LA TOP MODEL
Mientras que el público que asiste al glamoroso desfile de modas, aplaude emocionado, ante el paso de cada modelo; Cecilio, encerrado dentro de la cárcel de sus pensamientos, no disfruta del espectáculo y apenas si les regala unas míserasmigajas de su atención.
«Perra suerte la mía —se lamenta—, no hay manera de salir de pobre».
«Sorteos van y sorteos vienen y no hay modo que me saque la lotería. Quizás porque nunca participo. Pero esa no es excusa, la suerte se manifiesta encontrándose botado el número y luego que salga premiado».
El espectáculo se acerca a su punto preponderante.
«A pie; toda la vida a pie, mientras otros tienen hasta dos o más carros».
«Sin traida, ni trabajo, sin gato que me arañe, ni perro que me ladre».
—Y ahora con ustedes —anuncia el maestro de ceremonias—, nuestra invitada de honor. La bella, la sensual, la inigualable Claudia Schiffer, reina y señora de todas la pasarelas del mundo.
Aplausos, silbidos y expectación de parte de los emocionados espectadores. Mientras Cecilio pareciera ser inmune a la algarabía del momento.
«Feo, tímido, mal vestido y de ajuste miedoso».
«¡Vida más miserable! Sería mejor morir».
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