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CAMINO DE NIÑA
Cecilia Pérez
En algo así como un abrir y cerrar de ojos, como ver volar una mosca en un par de segundos, o lo que se asemeje a un breve momento..., después de saber su nombre, de continuar el camino juntos desde la salida del colegio hasta el paradero de la micro, donde le oí decirme que soy bonita, que le caigo bien. Y yo seguía caminando sin poder quitar de mi cara la tonta sonrisa, la mueca ridícula que no dejaba continuar el diálogo. Y en la espera de la micro él seguía hablando, de sus planes, de sus amigos, pero yo atontada, me perdía en sueños de fantasía, donde el seductor me tomaba de la mano y corríamos por jardines con flores y cascadas de agua. La bocina de los autos me volvía a la escena real; él clavaba sus ojos en mi cuerpo, que a pesar del uniforme escolar, ya insinuaba pubertades.
No esperamos la micro, seguimos caminando, de la mano ahora; él se aflojó la corbata y yo respiré profundo..
No recuerdo bien si me lo insinuó o lo entendimos, pero esa tarde perdida, cuando aún era yo la niña de la escuela y él un oficinista gris y desolado, cuando los sueños de juventudes y proyectos de viajeros flotaban todavía alegres sobre mi cabeza, dejé de ser la niña, la indolente, la ingenua, y soy ahora tu madre, todo eso niña mía, en algo así como un abrir y cerrar de ojos.
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