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(fragmento del libro)

4. EL COMIENZO DE MI APRENDIZAJE


Partí escribiendo este libro cuando no caminaba casi nada, incluso 50 pasos en las barras paralelas eran toda una odisea. Acostarme o levantarme de mi cama era cada vez más difícil e inalcanzable, mis tres hombrecitos, esos a quienes nombré en mi dedicatoria en este libro, aprendieron que parte de sus tareas diarias, tenían ahora otra función nueva, ayudarme a entrar o salir de la cama, del auto y de cualquier lugar.
Alzarme en muchas ocasiones, pues la espasticidad hace que las piernas queden completamente tiesas, es algo así como intentar transportar un tronco de un árbol, largo, tieso, para nada flexible y en mi caso
afortunadamente no muy pesado (43 kilos).
Tareas como cortarse las uñas o abrir un cartón de leche con una tijera eran casi utópicas para mí.
Mis pies tenían una coloración morada lo que indicaba además un problema circulatorio serio, los dedos de mis manos se congelaban con frecuencia, pasando de rosados, a blancos y luego a morados, como si hubiera escalado el Everest, este fenómeno me producía mucho dolor y después de calentarlos por un rato volvían a la normalidad, me había convertido en una especie de iguana mutante o para decirlo en un término más divertido, “estaba ligeramente frita”.
Algo no estaba haciendo del todo bien y por más que estaba decidida a averiguarlo, no encontraba todas las respuestas.
Al mismo tiempo, y como consecuencia de la Esclerosis Múltiple, perdía todas mis energías a medida que avanzaba la tarde, tanto así que después de las cinco, era casi imposible que hiciera cualquier tarea. A veces lo único que me quedaba era recostarme por un rato para cargar baterías.
Tenía la firme convicción, que lo que me faltaba era un cambio en mi alimentación, pero no tenía del todo claro ¿qué? o mejor aun ¿por qué? Pero por otro lado, estaba segura que mi mente iba a ser la única indicada para lograr que todo este mecanismo de auto salvación que estaba preparando funcionara y pudiera frenar del todo la progresión y revertir mi enfermedad.
Así que partí por el principio, estudiando a Rocine.