente Huidobro y, como tal, realizó
la polémica Antología de Poesía Chilena Nueva, en la que excluyó a Gabriela
Mistral. Pero luego, junto con alinearse en el Partido Comunista, se acercó a
Neruda, con quien estableció una alianza personal y política.
La política se
convirtió entonces en su carrera oficial. Fue diputado por Valparaíso, senador
por Santiago y secretario general del PC(1989-1994). Vivió la clandestinidad
durante el gobierno de González Videla y el exilio tras el golpe militar.
"La política era
mi mujer legítima y la literatura, mi amante", rememoró. "La verdad
es que la amante me rondaba por las noches, pidiéndome cuentas. Pero el
abandono nunca fue total", dijo. Así, escribió las novelas Hijo del
Salitre y Pisagua, identificadas con la corriente del realismo social. Hacia
fines de los años '80, retomó con intensidad la literatura y dio forma a
biografías de Neruda, Gabiela Mistral y Huidobro, e inició su trilogía
autobiográfica Un Muchacho del Siglo XX.
Teitelboim sostuvo que
el debate previo a a la concesión fue beneficioso. "Se ha producido un
despertar del interés por la literatura canalizado por la discusión del
premio". En su opinión, es el momento de que el galardón vuelva a ser
anual, como ocurrió entre 1942 y 1972, y que la Sociedad de Escritores sea
representada en el jurado.
Con su conocida
oratoria, dedicó el premio a quienes ansían una democracia plena, justicia real
y un mundo sin intolerancia. "Que el mercado no sea el templo al que hay
que adorar, sino que el centro sea el ser humano", proclamó.
Volodia por Volodia
"En realidad, yo
nunca dejé de escribir. Pero en los últimos años, la literatura ya no fue la
amante arrinconada: ahora ella tiene más tiempo que la política, que tampoco
está abandonada." 2 de septiembre de 1997.
"No acepté jamás
escribir una literatura panfletaria. Podía ser panfletario al momento de
escribir un artículo para el periódico, pero nunca al escribir un poema,
tampoco una novela." 2 de septiembre de 1997.
"Yo soy un hombre
pobre, que tiene la ventaja de haber sido siempre pobre y nunca se ha rendido a
la necesidad de ganar más plata. Yo no sé ganar más plata." 21 de junio
del 2002.
"Un escritor no
debe hacer lobby para ganar el Premio Nacional, no se puede ni se debe hacer
ningún lobby, ninguno, lo cual no quiere decir que no se haga
lamentablemente." 21 de junio del 2002.
"En el best
seller hay de todo, hay libros grandes, muy buenos. Gabriel García Márquez es
un best seller, Mario Vargas Llosa, Pablo Neruda también." 21 de junio de
2002.
"Yo era un
muchacho que crecí en Curicó... Recuedo a un caballero a quien veíamos desfilar
pomposamente y quien se suponía que era el dueño de Curicó, el senador Ladislao
Errázuriz, abuelo del Fra-Fra, un hombre muy arrogante, con un bigote
retorcido, así, un patrón de fundo, se paseaba por la calle como si fuese el
dueño de todo y a su lado yo veía a la gente pobre mojándos por la lluvia"
21 de junio del 2002.
"Cuando pequeño
era un romántico casi hasta la ridiculez. Debo haber tenido unos diez años
cuando me enamoré perdidamente de una condiscípula dos o tres años mayor, que
se sentaba en la primera fila y a la que, desde la fila de atrás, yo no le
despegaba el ojo, pero sin atreverme a dirigirle la palabra, de puro tímido. Me
inventaba diálogos con ella, y pensé que algún día nos casaríamos". 27 ade
abril del 2001 "Cuando mi padre me eximió de la clase de religión en el
colegio, mis condiscípulos decían que me iba a ir al infierno, lo que me
llenaba de pesadillas nocturnas. Me soñaba niño asado en las parrillas de
Lucifer" 27 de abril del 2001 "Gladys Marín será reconocida en todo
su valor dentro de algunos años. Sería un personaje ideal para que Vargas Llosa
haga una novela sobre ella." 27 de abril de 2001.
Juicios cruzados
Jorge Edwards:
"Yo ya había pronosticado este premio. Creo que las razones más poderosas
para dárselo son su avanzada edad y el escribir cuatro biografías bastante
interesantes. Además, su trayectoria lo avala y eso ya es suficiente".
Roberto Ampuero:
"Mi candidata era Isabel Allende, pero respeto esta decisión. Creo en
primer lugar que Volodia Teitelboim es un destacado dirigente comunista
chileno, en segundo término era el que más lo necesitaba económicamente, en
tercer lugar es autor de unas biografías excelentes, en cuarto término es un
perfecto desconocido fuera de Chile y en quinto lugar lo felicito".
Gonzalo Rojas:
"Es un premio hiperválido y estrictamente merecido. Sin olvidarme de su
condición de narrador, me parece que es un gran crítico y memorialista, el
mejor que ha tenido Chile desde Vicente Pérez Rosales".
Pablo Huneeus:
"Es una vergüenza no premiar a la principal figura literaria mundial de
nuestro pueblo, Isabel Allende. Queda demostrado que es el premio al mafiosismo
político. Detrás de esto está el PC, editorial Lom, toda una máquina política y
cultural. No se ha premiado a un escritor; se ha premiado al secretario
general, al patriarca del PC chileno. Teitelboim es una figura política; sus
libros son una lata y son del nivel de la enciclopedia Salvat".
Armando Uribe:
"Volodia Teitelboim merece el Premio Nacional como los autores de antes
del '73 también lo merecieron".
Gonzalo Contreras:
"Las biografías de Huidobro y la Mistral, además de sus memorias, son
obras interesantes, que contribuyen a nuestra cultura. Creo que en general su
obra va a trascender más que ciertas novelas mencionadas como hitos para darle
el premio a otras personas".
Diamela Eltit:
"Me parece bien que se lo hayan dado a Volodia. Pero lo importante es cómo
el premio se ha transformado en un instrumento de maltrato de unos a
otros".
Germán Marín: "El
premio ha sido dado a alguien que como poeta, al inicio de su trayectoria fue
una nulidad, a un novelista que jamás pudo sacarse de encima la maldición del
realismo socialista, a un biógrafo que tuvo el descaro de perpetrar cierto
libro sobro Borges, a un memorialista que no ha hecho más que crónicas. Y, por
último, a un político que jamás ha dado la cara por el estalinismo que junto
con aceptar, practicó bajo el llamado 'centralismo democrático', y por su
silencio ante el fracaso de la incomparable, entonces, Unión Soviética, 'patria
de los trabajadores del mundo'. En fin, se ha premiado un rezago
treintaiochista, turulato políticamente, autor de unas novelas petrificadas y
de unas memorias olvidadizas".
Isabel Allende, la gran perdedora
La escritora más
conocida de Chile en el extranjero aparece como la gran desplazada en esta
entrega del Premio Nacional de Literatura. Así lo señaló la agencia Reuters en
uno de sus despachos. "Chile niega premio literario a popular escritora
Isabel Allende", informó.
Las novelas de Isabel
Allende han vendido más de 35 millones de copias en todo el mundo, han sido
traducidas a 27 idiomas y ha recibido numerosos reconocimientos
internacionales. Por el contrario, la obra de Volodia Teitelboim es poco
conocida fuera de Chile.
Otros escritores se
niegan a aceptar que su indiscutible éxito de ventas sea el fruto de una
escritura de real calidad. "Puesto a escoger entre el sartén y el fuego,
escojo a Isabel Allende", señaló irónicamente esta semana en una columna
el escritor Roberto Bolaño, ganador del premio Rómulo Gallegos en 1999.
"Es decir: la literatura de Allende es mala, pero está viva. Es anémica,
como muchos latinoamericanos, pero está viva", afirmó Bolaño.
Pese a estar lejos de
Chile, Allende no se mantuvo al margen de la polémica ni se quedó callada ante
los improperios recibidos: su defensa fue la de que sus acérrimos enemigos no
son más que una tropa de "envidiosos" y "machistas".
"A pesar de medio
siglo de feminismo, todavía el mundo es manejado por hombres que se apoyan
mutuamente, se tapan los pecadillos y los pecados mayores, se reparten el poder
y se inflan el ego unos a otros", declaró en una entrevista.
En medio de la
disputa, se recordó el caso de la poeta Gabriela Mistral, quien recibió el
Premio Nacional de Literatura en 1951, seis años después de haber sido
galardonada con el Nobel.
Los defensores de
Allende argumentan que en su tiempo Gabriela Mistral también fue vilipendiada
por sus pares y, de hecho, desarrolló toda su carrera literaria fuera del país.