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extracto del libro
CAPITULO 1

Ganimedes Duarte y sus acompañantes no eran los únicos en la azotea del edificio esa noche, la cual estaba completamente gélida, y sobre la que el porte de los goterones de lluvia que caían sobre las tejas, creaban
un ensordecedor ruido. Ante ellos se encontraba Luska, alguien a quien Duarte había esperado enfrentar hacia largo tiempo. “Todo llega al que espera” dicen, y la espera para él, había llegado a su fin.
Nara y Jean comenzaron a pasearse detrás de Ganimedes mientras Luska los miraba a lo lejos esbozando una maliciosa sonrisa que acompañó con palabras que Duarte y los suyos, no lograban oír debido al ruido que emitía la lluvia. Luego de eso, fue cuando Luska dió dio un paso adelante y en seguida sin siquiera pensarlo, Ganimedes sacó su hoja y la puso frente a sí mismo para recibir el casi invisible golpe que le estaba asestando su adversario.
Luska se dio una media vuelta tratando de golpear a Duarte con su gran espada, pero este volvió a bloquearlo y la vez dio un golpe de revés que falló en su objetivo; el que dio un giro sobre sí mismo y hacia abajo directo a dar un corte en los pies de su oponente el quien saltó sobre él y le dio paso rápidamente a Jean, que se abalanzó sobre Luska con dos enormes cuchillos, uno en cada mano.
Luska se echó hacia atrás y abajo, hacia el piso, para eludir el golpe y luego, usando el impulso de sus pies lanzó lejos a Jean y volvió a incorporarse, para enseguida agacharse y evitar el corte que le daba por la espalda Nara, la otra acompañante de Ganimedes.
Una lucha de tres contra uno es bastante desigual, pero cuando ese uno supera en agilidad a los tres atacantes, la carga en grupo puede volverse en su contra. El trio intentaba coordinar su ataque, pero era muy difícil. Mientras uno comenzaba, veía como el que le antecedía era aturdido o salía despedido por un golpe de Luska, pero lo intentaban otra vez.
Y otra vez.
Y otra vez.
-Es demasiado rápido –le dijo jadeante Nara a Ganimedes.
-Solo debemos buscar la oportunidad –le respondió este.
-¿De qué oportunidad me habla?, somos tres atacando al mismo tiempo, pareciera que baila mientras evita nuestros ataques…
Ganimedes no terminó de escucharla y volvió a la carga.