LA PREDICCIÓN
Leopoldo soñó que, en la búsqueda de una nueva vivienda, visitaba la casa modelo de una lujosa colonia residencial y que la persona que lo atendió, le dijo:
-Bien venido, lo estábamos esperando. Esta casa es para usted y lo mejor, que es gratis. Quítese los zapatos y pase a conocerla.
Dejó el calzado en la puerta y entró feliz por su buena suerte.
-Sólo hay una condición –le indicó el anfitrión-, que la tiene que amueblar, pero todo, absolutamente todo, tiene que ser nuevo. No aceptamos nada usado.
Leopoldo preocupado, se preguntaba «¿de dónde voy a sacar dinero para amueblarla?» Pero en ese momento despertó y se dio cuenta que se trataba tan sólo de un fantasía onírica.
El sueño lo dejó de buen humor y le parecía el presagio de algún feliz acontecimiento así que, para salir de dudas, decidió consultar al afamado nigromante del barrio para que le ofreciera su interpretación.
—Y, ¿cómo dice usted que era la casa?
—Pues, era hermosa, amplia y de una blancura angelical.
—Mal presagio, don Leopoldo. ¿Ha visto los ataúdes?
—...
—Son blancos por dentro, de reluciente seda y los difuntos van descalzos.
Leopoldo salió preocupado de la consulta y para recobrar su habitual optimismo, decidió no creer en las patrañas de adivinos estafadores.
A los pocos días, el incrédulo, sin que le costara nada, estrenó un hermoso y blanco mausoleo y su hermano heredó un par de zapatos casi nuevos.
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