Era un riesgo. Ellos lo sabían.
Amarse puede llegar a costar caro.
Pero las hormonas rara vez hacen
concesiones.
Por lo que continuaron decididos.
En el motel se maltrataron, se mordieron, se escupieron y hasta
se refregaron
el uno contra el otro sobre la cama o el suelo.
Después volvieron cada
uno a sus respectivos domicilios,
sin saber lo que les esperaba.
A él le pusieron un revólver
en la sien.
A ella la abandonaron con los
niños.
Y a Cupido le cortaron los testículos...
por inconsciente.