Un
niño trata de encontrar en la calle una explicación para
la muerte de su madre. Un exitoso comerciante viaja en busca de un amigo
de juventud al cual no se atreve a mirar a la cara. En un tacho de basura
un mendigo descubrirá la verdad y será salvado por los ángeles
en medio de un callejón sin salida. Otro niño, de rostro
deforme, desea hacer amigos y se persuade que existe una amargura imposible
de borrar con pasteles. Estos son algunos de los relatos que forman parte
de un sentimiento infantil, un libro en el cual hay mucho de lo que se
llama comúnmente "el problema del hombre". Ninguno de
los personajes sabe lo que quiere, y si lo saben, al final, su saber se
torna disperso e incierto; y a lo que más lograrán aproximarse
en su lucha, es a un pensamiento que dista cerca de llorar.
Con una mezcla de narrativa y poesía, que no por
disímiles y deshabitúales resultan deslumbrantes, Alejandro
Niklitschek lleva estos relatos a niveles y ámbitos realmente profundos
e inquietantes del ser humano.