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INTRODUCCION


Esta no es una gran historia, solo, es la relación de acontecimientos que han ocurrido en la vida de una persona a lo largo de los años o que se guardan en la memoria que ya comienza a extinguirse pero que a fuerza de recordarlos, se mantienen frescos como si hubieran ocurrido solo ayer. Los sitios geográficos en los que se han desarrollados los principales acontecimientos básicos son solo cuatro, TIERRA AMARILLA, COPIAPÓ, SAN ANTONIO, pequeño pueblito, situado a 60 o 70 km. al este de la principal ciudad de la provincia de Atacama, actualmente, tercera región y finalmente, la ciudad de Santiago, capital de la República.
Mis padres, FRANCISCO A. CERDA MELÉNDEZ y MATILDE PINTO MUÑOZ nacieron y se criaron en Tierra Amarilla y deben haber contraído matrimonio poco después del año 1910. Mi padre era agricultor, colaboraba en la administración de fundos o haciendas como se les llamaba a los grandes predios agrícolas y mi madre había estudiado para profesora de escuela básica, seguramente en la ciudad de Copiapó. Lo cierto es que a la Sra. Matilde la destinaron a prestar servicios a la escuela del pueblo de San Antonio y mi padre comenzó a trabajar en la hacienda La Capilla en el mismo pueblo. El pueblo de San Antonio es el último pueblito situado en la zona más oriental del valle de Copiapó cerca de la cordillera donde existían algunos predios agrícolas como Gollorías, Amolanas Juntas y por ahí existe un tranque para almacenar agua que construyeron más o menos en el año 1930, y le pusieron por nombre Lautaro.-
San Antonio es un poblado situado entre dos cadenas de cerros, prácticamente a orillas del camino que conduce hacia lo más alto de la cordillera. Está como a 60 kilómetros de Copiapó. Hubo un tiempo en que el tren llegaba hasta San Antonio lugar donde existía hasta cuando comienza esta historia, un edificio ruinoso que era la estación.

Es en este pequeño pueblito donde vivían gran parte de sus vidas mis padres y luego los dos niños que ellos criaron, cuidaron y educaron con gran dedicación y cariño, especialmente nuestra querida e inolvidable madre.